04/01/1889

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Jueves, 4 de Enero, 1889

Estados Unidos, Florida, San Agustín

23:00 

Hola de nuevo.

Ayer compre el billete para ir a Florida y así poder encaminarme a San Agustín en donde estoy ahora mismo.

El trayecto hasta aquí fue bastante entretenido, de solamente salir de Nueva York pude notar todo el distinto trato, hasta llegue a conocer a un amable niño al cual le gusto mi pequeña bolsa de cuero con algunas costuras de flores y plantas.

Una señora de edad mayor me observo mientras escribía una receta típica de mi familia en una hoja enganchada en un pequeño estuche dentro  de mi bolsa y fue tan amable de corregir algunas cosas para que sepa mejor, estoy deseando probar la receta mejorada.

Ahora estoy en una pequeña casa, unos señores mayores alquilaban una habitación en su casa por lo que no dude en aceptarlo, les ofrecí dinero pero se negaron, me pidieron que a cambio les ayudara con una pequeña tienda de flores que tienen y acepte, es literalmente vivir gratis.

Tengo pensado quedarme aquí hasta mañana por la mañana ya que hoy durante todo el día me la he pasado paseando por las calles aunque por la mañana estaba en aquella tienda, la cual he de decir que es bellísima, tiene toques pasteles y las flores no solo se venden si no que también decoran la tienda.

Ya he encontrado a mi primer pretendiente, se llama Arthur Davies, tiene unos veintiocho años, tiene el pelo corto de color marrón claro y ojos negros, realmente es muy apuesto, tiene una voz muy bonita y se nota que es alguien muy delicado. Hable un poco con el y descubrí que es el hermano menor de una familia de peluqueros.

L e hable de lo que estaba haciendo al viajar y él me dijo que le parecía que era muy valiente y que también le podía considerar una opción por lo que le di mi nombre pero no mi dirección ya que no pienso quedarme aquí, aún me queda mucho camino por recorrer, no puedo elegir al primer hombre que se me ponga en frente.

Ignorado de nuevo el tema hombres. 

La arquitectura que hay en este lugar es asombrosa, realmente me encanta. Tuve que controlarme para no saltar de la emoción cada vez que veía algo. Las personas son asombrosamente geniales y amables aunque no me conozcan de nada me han tratado genial.

Conocí a un par de gemelas las cuales estaban jugando cerca de una fuente, realmente me parecieron muy tiernas cuando se empezaron ha hacer trenzas entre ellas. Al verme se acercaron a mi y me pidieron que les ayudara a hacérselas y ellas me las harían a mi.

Su madre se acerco mientras me pedía perdón por el comportamiento de sus hijas pero yo realmente quería hacerlas por lo que aquella mujer acepo que ellas me hicieran trenzas y yo también a ellas. 

Ambas me empezaron a preguntar sobre mi pelo ya que, aunque nunca lo haya nombrado, es de un color castaño claro pero por un problema genético tengo algunos mechones rubios casi viéndose blancos, cosa que les pareció muy curiosa.

Ahora me he tenido que quitar las trenzas pero me dio mucha pena quitármelas ya que les habían quedado muy bien pero no puedo dormir con ellas puestas, me harían daño además de que mi pelo se volvería rizado o mejor dicho, ondulado porque mi pelo es extremadamente liso, es muy difícil que se rice por unas simples trenzas.

Dentro de dos días exactos es el cumpleaños de mis hermanas y me entestece no estar con ellas pero que se le va a hacer, les enviare una carta a cada una contándoles mis historias el poco tiempo que estoy fuera de casa, estoy segura que les encanara. Sabia que cuando fuera sus cumpleaños estaría fuera por lo que en las cartas les indicaré en donde están mis regalos.

Para Mary la novela "Silvia y Bruno" de Lewis Carroll, recién salida al mercado y para Ada "El señor de Ballantrae" de Robert Louis Stevenson publicada en 1888. Intente que los libros fueran entretenidos para ambas, busque libros con las características de cada una para que así se adaptasen a la perfección.

Es una pena que no puedan enviarme una carta de vuelta para así saber si les a gustado pero seguramente no puedan enviarme nada porque desde donde les mandare la carta no estaré otra vez así que se la enviaran a un lugar desconocido. Estaré deseando volver con ellas par que así me puedan decir si les a gustado.

He calculado y se supone que mi plazo se termina el 2 de marzo, me quedan cincuenta y siete días, ¿mucho verdad? Aunque posiblemente no escriba todos los días, es decir, no soy tan dedicada como parezco, se me olvidan las cosas con facilidad pero prometo intentar escribir todos los días, durante dos meses o hasta mas que eso.

Realmente ya no se que escribir, he descrito mi vida al completo, he contado todo lo que tenia que contar pero aun siento la necesidad de contar algo...Algo se me escapa y no se el que, me suele pasar mucho y es una molestia demasiado grande.

¡Oh cierto! 

Quería escribir sobre los grandes señores que me han acogido todo este corto tiempo.

Paula Cartellin y Antonio Cartellin.

Paula es una señora de unos sesenta y cuatro años aproximadamente, tiene el pelo castaño aunque ya tiene las famosas canas. Es muy amable y cocina de lujo, todo el tiempo que he estado aquí precia que estaba en un restaurante de cinco estrellas.

Antonio Cartellin, es mucho mas serio que Paula pero se nota que es una buena persona, es muy delicado conmigo , demasiado, me atrevería a decir que piensa que soy la princesa de algún pueblo lejano o algo por el estilo. Él es el dueño de la floristería.

Al verlos juntos realmente he deseado poder tener una relación con alguien de este estilo. Paula y Antonio se aman de verdad sin lugar a dudas. Además, les pregunte si su matrimonio era obligado o algo por el estilo y lo negaron absolutamente añadiendo de que eso era una atrocidad.

¡Qué más pruebas necesitáis madre y padre!  

Con amor y emoción, Amelia Blakewood. 

 

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La vida de Amelia: El diario de AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora