Epilogo Sad

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                                                                              Not a happy ending.

Estaban a la orilla del río... lamentablemente las palabras del ultimátum que le había dado no habían tenido el efecto que en el fondo de su corazón esperaba.

Pero no sé retractaba.

Si su tío no estaba dispuesto a llevarla sin estarse cuestionando su decisión y el tema de su felicidad todo el tiempo.

Prefería quedarse con su familia que sabía que a pesar de lo disfuncional y juiciosa que podía llegar a ser.

Había personas que realmente la amaban, Antonio como mejor ejemplo y claramente su hijo.

Aunque eran toques tan dolorosos por qué sabía y sentía que seguramente serían los últimos que recibiría de él estaban abrazados.

Le volvió a asegurar que no se arrepiente de haberse vuelto a entregar a él.

Y que así como ambos conservaron este amor por tanto tiempo, sabía que siempre estaría resguardado en el corazón de ambos, a pesar de la distancia, tiempo y todo.

Le agradeció, por su hijo aunque no era un regalo planeado, fue lo mejor que él le pudo dejar... una prueba viviente del amor que se tenían.

A pesar de esas palabras y declaraciones, Bruno no evitó dar un último intento para que Mirabel se planteara al menos la posibilidad... aunque temió hacerla sentir ofendida.

—Aún eres tan bella Mirabel, ve y encuentra a alguien con quien compartir tus días.— pidió acuñando en su palma la mejilla de la mujer.

Ella sonrió amargamente rodando los ojos. —Sabes que ni un millón de años alguien podría ocupar tu lugar en mi corazón... creo que aunque estés tomando está decisión tan dura... me bastará el saber que no lo haces por no amarme si no por que piensas que es lo mejor.

Visítame... —pidió como último recurso con una mirada suplicante.

—No Mariposita... Este ciclo doloroso de despedidas no es sano. Nos desgarramos hasta lo más profundo cada vez que lo repitamos. Es mejor así.—

Mirabel agacho la mirada, derramando lágrimas que sabía que solo eran el inicio de todas las que le dedicaría hasta que pudiera aceptar que lo perdería de nuevo...

Antonio ahora siendo todo un hombre y entendiendo la pena por la que estaba pasando su prima una vez más.

Estaba cerca, habiendo sido informado por sus amigos.

—D-despídeme de Felipe ¿Si?— ella asintió sin permitir que la mano del hombre rompiera el tacto en su rostro, frotando su mejilla en esta. —Dile que cuidare bien a Tulipán, y que... si llega a encontrar el pueblo que le mencioné el día de mañana que salga a explorar. Estaré gustoso de ser su guía como se lo prometí.—

El mentón de Mirabel temblaba con sentimiento.

—Y-yo le digo...— Eso también estaba bien...dentro de esta triste final. La verdad tras el "tío Bruno" se quedaría como el misterio que era ante los ojos de su hijo, pero siempre estaría feliz de que al menos le hubiera conocido de esa forma y que los momentos breves que compartieron hubieran sido tan puros y alegres.

—Perdoname mi mariposa amada... pero realmente creo que es lo mejor. Y perdóname más si me estoy equivocando.

Pero te prefiero sana y a salvó aquí.

Que saberte sola y desamparada el día de mañana en un mundo tan cruel como el que está tras estás montañas.—

Ella solo asentía, resignada, pero con el corazón en la mano, deshaciéndose a cada palabra.

El tiempo no perdona, tal vez yo si.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora