26.- La melodía más bonita.

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Logan.

Hace dos semanas que no sé nada de ella. Dos semanas en donde la única comunicación que tuvimos, fue mediante nuestros representantes.

Han sido dos semanas de mierda. Catorce días en los cuales no he dejado de pensarla, en donde no he hecho otra cosa que no sea echarla de menos cada maldito segundo.

Intenté concentrarme en los entrenamientos, mantener mi mente tan ocupada para no dejar de pensar en ella, en lo que hice, para tratar de olvidar sus últimas palabras.

Te odio tanto.

Aún me duele como el infierno recordar la manera en la que ahora ella parecía detestarme. La presión de los medios tampoco ayudó, todos parecían tan interesados en saber el motivo por el cual Harriet y yo habíamos roto.

Las especulaciones surgieron, infidelidades, engaños, mentiras, tantos inventos que al final ambos tuvimos que ensayar, sin vernos el uno al otro claramente, lo que diríamos.

Harriet dijo que nuestros caminos estaban separados, que con tantos proyectos que ambos teníamos era imposible mantenernos unidos y decidimos que lo mejor era terminar. Yo por mi parte, recalqué que la buena relación aún se mantenía, aunque evidentemente no era así.

—¡Logan concéntrate! —reprende Frank.

Me deslizo por el hielo ignorando su grito. Tomo una inhalación fijándome en la pastilla que se desliza por la superficie helada y voy detrás de ella.

—¡Más rápido, Walker! —exige el entrenador —¡Necesito más velocidad!

Hago lo que pide, muevo los pies de tal manera que consigo aumentar la velocidad de mi deslizamiento. Fijo la atención en la pastilla, solo soy capaz de mirar la pequeña figura redonda que choca contra la punta de mi bastón y cuando estoy por hacer el movimiento de anotación, un cuerpo choca contra el mío.

El golpe me arrebata el aire y me manda al suelo. Cierro los ojos mientras intento recuperar el aliento.

—Uh, golpe duro —Rony frena los patines a mi lado —dame la mano.

—Logan, ¿Cuántas veces te he dicho que tienes que fijarte de los oponentes antes de una anotación? —inquiere el entrenador —¿qué es lo que pasa contigo? Llevas días distraído, no puedes darte el lujo de tener lesiones, ni de fallar. ¡Ninguno de ustedes puede darse el tiempo de estar distraído!

—Lo que pasa es que la súper estrella lo ha abandonado —mis músculos se ponen rígidos cuando escucho la voz de Arthur —¿no es así, Walker?

—Más vale que cierres la puta boca —advierto girando hacia él —sino quieres que te reviente la cara con el bastón.

—Vamos, hombre —dice riendo —admite que el hecho de que tu novia te dejara te está afectando.

—Si me está afectando o no, ese no es asunto tuyo —aseguro con firmeza —lo que si me causa curiosidad es saber, ¿qué haces aquí? No jugarás el resto de la temporada, ¿por qué pierdes el tiempo entrenando?

—Logan —reprende Frank —cierren la boca los dos, o ambos estarán en la banca durante el próximo partido. El entrenamiento acabó chicos, vayan a cambiarse.

No me molesto en esperar otra indicación, me deslizo hasta la salida de la pista y tomo los protectores que he dejado a un costado.

No espero a nadie, camino hasta los vestidores y cuando llego a mi casillero, me deshago de los patines con brusquedad.

—¿Estás bien? —volteo cuando la voz de Rony se escucha —¿Quieres salir a tomar algo con nosotros?

—No tengo ganas de estar con el imbécil de Arthur —espeto.

Imperfecta SinfoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora