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7 años antes.

Sunoo acomodo su corbata una vez más frente al espejo. Ese día la madre superiora le había dicho al grupo de jóvenes que vendría una persona de una corporación a conocer las instalaciones.

Sunoo era un adolescente de 15 años. Era alguien amigable, alegre y alguien bueno en todo. Participaba en el coro de la iglesia y se encargaba de hacer la comida a los más pequeños y ayudar a las madres superiores con las clases de religión, ya que, era demasiado inteligente y amaba mucho aquellas cosas. Era un omega, por lo cual las madres superioras habían impartido otro tipo de clases, si es que Sunoo decidía, se quedaría ahí en el orfanato toda su vida dedicando el tiempo a Dios.

Sunoo quería, estaba decidido a hacerlo. Hasta ese día.

Alto, fornido, olor a cacao y traje negro con zapatos bien lustrados. Aquel Alfa había entrado mostrando una sonrisa amigable a todos los niños del lugar. Sunoo al ser el único omega mayor de la casa estaba junto a las superioras las cuales miraban encantadas al Alfa.

Su nombre era Sunghoon y ese día Sunoo recuerda haber quedado plasmada aquella sonrisa en su cabeza. Tan linda y cálida que hizo a su corazón por primera vez palpitar.

—Sunoo, ¿Podrías mostrarle las instalaciones al señor Park? —La mujer más vieja de ahí le habló al adolescente de cabellos rosas.

Sunoo asintió y antes de ir con él hombre dio una reverencia. Miró por fin hacia los ojos del alfa, negros, pero expresivos. Sus miradas conectaron y sintió aquella sensación en su vientre de cosquilleo, algo que jamás había sentido.

— Por aquí. —Sunoo le guió apartándose de la multitud y caminando por todo el lugar.

Sunghoon no despegaba su vista del adolescente pequeño. Sunghoon tenía 30 años pero él también había tenido aquella sensación extraña de picor por todo su cuerpo. Aquella conexión inexistente y a su lobo rugir por segunda vez en su vida en la presencia de un omega.

A pasos lentos entraron a una capilla solitaria. Sunoo miró el suelo mientras Sunghoon mantenía su vista en la fachada del lugar hasta que agachó su vista mirando al pequeñito omega haciéndose un ovillo de vergüenza o temor, no lo sabía.

Sonrió un poco y se inclino hasta quedar a su altura. Era tan alto que podría decirse que para aquel tiempo Soobin le sacaba al rededor de dos cabezas a un Sunoo de 1.60

— ¿Estas bien? —Preguntó tranquilamente sin saber qué en el omega había provocado sensaciones increíbles que le hicieron temblar.

Tímidamente, Sunoo levantó su vista dándose cuenta de lo cerca que el alfa se encontraba junto a él. Sus manos temblaron y carraspeo un poco antes de suspirar con pena.

— S-sí... Y-yo...

— ¿Te llamas Sunoo verdad? —Preguntó el adulto hacia el adolescente.

Sunoo asintió frenéticamente ganándose una sonrisa del alfa.

—Sunoo, se que esto será raro pero... Mejor dicho es raro, soy 15 años mayor que tú... Sentí algo, que jamás había sentido después de la muerte de mi esposa. —Declaró el alfa. —Aquí mismo, frente a Dios... —Dirigió sus manos hacia abajo tomando delicadamente las pequeñitas del omega el cual mantenía su mirada de lado con un gran sonrojo en su cara, muriendo de timidez. — Se que eres mi omega. Te he encontrado, después de bastante tiempo, eres tú...permiteme acercarme por favor, se que tú también lo sientes...

Y antes de responder, la madre superiora había llegado y Sunoo soltó sus manos rápidamente.

— Sunoo necesito que me ayudes con los niños, yo terminaré el recorrido por ti.

Very young/sunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora