𝐘𝐀𝐍𝐆 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐘 (𝕚) ; 10

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Ya eran las ocho menos un cuarto de la noche

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Ya eran las ocho menos un cuarto de la noche. Yuna estaba en un intermedio de ir demasiado temprano para la ocasión o llegar muy tarde para encontrarse con la adolescencia pura: o al menos, la adolescencia que ella pensaba. Nunca había subido de nivel asistiendo a fiestas con más gente desconocida, así que su percepción se basaba en las series irreales de Netflix.
Con su celular apagado para evitar que la ansiedad la distrajera, lo guardó en su pequeña cartera (con objetos primordiales para ella en caso de emergencia) y se miró por última vez en el espejo, ahora con la máscara en mano.

Qué linda estaba esa noche. Eso la hizo sonreír inconscientemente. Escuchó el timbre de su hogar y supo que ya era hora. Salió como bala de su habitación tras apagar las luces, recoger sus cosas y vio a su madre en pantuflas, decidida a abrir la puerta, por lo que apresuró más su paso.

— ¡Yo abro, mami! ¡Es Jake, seguro! ¡No llegaré tarde, te amo! —vociferó.
Cerró la puerta tras suyo, y con el aire faltandole, se encontró con la preciosa vista de su mejor amigo.

— May I wish you a good night, my lady? —dijo Jake con su acento australiano.

— Apenas empieza, my lord.

Jake tomó la mano de Yuna para depositar un beso en el dorsal, pero fueron interrumpidos por la bocina del auto dónde estaban sus amigos.

— ¡No quiero llegar después del pedo,  ustedes! —gritó Sunoo, siendo apoyado por Chaewon y Chaeryeong.

Una vez en el auto, los chicos reían y gozaban de la música pop de la radio. Jake estaba atento al GPS para llegar a la casa del ya famoso Jungwon, sin embargo, compartía risas y chistes con sus pasajeros. El viaje no se sintió tan largo, y algo dentro de Yuna quiso que se extendiera más. Si era sincera con ella misma, aún no se sentía preparada para asistir a algo así. 

Lo que logró sacarla de sus pensamientos fueron las luces resplandecientes que provenían de una casa. Miró por la ventana del auto y se sorprendió: ¡vaya casa que tenía el chamaquito! Iluminada por los bombillos del patio, dos pisos y una azotea con perfecta vista a la luna, arbustos y vegetación que eran el toque perfecto para terminar de refinar la vista... Todo de televisión.

— Ponganse las máscaras, mis chicos —dijo Chaewon—, que llegó la fiesta al hogar.

Todos obedecieron y se colocaron los antifaces, se miraron entre sí y asintieron con la cabeza: solo entre ellos se iban a reconocer, allá afuera era todo nuevo. Salieron del carro y con pasos lentos admiraron la casa, su alrededor (con gente llegando ahora, celebrando desde afuera, y la puerta recibiendo los invitados) y escuchaban la música de ahí. 

Drunk-Dazed - Enhypen

Se tomaron de las manos para darse un fuerte apretón y entraron casi corriendo a la entrada. El guardaespaldas, tan alto como una torre, con su mano grande les abrió la puerta y las vibraciones de la canción ya golpeaban la cara de los chicos. Las luces, aún más intensas, se revelaron en tonos de rojo y morado que iban y venían, besando varias veces la piel de los que ya entraban. El olor del ambiente era una mezcla de todo un poco: bebidas, sudor, muebles nuevos, ambientador seguramente caro. Como la canción aún no daba ese ambiente para bailar, habían grupos conversando, otros sintiendo la música en sus cuerpos, jugando, pidiendo bebidas...

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⏰ Última actualización: Apr 24, 2022 ⏰

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