Mi Geisha... ¿Es Un Hombre?

prólogo

La tarde sé acercaba y las llamas de la guerra que consumieron aquel poblado al fin cesaba y las casas consumidas de lo que una vez fue el último pueblo vikingo en Noruega, ahora no quedaba nada más que cenizas y muchos cuerpos sin vida.

De una de esas casas en escombros salieron un par de gemelos de no más de cinco años de edad abrazándose y lamentando la perdida de su hogar y lo que conocían

Por otro lado unos jinetes a caballo corrían recorriendo aquellos lugares por dónde decían habían salvajes asesinos, pero lejos de encontrar eso, encontraron una aldea destruida dónde se adentraron y al poco rato escucharon llanto de niños

— hola? Quedó alguien?

Aquel jinete de armadura extraña bajo del caballo y se adentro más encontrando a los niños uno era rubio ojos miel casi dorados y el otro pelo negro y ojos morados como las uvas, que al percatarse de su presencia uno de ellos se puso frente al otro protejiendolo

—∆[€}∆π€

— no les haré daño, por favor baja la guardia pequeño— el hombre les hablo en noruego ya que ese debía ser su idioma

Pero el niño no pareció escuchar seguía en posición de defender al otro

— ey— llamo a sus compañeros en su idioma de ellos, el japonés— alguien sabe el idioma de estos niños?, No hablan noruego

De entre los soldados salió uno

— yo sé el idioma, es nórdico antiguo, está era la última de las aldeas vikingas, permítame— el soldado japonés se acercó y empezó a hablar— ejem disculpen pequeños, no pretendemos hacer daño, somos del sureste cruzando en barco un lugar que llamamos imperio japonés, nos dicen que sucedió?

— unos hombres iguales a ustedes provenientes de antes de llegar a su tierra atacaron e incendiaron este lugar, solo sobrevivimos mi hermano y yo, tienen esa bandera de allá— el pequeño de pelo negro apunto hacia algún lado donde había una bandera que reconocieron de inmediato

— el imperio chino— susurro el hombre— niños, no pueden quedarse aquí, nos los llevaremos— les ofrece su mano

— bien— el niño rubio iba a tomar la mano del hombre pero su hermano se lo impidió

— no, este es nuestro hogar, no quiero— este ya tenía lágrimas en los ojos no quería abandonar su alguna vez hogar

— deben venir, acaso no quieres protejer a tu hermano?—el niño asintio— entonces vengan

— si señor— tímidamente tomo la mano del hombre y empezó a caminar lentamente

— gracias por ayudarnos— el otro se sujeto a la otra mano y también empezó a caminar

— vendrán con nosotros— cargo a los niños y los subió al caballo

Pronto emprendieron de nuevo su camino pero está vez de vuelta a su imperio
Después de unos días de viaje por fin llegaron a esa región donde al llegar a la capital el soldado que llevaba a los niños se desvío y llegó a una casa en la cual bajo con los niños y cuando toco la puerta salió un chico que se lanzó sobre aquel hombre a abrazarlo

— hermano, me alegro mucho de que estés bien creí que no te volvería a ver

— no había nada, solo encontré esto— jalo un poco de la mano a los niños los cuales tímidamente observaron al contrario

— son.... De otro país

— quiero hablar contigo

— si, pasen — el chico los hizo pasar y les sirvió te

— hermano, el imperio chino destruyó la última aldea de vikingos

— ho, y ellos...

— si— observa que los niños están dormidos— únicos sobrevivientes, te los encargo tienen solo cinco años, que no olviden su lengua, pero enséñales el japonés

— y sus nombres son?

— son gemelos y el de cabello negro se llama Nightmare y el rubio se llama Dream

— son muy lindos como para ser trabajadores, y no serán aceptados tan fácilmente por no ser de aquí

— por eso te los dejo a ti

— los haré geishas

— que? Pero son

— se que son hombres, pero como, no creo que les vaya bien

— y que pasará cuando tengan que dar su virginidad al mejor postor

— yo arreglo eso

— tu eres el dueño de este lugar, haz lo que quieras, pero que estén bien

— no te prometo nada, sabes que nadie se salva de ciertas cosas, pero al menos como geishas no sufrirán tanto