Capítulo 11: Hermandad en Yule

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Las vacaciones de invierno llegaron más rápido de lo esperado, pero lo bueno era que podría pasar el tiempo con todos sus sumisos en las inmediaciones de Evans Manor.

Linos, Fred y George dieron a luz los primeros días de diciembre, siendo llamados Virgo y Tatiana, hijas de George, Anubis y George, hijos de Fred, y Arthur, hijo de Linos.

En total, Harry ahora tenía siete hijos que criaba y cuidaba junto a sus sumisos, quienes se sonrojaban cada tanto al verlo cargar a unos de los cachorros.

Y si se preguntaban por Severus, pues él daría a luz casi al finalizar el mes, por lo que estarían tranquilos en su hogar para entonces.

Ahora estaban camino a Londres dentro del Expreso a Hogwarts. El tren escarlata se movía tranquilamente mientras que la pequeña familia descansaba en uno de los compartimentos silenciosos.

Harry había aprovechado de transfigurar el lugar en una sala de estar más cómoda para sus sumisos e hijos, los cuales estaban descansando todos en una gran cuna.

El azabache dominante tenía una sonrisa sincera en su rostro mientras descansaba en el sofá familiar junto a sus sumisos. Linos, Fred y George, Severus, Remus, Tom y Blaise, aunque este último se seguía sintiendo algo incómodo, Cedric, por su parte, dormitaba en un sofá individual cercano a ellos.

Esa era su familia, aquella que él había comenzado a formar.

Pasaron algunas horas en las que solo descansaron, pero llegando a Londres, los nueve hombres se tuvieron que preparar para descender del tren.

Harry tomó a Mark en brazos, mientras que Linos tomó a Arthur, Fred y George recibieron ayuda de Remus y Tom para cargar a Virgo, Tatiana, Anubis y George II, Severus cargó a Idris, dejando sin bebé a Cedric, quien hizo un puchero al no poder cargar a uno de sus sobrinos.

Harry se rió levemente de él y se acercó a besar al otro dominante, quien se dejó llevar por el amor que sentían cada uno.

Al bajar, Harry sacó el traslador a Evans Manor, el cual se trataba de una cuerda de un metro aproximadamente. El azabache se despidió de Blaise con un beso en la frente, le sonrió a su pequeña pareja mientras lo observaba caminar hacia la que parecía ser su madre.

"Honor y Gloria" dijo en voz baja para que se activara el traslador.

Los pelirrojos, el hombre lobo, el ex-señor oscuro y Cedric se asombraron por el tamaño de la mansión frente a ellos.

"Es increíble, Harry" eligió el castaño. "La tienes más grande que yo"

"Gracias, pero es solo una mansión" respondió con una leve sonrisa. "Bienvenidos a Evans Manor, hogar ancestral de la familia de mi madre"

Fred y George estaban saltando en sus lugares levemente, no salían a explorar por tener a Anubis y Tatiana en sus brazos.

Al entrar al vestíbulo, Martin, el mayordomo, salió a recibir a Harry, besando a su amo frente a todos sus sumisos. De alguna extraña forma lo aceptaron de inmediato al saber que Martin siempre sería alguien que ayudaría a su macho en caso de que alguno de ellos no estuviera cerca.

Helena, la ama de llaves, los llevó al cuarto principal mientras enviaba a unas criadas a preparar el cuarto de los niños con cinco cunas más.

Todo el personal de la mansión trabajó feliz al saber que su amo estaba teniendo una amplia descendencia, cosa que salvaría sus tierras en el futuro.

Harry miró feliz aquella escena, sus sumisos, su hermano y sus hijos alegres en la misma habitación.

En eso, la visión en el espejo de Oesed se hacía más clara para él, su familia estaría reunida muy pronto con él, no importaba cuantos años pasasen.

Dominante PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora