Capitulo 19

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Un sentimiento de compresión engullo a los semidioses cuando la mirada del humano recayó sobre ellos, y la frialdad no estaba en su mirar, en su lugar, la aprehensión fue todo lo que vieron.

El reflejar de aquellos ojos azules vislumbró destinos lejanos, ellos vieron a través de él.

Un hombre cansado, su alma malherida negándose a descansar, a ceder antes la muerte. Una entidad que ansía llegar a casa, no obstante, sus anhelos son ignorados ante los bienes mayor.

Los humanos eran pecadores, pero no todos entraban en la misma bolsa. El hombre ambiguo protegía a los inocentes, aquellos que nada que ver tenían en los asuntos de esos tontos y arrogantes sobrenaturales.

Una sorpresa sucedió. Cuando Perseo miro esos ojos fijamente, un poder desconocido le permitió al niño ver una fracción de recuerdos dolorosos.

Su percepción quizás no era buena, pero definitivamente lo cambio para mejor. No podía entender ese trágico destino, y aun así proteger a la humanidad.

Un hombre que todo lo perdió. Que sin lazos vago por el mundo enfrentando males que la humanidad no podría hacer frente, y luego estaba ese líder con tres bigotes zorruno, él también era intimidante, no obstante, tenía un aura rebosante de bondad y alegría que hacía que inmediatamente confiaras en su persona y pusieras tus esperanzas sobre él.

El hombre mayor era el sol, la esperanza del mundo. La luz que daba vida al mundo. No obstante, Uzumaki Boruto era diferente. Su camino era difícil y trágico, un destino donde la oscuridad aflora los temores mortales; una oscuridad hecha para proteger, donde la maldad combatía contra otra.

No era como su padre, quien purgo su oscuridad. No; él se convirtió en ella, como consecuencia su carácter se apaciguo. A pesar de tanta oscuridad, a pesar de tanta sombra a pesar de tanto dolor, en vida sigue continuando.

—Veo que están bien—El suave tono del chico tranquilizo. Con cuidado miro los alrededores, supervisando el estado del grupo—Nada mal, para unos semidioses—. Elogio, su tono fue genuino.

En su cuello, yacía un collar esmeralda con adornos dorados que se asemejaban a una celda. Su cabello ya no era dorado en su totalidad, mas no quedaba rastro del sol. Sin embargo, la esencia en sus ojos quedo.

Esos ojos tan azules que profundizaban el simbolismo misterioso del infinito y ambiguo mar, donde los monstruos abundan, esperando ser liberados para el caos, causar.

—¿Qué harán ustedes, cazadoras? —continuo el joven con una pregunta—. ¿Huirán? Ja.

Su voz sonaba llena de gracia, como una burla pesada.

Artemisa lo ignoro, sabiendo como era su personalidad mientras no molestaran a ese humano, nada grave iba pasar. Dirigió su mirada de una manera suave a los nuevos semidioses, relajando su expresión afligida.

—¿Quiénes... son ustedes? —pregunto Bianca.

—Quizá sería mejor, mi querida niña, saber primero quien eres tú. Veamos, ¿Quiénes son tus padres?

Bianca miro con nerviosismo a su hermano, que seguía contemplando maravillado a Artemisa y al pelirojo.

—Nuestros padres murieron—dijo Bianca—. Somos huérfanos. Hay un fondo que se ocupa de pagar nuestro colegio, pero...—titubeo. Pensó que los demás no le creían—. ¿Qué pasa? —Pregunto—. Es la verdad.

—Tu eres una mestiza—Dijo Zoe Belladona, cuyo acento era difícil de situar. Sonaba anticuado, ahora que la pensaba, las palabras de aquel hombre también eran anticuadas, casi no podía entender esas palabras—. A fe mía que uno de vuestros progenitores era un mortal. El otro era un olímpico.

El legado de la profecía(Cancelado, remake:  "El nieto de la profecía" )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora