Prólogo

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Los tres sentados en la sala.

Mis padres, Catalina y Bernardo Blakewood, sentados enfrente mío en un sofá.

Y yo, Amelia, Amelia Blakewood, sentada en un sillón con la cabeza agachada.

_ Amelia, cariño -mi madre suspiro- No trates de luchar, ya esta decidido.

_ Pero aún tengo veintiséis años -mire a mi madre y después moví mi mirada hacia mi padre- No me puedo casar aún...Y mucho menos con un completo desconocido.

_ Tu madre y yo éramos completamente desconocidos cuando nos casemos y míranos ahora -trato de explicarme mi padre-

_ Por favor...

Sabia que esta vez no me podría librar de esta pero al menos si me iba a casar lo iba a hacer bien, con mi propio voto y opinión.

_ Dejarme utilizar mi ultimo deseo de soltera -mis padres me miraron con sorpresa pero en muy poco tiempo me asintieron-

_ ¿Cuál es? -hablo mi padre a regañadientes, sabia que no le gustaba esto-

_ Yo elegiré a mi marido -por las miradas que tenían mis padres sabia que me iban a rechazar por lo que tuve que añadir algo más- Y...mi plazo será de...¡Dos!...Dos meses, si no encuentro marido en menos de dos meses podréis casarme con quien  queráis, lo aceptare sin rechistar.

Mis padres se miraron entre ellos, ambos pensaban que no lo lograría pero yo os podre asegurar que sí.

_ Esta bien...-suspiraron ambos-

_ ¡Muchas gracias! -me levante para abrazarlos- ¡Os amo!

Sali corriendo escaleras arriba.

Mi aventura acababa de comenzar.

Hoy Martes, 2 de Enero del 1889 empezaba el plazo de los dos meses para encontrar a mi futuro marido. 

La vida de Amelia: El diario de AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora