16.

18 3 2
                                    

—Los tutores de Jordan lo ingresaron hace ya cuatro años. Yo ingresé unos meses después que él y tomé el papel de hermano mayor para todos, antes estaba otro chico, Austin, pero le dieron el alta hace poco menos de un año y viene a visitarnos cuando puede, no tan seguido, lamentablemente.

Jona hablaba con tranquilidad mientras sostenía una taza de té caliente entre sus manos y le daba un sorbo de tanto en tanto. Matt miraba al mismo lugar que él, pudiendo identificar al chico del cual hablaba.

Su complexión física daba la sensación de que era extremadamente frágil. Sus ojos de apariencia constantemente adormilada, estaban delineados por unas marcadas ojeras que resaltaban con su pálida piel, parecía agotado y enfermo.
De tanto en tanto alzaba su mano para llevarse un cigarro a la boca, y mantenía una expresión neutral mientras los demás hablaban, integrándolo en la conversación ocasionalmente.

Se veía muy apagado.

—¿Qué le pasó? —preguntó Matt con curiosidad mientras volteaba a ver a Jona, últimamente se sentía más cómodo con el contacto visual hacia él, así que no apartó su mirada cuando sus ojos celestes lo observaron con atención.

—No sé si sea adecuado de mi parte contarte esas cosas —dijo encogiéndose de hombros y antes de seguir hablando dio un pequeño trago a su té, tomándose unos segundos para poder buscar las palabras correctas para expresarse—. Todos estamos bastante jodidos acá, y la mayoría de casos son muy delicados, a la gente no le gusta que expongan su privacidad, especialmente cuando tiene que ver con todo esto...

Matt entendió al instante y asintió con su cabeza. Aquel gesto por parte del rubio le generó aún más alivio, se sentía cómodo con Jona, lo hacía sentirse seguro.
Para él también era complicado hablar de lo que pasaba, y no le contaba tanto ni siquiera a su propio médico. Entendía que si pretendía saber sobre los demás debería enterarse porque ellos mismos decidieran contarle, pero su curiosidad no era lo suficientemente grande como para acercarse a nadie más, no pensaba hacerlo.

—¿Y vos? —preguntó en voz baja, con cierta timidez—. ¿Por qué estás acá?

Aún se le complicaba entender cómo era que Jona estaba ahí, ¿por qué seguía en ese lugar?
Si lo miraba su apariencia era muy similar a la de aquellos chicos, pero su forma de ser era muy particular, parecía demasiado consciente de su propia realidad, demasiado perspicaz.

Lo vio dejar la taza en medio de ambos y estirar sus brazos. Matt lo observó, su piel estaba cubierta por tatuajes coloridos que cubrían todos sus brazos, y por un instante no pudo evitar pensar en Oliver, hasta que su atención se centró en aquellas cicatrices esparcidas por toda su piel, parecían haber sido heridas demasiado profundas e iban en diferentes direcciones, las peores eran las verticales, varias dejaban ver que habían necesitado puntos.

Matt estiró sus propios brazos y los colocó junto a los de Jona, sus heridas eran similares a las contrarias sólo que éstas no habían sanado, aún conservaban los puntos y necesitaban cuidados específicos para evitar infecciones, pero iban mejorando.

Jona tomó los brazos de Matt con cuidado, dando pequeñas caricias a sus brazos, evitando tocar las heridas.

—Mi madre se suicidó cuando tenía ocho años. —dijo sin quitar la mirada de los brazos ajenos—. La encontré en la bañera empapada en sangre, tuve que quedarme ahí con su cadáver durante una hora hasta que mi padre pudo llegar.

Matt se quedó callado, observándolo atentamente. No había perdido a su madre, pero sí a su padre, y aunque fue muy distinto, pudo empatizar con él al instante.

—Desde entonces juro que algo de ese momento se quedó conmigo, algo de lo que no puedo deshacerme pero que en consecuencia me hace querer deshacerme de mí mismo, algo que me hunde —explicó y cerró sus ojos unos instantes, suspirando con cansancio—. Me ingresaron a los trece años por primera vez, duré tres días porque dijeron que podía traumatizarme estar en un lugar así, y cuando me dejaron ir recaí a las dos semanas, así que, después de casi morir en la sala de emergencias, tuve que volver, y desde entonces nunca he podido recuperarme completamente.

Oniria.  [Sycholls] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora