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     —¿Acaso estás evitándome?

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     —¿Acaso estás evitándome?

Al escuchar la voz del rubio tan cerca de sí se levantó asustado, casi soltando un chillido de terror al notar que efectivamente Ruto estaba a su lado.

Maldijo a su suerte y a Mashiho también una y mil veces en su mente mientras llevaba una de sus manos hasta su pecho intentado recobrar la respiración que le había sido arrebatada de nueva cuenta.

Observó al menor con ojos temblorosos mientras soltaba balbuceos intentando excusarse, oyó la risa del rubio seguido de un tacto cálido en su hombro, siendo la mano del Japonés que la había puesto ahí en un intento de que el pelinegro se calmara.

—Tranquilo hyung, estoy bromeando. No debe asustarse, no es como si en verdad me estuvieras evitando — dijo el menor sonriendole con calidez, causando que se perdiera unos largos segundo en su rostro tan cerca del suyo.

—Lo siento Ruto, sólo... Me tomaste por sorpresa — murmuró bajando su mirada sin soportar más el hacer contacto visual con el rubio.

Terminó por dejarse caer sobre el césped de nueva cuenta dejando su antebrazo obstruyendo su vista, mientras intentaba no verse nervioso y calmar el constante latido de su corazón.

Escuchó la suave risa del Japonés que causó que nuevamente su corazón latiera con prisa— No era mi intención hacerlo en verdad, entonces ¿Por qué salió corriendo? —preguntó con un pequeño tono de burla.

Ahora si que no sabía que contestar. Se incorporó rascando su nuca mientras evitaba el contacto visual con el rubio, intentando pensar en una excusa creíble.

—Yo eh... Quería algo de aire fresco, si eso... — murmuró con rapidez aun sin ver al menor, escuchando de nuevo su risa y avergonzándose mientras sentía su rostro caliente.

Mantuvo la mirada baja durante un rato, sintiendo que el rubio no apartaba sus ojos de encima suyo mientras un silencio cálido los rodeaba a pesar de estar demasiado nervioso por la compañía del menor.

Lo único que alcanzaba a escuchar eran los murmuros lejanos de los estudiantes, algunas hojas moviéndose a causa del viento que se hacia presente y sus respiraciones calmadas. Hasta que la voz de Haruto inundó sus oídos con suavidad.

—Hyung... —levantó de apoco su vista, notando que el contrario estaba mucho más cerca de su persona causando que su cara se sonrojara al ver el rostro contrario a pocos centímetros del suyo.

Con un pequeño murmuro incentivó al mayor para seguir hablando, notando como una pequeña y suave sonrisa surcaba por sus labios.

—¿Alguna vez alguien le dijo que tiene lindo ojos? — la calma y suavidad además de las palabras en la pregunta causaron que una expresión de confusión se instalara en el rostro del mayor quien quedó perplejo ante lo dicho.

—Yo... —antes de siquiera poder continuar con la oración el menor le interrumpió.

—Junkyu, me gustas.

Abrió sus ojos como platos por la sorpresa de haber escuchando eso, parpadeando varias veces mientras procesaba lo que el menor acababa de confesarle.

No supo de dónde había sacado aquel granito de valentía pero sentía que debía de hacerlo o nunca lo haría— Ruto, también me gustas.

Lo soltó en un murmuro lo suficiente alto para que el Japonés lo escuchara, quien solo atinó a ensanchar su sonrisa.

El rubio de apoco fue eliminando la distancia entre ambos, uniendo sus labios en un tranquilo y cálido beso que causó estragos en el interior del pelinegro.

Después de unos cuantos minutos se separaron con lentitud, recargando sus frentes con la contraria mientras ambos sonreían bobamente por la felicidad que sentían en ese momento. Se mantuvieron en silencio un rato, disfrutando del viento chocar contra las hojas de los árboles y de sentir

la cálida respiración del contrario mezclarse con la propia, hasta que Haruto volvió a hablar.

—Puede que esto arruine el momento, pero completó su reto — dijo el menor con una sonrisa divertida en un murmuro, ocasionando que Junkyu se separara abruptamente mirándolo con sorpresa y vergüenza mezclada.

—¿Qué?...

—No se lo tome a mal, pero hace unos días que Mashiho Hyung me había comentado del reto que le dio y bueno, lo vi como una oportunidad — el rubio desvió su mirada de la estupefacta de Junkyu, rascando su nuca nerviosamente al no saber cómo reaccionaría el contrario.

Y contrario a lo que imaginó, el pelinegro empezó a maldecir por lo  bajo levantándose rápidamente ante la confundida mirada del menor.

—Voy a matar a ese enano con complejo de adorno de jardín.

Y así el pelinegro se fue mascullando insultos y maldiciones dirigidas a su amigo mientras el rubio lo seguía atrás para evitar que Junkyu cometiera algún asesinato contra Mashiho. Aunque Kyu estaba lo suficiente avergonzado como para siquiera dirigirle la mirada a Haruto.

El reto del Beso💋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora