𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚: 𝐓𝐡𝐞 𝐜𝐫𝐲𝐢𝐧𝐠 𝐚𝐧𝐝 𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭 𝐨𝐟 𝐚 𝐊𝐢𝐧𝐠

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Los días transcurrieron sumamente lentos y tortuosos para el lamento del ángel cantor, por más que luchó para abrir alguna de las ventanas o la puerta misma, esa tarea le fue imposible, durante esos cuatro días una mucama enviada por el general So...

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Los días transcurrieron sumamente lentos y tortuosos para el lamento del ángel cantor, por más que luchó para abrir alguna de las ventanas o la puerta misma, esa tarea le fue imposible, durante esos cuatro días una mucama enviada por el general Song se encargaba de traer su alimento, en un principio Wooyoung no quiso probar bocado, pero ante las súplicas de la mujer, optó por darle algunas mordidas a los exquisitos platillos. Se sentía de lo más miserable al estar encerrado entre esas cuatro oscuras paredes, que cubrían la jaula de lujos en la que siempre vivió desde que fue recogido por el rey Seonghwa.

Miedo. Arrepentimiento. Dolor.

Eran las palabras que mejor describen los sentimientos que se atoran en el pecho del intérprete, estirando sus largas y afiladas garras que se entierran sin piedad alguna en su decadente y lastimado corazón, haciéndole retorcerse de mera culpabilidad. Dejando caer sus pesarosas lágrimas de martirio suspira entrecortado, con desgano se dirigió a la ventana por millonésima vez, no para abrirla, sino para observar el momento del día en el que se encontraba, apartó las pesadas cortinas que evitaban que algún rayo ya sea del sol o la luna entrara por ellas y quiso ahogar un grito de desesperación.

Un bellísimo manto estelar abrazaba con exquisitez el elegante cielo nocturno que yacía frente a sus cristalinos orbes oscuros, anunciándole el terminar de otro día, y él, quedándose perdido en el mismo, sin tener noticia alguna de su amado; su desesperación aumentó al notar cómo es que los vastos terrenos aledaños al enorme castillo, estaban decorados con telas de un resplandeciente blanco, únicamente iluminados por los sutiles rayos de luna que cubrían el reino en un acto de ironía puro, pues la contrastante tranquilidad que estos emitían eran ajenos al agitado océano interior que acababa de iniciar en el pecho del intérprete al comprender la situación.

Mañana sería la boda entre el príncipe Yunho y el rey Seonghwa.

Un grito desgarrador se escapó desde lo más profundo de su garganta, cayó de rodillas al suelo y se abrazó así mismo, su pecho se estrujó y su respiración se aceleró, le dolía con el alma saber que aquel evento sucedería, se sentía incapaz de aceptarlo sin sentir que parte del amor que Yunho sentía por él se marchitaría con ello, pues su legítima ingenuidad le hacía creer que el hombre al que tanto amaba sucumbiría ante la lujuria y avaricia, volviéndose igual —o mucho peor— que ese monstruo con corona.

Maldijo, maldijo cada cosa que le había sucedido desde el momento en el que el rey le observó cantar desde la fuente del pueblo, hasta el momento en el que se hallaba lamentándose por ese hecho, ¿Por qué? ¿Por qué la vida le estaba causando semejante suplicio? Él sólo anhelaba ser feliz junto a la persona que más amaba en el mundo, sin ninguna otra petición de por medio, ¿Es acaso esa codicia tan egoísta, que la vida y el destino pactaron juntos para negarle ese deseo?

Con ese creciente rencor hacia la vida misma, Wooyoung se acercó a gatas a su cama, sosteniéndose de las desordenadas sábanas y sollozando alto, sumido en su infortunio, optó recostarse en el acolchado sitio y cubrirse con las frías mantas, que no hacían más que recordarle la falta de calor del cuerpo del príncipe.

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𝐌𝐞𝐥𝐨𝐝𝐲 𝐎𝐟 𝐀 𝐌𝐮𝐫𝐝𝐞𝐫 │ 𝐘𝐮𝐧𝐖𝐨𝐨「 𝗧𝗘𝗥𝗠𝗜𝗡𝗔𝗗𝗔 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora