.

5 2 0
                                    

- Son 30 dólares señorita- dijo nervioso el chico de la caja registradora, con un suspiro saliendo de sus pensamientos, Aruna paga sin levantar la vista del suelo tomando entre sus brazos la comida que había comprado susurrando un suave "gracias" entre sus labios y así retirarse.

A mitad de su camino levanto por fin su mirada, una mirada de abatido aburrimiento, el color de sus ojos podría ser un café oscuro, pero en ese momento se confundía con la tenue oscuridad de la noche, contemplando la luna llena, una luna en soledad igual que ella, "al menos las estrellas te acompañan cada noche, pudiendo oír los deseos ajenos, al menos yo admiro esa bella melancolía bañada en soledad" pensó.

Tomo uno de los refrescos que tenía entre sus bolsas, sentándose en el frio cemento de la acera, levantando la lata brindando entre ella y la luna, solo ellas dos, como ha sido hace años, abrió la lata y con una pequeña sonrisa continúo contemplando la bella noche hasta que de un momento a otro la oscuridad se volvía una bella luz naranja dejando aún más asombrada a la joven, tomo su celular dándose cuenta que su travesía de ver el cielo nocturno tomo más de 2 horas entre pensamientos y pequeñas sonrisas

- Mierda – susurro rascando su cabeza levantándose de un brinco corriendo a su apartamento para tomar una rápida ducha, vestirse y así con el cabello mojado y algo desordenado volver a salir de su casa. - ¡¡¿Por qué tenía que ser hoy?!! – grito mientras tiraba su bolso atreves de un pequeño muro para después saltar de este corriendo después de aterrizar abriendo las puertas como loca hasta por fin estar en el pasillo descansando.

Abrió la puerta de su clase y entro con sigilo colocándose una bata blanca sentándose atrás del aula

- Aruna, llame a lista hace más de 20 minutos- dijo la maestra mirándola con un notable descontento – ahora qué? Aruna? Te quedaste dormida por 5 vez en el mes, te caíste otra vez, ¿tu tarea o simplemente no tienes motivación jovencita? – se escuchó como la mayoría de las personas soltaban risas, pero la maestra coloco bruscamente el libro sobre la mesa dejando que lo único que se escuchara sea silencio.

- Perdón me, estaba dormida y la alarma no sonó para despertarme maestra

- Tú te la vives en tus sueños, pero no en la realidad niña, no entiendo como pasaste hasta el último semestre, tus padres estarían muy decepcionados- suspiro la maestra en desagrado girando para seguir con la explicación.

Aruna escondió su rostro en el enorme libro de Rosman. Medicina Interna, 18ª edición, mordió su labio tratando de retener sus lágrimas de frustración, si tan solo esa maestra supiera que tiene razón, los padres de Aruna si están decepcionados, pero no por su falta de compromiso, la joven Aruna solo dejo caer su cabeza para mirar la ventana, con esa misma mirada vacía, No está en la vida para cumplir las expectativas de otras personas, ni siente que el mundo deba cumplir las ella pero aun así no entiende por qué el ser humano siempre tenga que ser tan egoísta y tan poco sensible ya que Muchas cosas se hacen problemáticas por una sola razón: el descontento con uno mismo, aún recuerda ese último abrazo de su madre, ojala estuviera ahí para poder abrazarla en otra vez.

Después de discutir con su padre y de marcharse su madre se fue atrás de ella con lágrimas en los ojos y su mano derecha sujetando su pecho con una respiración cortada, su mirada era igual a la de Aruna en estos momentos...un completo vacío, negando con la cabeza soltó el brazo de su única hija dejándola anonadada

- Que seas libre de tomar un camino cuyo fin no siento necesidad de conocer, ni la ansiedad febril de estar segura de que vas adonde yo hubiera querido que fueras, aun así, ten presente que yo te tuve entre mis brazos, estuve ahí para ti, mi querida niña, yo soy tu madre y aunque no me guste que tu camino te aleje de mí, estoy orgullosa de la mujer que hoy está delante mío.... se feliz mi querida Aruna, tu madre aun te seguirá amando- y así como sus últimas palabras el ultimo recuerdo es el sutil aroma de su madre, un aroma a flores y su antigua colonia que se ponía todos los días sin falta y la última imagen de su madre con lagrima en los ojos, pero con una pequeña sonrisa para después darle la espalda a su hija dejándola libre.

Una fría sensación por su cabeza la despertó por su cabeza haciendo que se levante de su asiento dándose cuenta de que habían tirado agua en su cabeza

- Miren que tenemos aquí, tu como siempre arruinando todo con tu presencia- Aruna limpio su camisa con sus manos

- ¿A ti que mierda te hice? – miro con enfado al chico de alta estatura

- Nada, solo no entiendo porque aceptan aquí a gente pobre y con falta de carisma- soltó una carcajada vaciando lo que quedaba de la botella de agua nuevamente sobre su cabeza

- Me han dicho cosas peores y gente mucho mejor que tú – sacudió su cabello dejando caer algunas gotas de agua sobre el chico- lo único que eres es un cenutrio- Aruna tomo su bolsa y con una sonrisa de oreja a oreja se retiró dándole un codazo- ah y me quedaría a explicarte que es cenutrio, pero no se explicar con plastilina- dicho esto se retiró.

Como dije antes, alguna gente realmente solo piensa en ella misma

- ¿Te bañaste por segunda vez o el idiota de miguel te volvió a molestar?

- ¿Tú qué crees? ¿Pensé que te cambiaste para psicología? - Aruna miro feliz a la pequeña chica, su mejor amiga y única por así decirlo, ella era Tara, eran amigas desde que entro a la universidad, era bajita, de tes pálida y cabello corto con unas hermosas pecas en sus mejillas

- Si lo hice, pero no había ningún chico guapo y me aburrí – coloco su mano en su frente fingiendo un suave llanto, pero la risa la domino primero- ya enserio, resulta que no soy apta para ser psicóloga porque yo necesito uno también

- ¿Y eso lo dudas? – dijo Aruna entrando al baño junto con Tara

- Auchs, así loca me amas- la chica pequeña saco de su bolso una camina para así agitarla en el aire- vamos, di que me extrañaste

- Está bien, te extrañe...aunque extrañare el silencio que había a mi alrededor- tara soltó una risa para tirarle la camisa Aruna para que así esta se cambiara

- ¿Oye, me prestas tu teléfono un momento? - grito aprovechando que Aruna estaba ocupada- y ahora... ¡sonríe Aruna! - tomo una foto de la chica desprevenida

- ¿Qué hiciste? – tara entro el celular con una sonrisa maliciosa y pero Aruna tenia una mirada de enojo

- No es nada cariño, solo descargue una app de citas querida, ya es momento de que a tus 22 tengas novio, hasta estoy pensando que gustas de mi

- Pero yo no quiero un novio- Aruna trato de borrar la app pero de repente sonó el celular con un mensaje, su amiga le tomo las manos haciendo un puchero y ojitos de suplica susurrando repetidas veces " por favor, pooor favor"-... esta bien, pero solo la tendré hasta mañana, no quiero ni necesito un chico

Como usted ordene my lady-tara abrió la puerta del baño con una reverencia para Aruna, saliendo de esteambas

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 19, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Otro "como yo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora