Capítulo once

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Camus, te queremos mucho y lo sabes cariño, pero ansiamos saber si realmente tienes algún pretendiente; nos gustaría conocerlo.

Sabía que sus mentiras sobre los detalles con los que siempre llegaba a casa no detendrían por mucho la curiosidad de sus padres.

Decirles que aquel telescopio con el que llegó a su casa fue un objeto que le prestó uno de sus compañeros de la escuela no sirvió de mucho.

Su cumpleaños estaba a la vuelta de la esquina y eso solo significaba que pronto llegaría a la mayoría de edad y de una vez por todas hablaría con sus padres sobre aquella relación que lleva con el padre de Milo.

Pero también vivía con la incertidumbre ante la respuesta de sus padres, era evidente que es algo que ante sus ojos no estaba bien.
Conocía la posible respuesta de su padre y ese era que lo mejor sería llevar una relación con alguien que sea de su misma edad para evitar problemas a futuro.

- Que será lo mejor - Susurró Camus dejándose caer de espaldas en su colchón.

De manera inmediata llegaron a su mente esos recuerdos que vivió con el señor Antares cuando le regaló aquel telescopio por el motivo de navidad.

Flashback

La música seguía sonando de fondo mientras se dejaba envolver en ese cálido abrazo que el señor Antares le ofrecía.

(Y entre beso y beso, decirte que te amo
Y que tú me pidas que me calle con tu mano
Que guarde silencio, que te desconcentro
No puedo sacar de mi cabeza ese momento
Tu mirada de ángel arañando el cielo
Y entre beso y beso, suave y despacito
Tú me pides más velocidad, otro poquito
Y eso a mí me gusta, es lo que me enciende
Por eso me encantas, porque siempre me sorprendes
Anda ya no tardes tanto, porque ya me urge tenerte)

La letra de la canción quedaba acordé al momento, ambos se dejaron llevar por el momento cuando Camus rodeo con sus brazos el cuello de Kardia.
La cercanía de sus rostros hizo que en ese momento ambos tuvieran un contacto cercano a sus ojos memorizando cada detalle del contrario.
Kardia tomó ese pequeño mechón que se asomaba en su frente.

- Cada momento que compartimos me ha gustado demasiado probar de tus labios que son adictivos para mí - Susurró tomando entre sus manos su rostro acercándolo al suyo.

- Kardia... - Sentía profundamente su corazón acelerado - Amo todo lo que haces por mi, me aceptas tal y como soy y yo...

- Shhh - Pasó sus dedos sobre los labios entreabiertos del joven de cabellos escarlata - Permíteme demostrarte que en realidad te amo y que esto que siento por ti no es solo un capricho ni una obsesión. Yo en verdad me he enamorado de ti y quiero entregarte todo mi amor, ser alguien digno de ti por qué tan solo con tener tu presencia puedo sentirme nuevamente motivado.

- Algunos comienzan a hablar a mis espaldas que yo soy solo una aventura, otros que soy un amante en busca del dinero - Respondió con la voz entrecortada.

- Jamás haría algo así Camus. No tienes la menor idea de cómo lucho con mis propios pensamientos que me condenan y me persiguen por haberme enamorado de un joven bello que es de la edad de mi Milo. Sin embargo esto que siento, es real, eres mi mañana y mi presente. Si tú me aceptas, amor jamás te faltará, siempre estaré dispuesto para ayudarte y si en dado caso en tu camino te equivocas estaré para guiarte.

El silencio estuvo presente unos cuantos segundos, Kardia tomó las manos del pelirrojo y con cuidado fue retrocediendo a Camus para acorralarlo en la pared de la sala.
Llevó sus manos a la altura de su cabeza sin dejar de tener ese contacto con sus hermosos ojos que no dejaban de contemplar la belleza de esos luceros.

- Te deseo en todos los sentidos Camus.

El pelirrojo llevó su pierna a la altura de la cintura de Kardia de manera inconsciente.
Desde hace tiempo atrás ha tenido la curiosidad de explorar más allá que solo unas caricias.
Tal vez el señor Kardia no era su primera vez pero si quien pueda llevarlo y guiarlo en el encanto del placer con amor y no solo por un simple calentura o solo por curiosidad de descubrir un poco sobre el mundo del placer.

Las hormonas de su cuerpo lo traicionaban al estar frente a Kardia, ambos unieron sus labios en un beso dónde Camus sentía como si subiera hasta la cima del cielo.

Poco a poco los labios de Kardia fueron bajando hasta llegar al cuello del joven quien disfrutaba de ese roce de los labios en su piel.

- Estamos ansiosos ¿Verdad Camus?

- Amo que me hable al oído - Susurro bajando sus manos del agarre de Kardia y los llevó a la alborotada cabellera azulada.

- En ese tema que tanto nos urge - Susurró pasando sus dedos sobre la camisa del pelirrojo - Puedo tratarte  como desees, si quieres ser romántico o una persona demasiado apasionada.

Camus tomó a Kardia de la camisa de manera peligrosa, su mente estaba hecha un caos ante semejante caballero con esa voz grave y esa mirada tan penetrante hizo que soltara un ligero gemido - ¿Por qué no ser los dos? Romántico y apasionado.

- Parece que nos entendemos - Susurró pasando sus manos sobre la cintura de Camus - Te daré todo lo que deseas y hasta más, pero yo aún así te voy a esperar a que llegues a la mayoría de edad.

- El tiempo debería pasar rápido - Se quejó Camus recargando su cabeza en la pared.

Kardia aprisionó su cuerpo contra el del menor - Dime que esperas de mi cuando llegues a la mayoría de edad y estoy dispuesto para hacer lo que me digas.

- Quisiera pasar toda la noche contigo.

- Necesitas una buena escusa Camus - Le contestó sin dejar de mirarlo a los ojos - Si es así yo encantado de estar entre tus brazos y tú en los míos.

- Kardia... ¿Siempre me amarás?

El señor Antares tomó a Camus de su mentón obligandólo a mirarlo a los ojos.

- Tu alegras mi mañana, mi tarde, mi noche y mi vida.

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Entre Beso Y Beso (Kardia X Camus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora