El novio de Alec

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Alec suspiró pesadamente preguntándose por tercera vez en la noche como había terminado de nuevo en ese detestable lugar.

Sí, sus hermanos como siempre habían insistido en arrastrarlo con ellos, pero debía admitir que está vez una parte de él había querido estar allí… y debía admitir también que eso se debía a Magnus Bane.

Ingenuamente había creído que sería un nueva oportunidad de verlo y con un poco de suerte y quizás un par de tragos podría relajarse lo suficiente para no palidecer ante sus coqueteos  e interactuar con él como una persona normal y no como un estúpido asustado.

Pero las cosas no habían salido como lo había imaginado, por más escaneos que dió al lugar con su vista policíaca experimentada no había detectado ni rastro del diseñador; y sus hermanos lo habían abandonado cuando Lydia, su compañera de trabajo, apareció de sorpresa en su mesa, lo que en teoría no era malo porque así él no sentía que frenaba la diversión de sus hermanos, pero en realidad tampoco era bueno porque la chica tenía alguna enfermiza obsesión por tocar constantemente a Alec invadiendo su espacio personal y haciéndolo sentir completamente incómodo.

Justo ahora su rubia compañera se inclinaba alegremente a escasos centímetros de él, acariciando su brazo y riendo coquetamente tras contarle alguna extraña historia de una redada sin sentido en la que había participado, mientras rozaba ligeramente su pierna contra la de él, ignorando olímpicamente la pose incómodamente recta del chico y la seriedad de su rostro.

Ojala estuviera acostado en su cama leyendo un libro tranquilamente – pensó con desesperación.

Odiando tener que hacer eso Alec se inclinó hacia ella para hacerle saber claramente que no estaba interesado, no solía involucrar su vida sentimental con su trabajo porque eso sería poco ético y… ¿a quién engañaba?… no solía involucrar su vida sentimental con su trabajo porque no tenía vida sentimental, punto, ni siquiera se sentía cómodo anunciando abiertamente ser gay.

Sin embargo, antes de poder hacer o decir algo a su acompañante, unas fuertes manos lo alejaron con delicadeza de la rubia apoyándolo contra un firme pecho a su espalda para después abrazarlo suavemente. El olor a sándalo inundó sus sentidos.

-Aquí estás – dijo una voz ronca a su oído, una voz que reconocería en cualquier sitio y que de inmediato envío escalofríos a todo su cuerpo - te he estado buscando por todo el lugar cariño – añadió con dulzura para después depositar un beso casto en su mejilla.

-¿Cariño?- preguntó Alec toscamente aturdido por la sorpresa. No es que se opusiera al apodo pero,  ¿de dónde había salido eso? pensó girando para encontrarse a Magnus Bane frente a él, luciendo como siempre demasiado perfecto.

-Estas molesto… Lo sabía. – dijo el diseñador con pesar poniendo su mejor cara culpable- Sé que prometí llegar temprano pero sabes que la oficina es un caos en estos días – explicó acomodándose lentamente en la silla junto a Alec, hasta ese momento pareció notar a la rubia - al menos encontraste compañía – agregó con fingida sorpresa– Hola – saludo a la chica extendiendo una mano hacia ella mientras enlazaba la otra al brazo del mayor de los Lightwood  - soy Magnus el novio de Alexander -dijo con un tono que a Alec le pareció ligeramente posesivo.

-¿Su novio?
-¿Mi novio? – preguntaron ambos al mismo tiempo, afortunadamente Lidia parecía tan impactada observando a Magnus que no noto la pregunta de Alec.

El diseñador asintió con una gran sonrisa. Y el estómago de Alec revoloteó nervioso. Su novio.
La rubia sacudió ligeramente la cabeza, aparentemente para librarse de la confusión.

-Lo siento, soy Lydia – contestó estrechando la mano ofrecida – trabajo con Alec- añadió quizás sintiendo que debía una explicación al extremo acercamiento que mantenía con el chico, luego dirigiéndose a su a su colega agregó con una sonrisa incómoda- no tenía idea de que… de que salías con alguien.

El amor no es una modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora