El ayer era taciturno, el futuro circunspecto, y el hoy una vida por descubrir. Esa vida pronto se volvería un infierno, un infierno temible. Una guerra mortal se avecinaba, Artemisa lo sabía. Los dioses se enfrentarían a un humano, uno muy poderoso, y ambiguo.
Cuando Boruto estaba por realizar una técnica katon, varias cadenas doradas surgieron del suelo, y apresaron al ahora pelirojo. Las cadenas tenían demasiado poder como para romperlas, y tenía la guardia baja. De las diez que surgieron, cuatros atravesaron sus extremidades, no obstante, no grito, soporto el dolor.
—Ah...-forcejeo sorprendido por las repentinas apariciones de las cadenas, luego sintió como su consciencia se desvanecía mientras soltaba un susurro—he sido traicionado.... No, de nuevo....
Cayo de rodilla al suelo, las cadenas sujetaron fuertemente su cuerpo, sus músculos se vieron atravesado por el frio y malicioso metal. Otra vez, había sido traicionado por alguien del círculo familiar. La luz azul blanca finalmente se apagó en sus ojos, y la oscuridad fue lo último que vio.
Artemisa estaba en el suelo, su expresión no era más que desconcierto. El temor arraigaba en su mirada, de los veintes cazadores que trajo en su viaje, catorces sobrevivieron en esta misión. Algunas no soportaron el poder ejecutado por el humano, no todos los días te enfrentarías a un humano superior a Hércules.
—¿Están todos bien? -Pregunto a la nada, Artemisa.
—Sí, mi señora. –respondió Phoebes, unas de sus mejores rastreadoras-. Estamos heridas, pero nada que no podamos solucionar.
Ella miro con odio al hombre dormido y encadenado como un animal salvaje, la sonrisa maliciosa se deslizo por sus labios. Lentamente se acercó como un zorro acechando a su conejo.
Una mano la detuvo, Artemisa. La cazadora no pudo evitar gruñir, todavía no entendía la necesidad de su diosa de salvar a ese hombre.
—¿Por qué? -cerro sus puños con ira-. ¿Por qué lo dejas vivir? Mato a nuestras hermanas.
—Él es importante-dijo la diosa-. Esas cadenas lo protegerán, no podrás acercarte sin que te maten al instante, puedo sentirlo.
Zoe se acercó:
—¿Quién ese hombre? ¿Por qué lo protege tanto cuando nos ha lastimado a nosotras, a usted?
Las cadenas atronaron con fuerza, apagando con mayor fuerza la consciencia del humano que seguía forcejando a pesar de estar inconsciente. Incluso si su chakra había sido deshabilitado por aquellas cadenas de oro.
La voluntad de este hombre era digna de admirar. Las cazadoras aceptaron tal voluntad con amargura, el respeto hacia un hombre no era parte de ellos, sin embargo, hubo una minoría por la cual, alguna vez respetaron.
Artemisa tenía una fija mirada, parecía perdida, y cansada de quien sabe, de tantas cosas; de los males que el olimpo ha causado a sus gentes, a la humanidad en conjunto. Deslizo su fijo mirar hacia el inconsciente cuerpo del humano conectado por esencia. Una mueca rencorosa sonó en su mente.
—Hay una misión. No, yo tengo una misión, -alzo la vista hacia los cielos, observando los brillos furibundos de las estrellas más antiguas del cosmos, el sentimiento se reflejó en sus arcaicos y hermosos ojos plateados- debo evitar la destrucción del mundo, también a los dioses, porque sin ellos, los dominios serán caos.
Artemisa miro de nuevo hacia abajo, con lentitud su mirada deslizo elegante, ni una arruga de expresión se notó:
—Debo guiarlo, mostrarle el mundo.

ESTÁS LEYENDO
El legado de la profecía(Cancelado, remake: "El nieto de la profecía" )
FanfictionLa historia sigue a un hombre misterioso que se despierta en un bosque y descubre que está en un lugar desconocido, posiblemente en otro mundo. Lleva una armadura feudal similar a la de un samurái y tiene rasgos inusuales, como bigotes parecidos a l...