El legado de la profecía(Cancelado, remake: "El nieto de la profecía" )

Capitulo 10

El aire siguió su ciclo repetitivo, no hubo fuerza natural que detuviera a tal concepto del "Aire". Tan salvaje fluyo en la naturaleza, suavemente sacudía las hojas, cuidadosamente las protegió de los viles insectos. No obstante, todo tenía un final. Aquellas plantas que no fueron protegidas por el viento fueron consumidas por esos viles insectos.

Sin embargo, la naturaleza fue impredecible, amable con los débiles. A las rosas le dio espinas, algunos árboles recibieron venenos contra los herbívoros, y así continuaron los regalos, lo que conocemos como evolución.

La naturaleza cambiaba con el paso del tiempo, en este mundo quienes causaron los cambios no fueron los dioses, ni los titanes, no, no. Fueron los bijuus, los antepasados de todo ser mitológico, descendientes directo del creador de la vida y con ironía la máxima destructora, Chaos.

Nueves bestias divididas de un ser incontrolable, después ver al mundo caer antes sus ojos, decidieron repartir sus chakras en el mundo, en la vida silvestre como marina.

Ichibi, recreo el desierto y le dio forma, se convirtió en uno con él.

Nibi, apaciguo el rencor de las llamas y tomo el control del fuego, se volvió uno con ella.

Sanbi, dio vida al agua dulce, lo purifico y se hizo uno con él, se aseguró de eliminar la contaminación.

Yonbi, se encargó de los volcanes, tomo el control de la lava y lo sello junto a los volcanes, con su elemento creo a las montañas de piedra y ayudo a terminar el desierto junto a ichibi.

Gobi, tomo el control del viento y el cielo, desintegro su apariencia física para fusionarse con el aire y purificarlo con mayor facilidad, la lluvia se convirtió en unos de sus dominios.

Rokubi se disolvió por completo, se convirtió en sustancias corrosivas capaces de devorar al mundo en un abrir y cerrar de ojos. Además de convertirse en el rey de los insectos, ciertamente un extraño suceso.

Nanabi se transformó en parte de la naturaleza, con ello dio inicio cientos de especies de mamíferos y demás animales silvestres, ayudo a repoblar a la tierra con su gran cantidad de chakra rojo, purificándolo en mayor medida que sus demás hermanos, siendo este el que mayor ayuda y reformación le proporciono al mundo, colores.

Hachibi lentamente se iba desvaneciendo, por lo que se fusiono con el mar y lentamente purifico toda maldad que el humano dejo en la tierra, purifico también la contaminación, su chackra elimino todo rastro de basura. Creo a los seres marinos y de él, muchos descendieron de su chackra. Ayudo en gran medida a todos los seres vivos, púes el agua brindo oxígeno, casi en promedio el 50% del mundo.

Y, por último, no menos importante.

Kyuubi, aquel zorro temido por la creación, un ser capaz de devastar planetas, muy similar a su verdadero antepasado. Lleno de odio arraso con la vida, la ausencia del sabio provoco que perdiera su camino. Chaos, no hizo nada más que sellar su poder a un nivel continental.

tomo una decisión, fiel a sus principios tras la extinción de los humanos que alguna vez conoció. Los creo de nuevo. A partir del barro y el agua moldeo al hombre y la mujer, los llamo Adán y Eva, les dio libre albedrio y dejo que las cosas fluyeran.

Después de tantos males que cometió la humanidad, el kyuubi se convirtió en el odio, la guerra y el amor como la paz. Todos dominios incoherentes para una entidad destructiva, no obstante, se desvanecio físicamente, ahora no era más que susurros que el mundo apodo "Dios" y su nombre tradujeron como "Yhave".

Debido a su cantidad de chakra, nacieron los que se llamaron a sí mismos "primordiales" y de ellos, titanes, dioses.

Sí, todos descendían del zorro, aunque no todos los primordiales descendieron de él, así mismo los dioses como titanes. No, no se llevaría todo el crédito, después de todos, los nueves bestias fueron vitales para renacer a la vida.

Cada renacer duro para los bijuus nueves días, pero para el resto de los vivos pasaron más de cuatrocientos mil años. Ya para este punto, la humanidad se había vuelto civilizada. Las bestias se encargaron de producir materiales y purificar la contaminación cuidadosamente, escondiéndose de las entidades que descendieron de sus entrañas.

Vaya dato perturbador...

Eso quería decir que él, Uzumaki Boruto, estuvo fuera del mundo durante cuatrocientos mil años. Su corazón casi se paralizo al descubrir tal cosa.

Cayo arrodillado al suelo, apretando con fuerza su pecho donde estaba su corazón, antes la fría mirada de Sanbi, quien oculto su simpatía por el niño, dado que relato con cuidado el renacer del mundo, no sabiendo cómo se lo tomaría.

—¿E-eh? Estuve fuera demasiado tiempo...-intento contener los sollozos, pero al final no pudo hacerlo, los sentimientos ganaron a la razón, las lágrimas recorrieron sus mejillas- ¿Qué paso con el cuerpo de mi familia?

...

...

...

—se volvieron parte de la naturaleza-dijo Sanbi después de un largo silencio- sus almas probablemente renacieron en otros cuerpos, sin recuerdos de sus vidas anteriores.

Boruto no pronuncio ni una palabra, se acercó a la bestia, la cual se puso tensa, no obstante, cuando sintió los brazos del humano tocar su cuerpo en un intento de abrazarlo, se relajó y lo correspondió como pudo, y dejo que soltara su dolor, a veces las emociones que fueron reprimidas por mucho tiempo no era bueno para la salud mental.

Pasado los minutos, el joven lentamente cayo en el mundo de los sueños. La bestia lo acostó suavemente en el suelo, nanabi sutilmente creo una cama de plantas para el humano y al igual que sanbi se desvaneció sin dejar un rastro, pues sentían que sus trabajos ya estaban hechos.

El humano permaneció en sueños, atrapado en un episodio de sufrimiento. La cama natural de nanabi lo protegió de los animales salvajes, oculto su olor y también espanto a los herbívoros. A pesar de ellos, muchos seres salieron de la maleza, ninfas que no pudieron encerrar su curiosidad, como niñas pequeñas descubriendo algo nuevo de un mundo vasto, se asombraron en el momento que vieron a un humano descansando en paz, protegido por quienes ellas creían que era Gea.

Nunca nadie supo que otra bestia desconocida los observaba.