—Hija despierta— la voz suave de su madre hace que ella abra sus ojos un poco perdida, en un desván de perspectivas. —El desayuno está listo— asiente con algo de molestia por ser despertada de su preciado sueño.
Los pasos son suaves cuando termina de bajar hacia la mesa del comedor, la comida está servida, tostadas con mermelada, aguacate y jugo. Lame sus labios de solo ver la imagen que tiene delante de ella.
Se sienta y arregla lo mejor que puede la servilleta en sus muslos antes de atacar con hambre el desayuno preparado por su madre.
—Ella es Camila Cabello— la voz de un hombre hace que la pelinegra ladee su cabeza con una sonrisa. —No es agresiva, la mayoría del tiempo vive en su mente. No habla, no discute y recibe su tratamiento con regularidad— el enfermero habla sin apartar la mirada de la castaña que está comiendo su plato de avena con gusto.
Tiene sus piernas desnudas como siempre que está en su cuarto blanco. Le acaloran los pantalones por lo que le permiten están en solo una camiseta de color blanco.
— ¿Qué edad tiene?— pregunta la pelinegra mirando el informe en sus manos.
—25 años— la ojiverde asiente pasando su lengua por sus labios.
—Si ella no es agresiva ¿Puede recibir sus consultas en mi consultorio? No me agrada mucho el entorno en que se encuentra— él se encoje de hombros — hablare con el director para su autorización. Mientras me puedes dejar un momento con la señorita Camila.
La puerta es cerrada detrás del enfermero dejando en privacidad a las dos mujeres.
—Hola— la ojiverde ladea una sonrisa acuclillándose cerca de la morena. La chica capta a la pelinegra pulcramente vestida delante de ella y le sonríe.
—Hola Lauren— la ojiverde sonríe dejándose caer mordiendo su labio.
—Hola Camila— la sonrisa pulcra en sus labios hace que la castañita mire desde abajo — ¿Te gusta tu desayuno?— asiente.
—Mi madre cocina las mejores tortadas de mermelada y aguacate— la pelinegra asiente mirando el plato en el suelo.
—Y tu jugo ¿De qué es?— pregunta con sutileza.
—Lima.
Mirando a la mujer delante de ella, observando cada pequeño espacio del cuerpo descubierto decide que quizás no fue mala idea estar ahora aquí con ella. Mira los informes.
—Tienes 25 años. Estas aquí desde hace unos 5 años recibiendo tratamiento. No eres agresiva y eres dada con todos. Pero el tratamiento no hace efecto de manera regular por lo que yo estaré contigo durante una cantidad de tiempo tratando de regular cada una de tus molestias— sonreí alzando la mirada.
— ¿Todas?— la mirada escrutadora de la morena hace sentir un poco diferente a la pelinegra — ¿Soy sexualmente atractiva?— Lauren alza su ceja y decide acercarse un poco a ella.
Sus rostros están centímetro a centímetro, sus labios casi rozándose. La lengua de la pelinegra se escapa de sus labios y pasa por encima de los abultados labios de la castaña, arrancándole un jadeo con una sonrisa.
—Nos veremos pronto Camila— pulcramente y con sus tacones de aguja la señorita Jáuregui sale de la habitación.
Su falda ajustada al igual que su conjunto la hace sentir sofocada buscando rápidamente un baño al cual entrar. Necesitaba refrescarse.
—Doctora, tenemos que ver a los otros pacientes— la ojiverde asiente despegando su mirada de aquella habitación y arrancando sus pensamientos por el tiempo indeterminado hasta volver a ver a la mujer de cabello castaño.
Camila lleva su plato a la esquina de la habitación en donde su madre se hace llevar los implementos sucios para ser lavados.
Sentada en el centro de aquella habitación se dispone a dejarse caer y pensar en la sensación de la lengua de Lauren sobre sus belfos. Suave y dulce.
—Tome asiento— la voz grave de la mujer sentada delante de ella la hace sentir mucho más cómoda. Sus pensamientos están latentes porque sabe que tiene algo que aún no se ha respondido.
Camila hace lo que a doctora delante de ella le ordena. Esta erguida en su asiento mirando a la mujer de piernas cruzadas y falda ajustada.
—Tengo algunas notas de personas cercanas a ti— Camila ladea su cabeza en busca de saber algo —Extrañan a la antigua Camila ¿Qué piensas sobre ello?
—Extraño más mi pasado que mi yo de antes— murmura logrando que Lauren sonríe por las palabras de la chica delante de ella. —Se cuánto tiempo llevo estando así, no puedo culpar a mis amigas porque todo se vino abajo.
— ¿Qué se vino abajo?— Camila mira hacia un costado buscando la respuesta.
—Mi vida. Puede ser— responde.
— ¿Puede ser? ¿A qué te refieres con que puede ser?— las anotaciones de la mujer delante de ella la están haciendo no concentrarse.
El conjunto de la doctora es ajustado, su falda se abre ligeramente por un costado, sus ojos están perfectamente delineados enmarcando sus orbes verdes, el rojo en sus labios hacen que quiera morderlos y la coleta en alto quiere tocar de ella. Aunque no sabe si quiere tirar de la coleta o que la doctora jale de su cabello.
—No puede responder eso— sonríe de lado.
— ¿Por qué?
—Por qué usted no ha respondió mi pregunta— muerde su labio levantándose de su asiento.
Toma la libreta y la deja en medio del escritorio. Baja las piernas y se sienta sobre ella.
— ¿Le parezco atractiva?— pasa sus lengua por los dientes antes de dejarse caer cerca del cuerpo de Lauren. —Vamos Lauren, dígalo.
—Sí, lo eres— la mirada verde la consumía hasta un punto en que no podía soportar tenerla lejos.
Acerco sus labios hacia la ojiverde pasando la lengua como la mujer lo había hecho con ella. Sus piernas a cada lado comenzando a restregarse sin inmutarse. Bajo sus labios hacia el cuello de la doctora, beso y succiono al tiempo que sentía las manos de la doctora apretarse en su cintura, clavando las uñas en sus caderas.
—Quiero ser amada, quiero ser tocada, por usted Lauren— se aleja y toma en un beso hambriento a la ojiverde.
Sus lenguas están en una pelea, Lauren la toma de los muslos y la alza para dejarla encima de su escritorio, sus manos tocan los muslos cubiertos por los pantalones deportivos, los brazos de Camila están enrollados en su cuello.
—Hágame sentir que estoy aquí. Por favor.
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Psychofreak (Camren)
FantasyNo tengo una descripción. Solo te pido que leas con atención. Todo es Ficción, no me jodas la existencia. Historia creada por mi.