The Lady Mo.

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Los recuerdos de los años en que apenas cumplía catorce siempre eran aquellos que inundaba su mente día a día, incluso las noches en donde solía caminar por el castillo que le pertenecía actualmente a su padre, pronto, a su hermano mayor quien ser...

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Los recuerdos de los años en que apenas cumplía catorce siempre eran aquellos que inundaba su mente día a día, incluso las noches en donde solía caminar por el castillo que le pertenecía actualmente a su padre, pronto, a su hermano mayor quien sería el sucesor de aquel puesto tras la muerte futura de su viejo, si es que llegaba a pasar.
La familia He era uno de los reinos con más poder, no solo siendo popular por las riquezas que poseían, todos estaban consciente de la belleza de quienes pertenecían a esa familia tan afortunada, la gente posando sus ojos en su mayoría en el menor de los He. He Tian, el más pequeño de aquella cadena de la realeza, era consciente de su atractivo, no por nada era catalogado parte de los príncipes más apuestos del mundo.
Lo malo de esto es que su padre aprovechaba esta oportunidad de atención para tratar de casarlo con cualquier princesa de bella imagen que se le cruzará enfrente, Tian comprendía que el capricho de su padre por verlo con una familia antes de morir era parte del favoritismo que le tenía, y si fuera por el rey, el señor He, Tian pasaría a seguir con su reinado en lugar de su padre, esto no se podía debido a que era regla que el mayor de los hermanos fuera sucesor de el trono.

Los bailes que había estado haciendo su padre durante sus catorce años hasta a sus 18, edad actual, habían sido más que suficiente para que He Tian se negará a casarse con cualquier persona que no fuera su princesa de ensueño.

La conoció en el tercer baile que realizaron para él, los ojos tan neutros que solo le habían mirado por unos segundos, y esa piel tan clara que lo hacía querer dejar marcas por todos lados, el vestido le daba una figura que lo hacía suspirar y sus cabellos pelirrojo lo entretenían haciendolo desear enredar sus dedos en aquel cabello que se había visto tan suave a su primera vista. Fue la única damisela que llamó su atención, y mientras uno de los sirvientes reales lo presentaba a todo mundo, posó sus ojos oscuros en el medio del salón real, admirando a aquella persona que le miraba con desinterés.
Fue un flechazo directo que había dado con su corazón de manera tan agresiva que no lo dejaba pensar en alguien más, se había encaprichado y había estado buscando durante todos los reinos por ciertos tiempos para dar con el paradero de su futura reina, si es que la otra aceptaba, pero si la encontraba le rogaría por todo para que le amara igual.
Su capricho fue tan fuerte que su padre le había reprendido cada vez que negaba casarse con las mujeres que le presentaba a diario, incluso justo ahora el cansancio mostraba lo harto que estaba He Tian de regaños, mientras avanzaba escoltado como siempre por guardias de su padre hacía la sala principal de aquel castillo majestuoso, el trono.

Los ojos heredados de los He se posaban entre si, mirándose a ambos mientras guardaban silencio hasta que suspiro fastidiado su padre, desparramándose en el asiento de oro en que se encontraba.

— Ciento dos. —mencionó, cruzándose de brazos mientras el hijo mayor, He Cheng, se mantenía firme a su lado junto a el sirviente más fiel que conocían, aquel hombre rapado de cuerpo fuerte.— Haz rechazado ciento dos princesas en poco tiempo, he estado buscando miles de doncellas para ti y no has aceptado ni un solo matrimonio. —reprendió tratando de no sonar tan enojado, haciendo suspirar a su hijo menor quien miraba a su alrededor aburrido.— ¡Estas encaprichado con esa muchacha corajuda! ¡Y ni la conoces! ¡Nos traerá ruina si sigues negando a casarte con alguien solo por esa chiquilla!

El Amor De He Tian. | TianShan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora