Irse

719 71 48
                                    

Fukuchi se consideraba a sí mismo como una persona centrada y con una buena capacidad para comprender y actuar basándose en las situaciones que la vida le ponía enfrente, pero no sabía que decir luego de que cuando finalmente su esposo desde hace más de veinte años le abriera la puerta y lo primero que vio, fueran dos maletas.
— Necesito tiempo para pensar — fue lo que dijo Fukuzawa antes de empezar su camino hacia la salida, — ¿¡Qué!? — preguntó Fukuchi mientras lo seguía, —¡No puedes irte! — reclamó, pero su esposo no quería escuchar nada, — ¡Tú no eres de los que huye cuando las cosas se ponen difíciles! — solo en ese instante Yukichi se detuvo, no permitiría que lo llamarán cobarde, lo que estaba haciendo era completamente lo opuesto a ser un cobarde lo había pensado durante tanto tiempo y se planteó cada posibilidad posible antes de llegar a la conclusión de salir de su hogar, — No estoy huyendo, necesito tiempo para... —.
— ¿Para qué? Necesitamos estar juntos y resolver esto juntos, como un matrimonio — pidió Fukuchi, buscaba que Fukuzawa se quedará, por muchos errores que había cometido sentía que no ameritaba esas medidas tan drásticas, si estaban juntos podrían resolver esto, eso hacían los matrimonios, quedarse juntos hasta el final sin importar nada, ¿Qué no el amor lo puede todo? Aunque tal frase nada más tenía sentido hacía años atrás para Fukuzawa, ahora se daba cuenta de que aquello era una mentira y se lo diría a Fukuchi, — ¡Esto no es un matrimonio! ¡Me engañaste! — exclamó el presidente de la agencia, — ¡Tú también! — atacó Ochi, — ¡¿Y sigues sin ver el problema?! Te engañé. Me engañaste. Las personas que hace más de veinte años se casaron nunca harían eso, jamás lastimarían a la persona que amaban, esto que tenemos no tengo idea que es, pero no es un matrimonio — le explicó, no podía solamente lavarse las manos con que Fukuchi fuera un infiel, él también había faltado a sus votos, algo que debía ser sagrado para él, lo desecho una y otra vez, no podía permitirse vivir en ese ambiente, no sin antes estar solo un tiempo, quería analizar todo sin tener la influencia de Fukuchi o de alguien más, plantearse todas las posibilidades de como debía encaminar su vida desde ese momento, pero Ochi creía que estaban en el punto exacto por muchos errores que tuvieran solo tenían que hacer unas modificaciones, pero juntos, no solos, — Estás pensando desde el rencor, tienes que quedarte, descansar y mañana arreglaremos esto — pidió, parecía que Yukichi lo considero un segundo, tenía miedo que al salir de esa puerta destruyera algo que había cuidado durante años, sentía pánico, un miedo extremo por no saber que sucedería después de salir por la puerta, tenía miedo de no tener ningún apoyo hasta que escucho el ruido de un auto que se buscaba estacionar frente a su casa, “No estoy solo” se dijo dándose cuenta de que había personas de su lado que lo apoyarían a tomar cualquier decisión que hiciera.

— No vas a poder detener Ochi, quiero reflexionar en lo que hice con mi vida — expresó Fukuzawa antes de empujar a su esposo de la puerta para encontrarse con Kunikida, Atsushi y Kenji los cuales venían a ayudar a cargar todas las cosas, — Pueden ir por mis gatos... — pidió a lo que los más jóvenes asintieron, Kunikida tomo una de las maletas de su jefe para ayudarlo a subirla al auto, no diría nada eso sería lo mejor, hacer este proceso lo menos perturbador y escandalosos posible, sino fuera por el inconveniente de que Ochi intento detenerlo y comenzaron a discutir, sería una discusión normal si no es porque se reclamaban cosas demasiado privadas que sus subordinados no debían saber.

— ¡Dices que yo no te hacía caso! ¡¿Pero qué pasaba con tus días que te dolía la cabeza?! — reclamó Fukuchi a lo que Fukuzawa se enojó, — No lo sé... ¡Tal vez porque si me dolía la cabeza! ¡Además, que cinco minutos cuando estás inspirado no es nada! — atacó el presidente, en ese instante algo que debió ser una salida madura para que cada uno pensara en sus errores se volvió una discusión que, sino fuera porque Atsushi y Kenji estaban demasiado ocupados intentando atrapar a los gatos del presidente es posible que la idea de darles un seguro para recibir atención psicológica sería algo dado por la agencia.

Al final Fukuzawa salió aún más enojado con su esposo y este también estaba enojado, — ¡Vete a ver con ese maldito doctor! —.
— ¡Adivina a dónde crees que voy! — eso último no era cierto, pero ya se estaban diciendo todo lo que en la terapia dijeron que estaba mal a la hora de comunicarse.

***

Ranpo y Yosano habían preparado la habitación para el presidente, no podían decir que estaban felices por desenmascarar a Fukuchi, la verdad que por mucho que lo odiaran y él, los odiara a ellos no querían que el presidente sufriera, era la persona más importante en su vida, era como un padre cariñoso que los cuidaba siempre, pero la otra opción era dejarlo vivir una mentira, cosa que jamás permitirían.

— Llegamos — dijo Kunikida antes de meter las maletas, acompañado por los dos muchachos y los gatos. Fukuzawa se había quedado un rato afuera, no quería entrar, no soportaría todas las preguntas que le harían y también ahora se sentía mal por la última discusión, se supone que se iría sin hacer grandes escándalos, pero ahora se habían lástimado otra vez.

— Presidente — llamó Ranpo a lo que Fukuzawa miró el suelo, — Le traje esto — después de eso le entrego una frazada, tenía dibujos de ositos y era usada por Ranpo cuando tenía frío y se la llevaba cargando a la agencia, — ¿No vas a hacerme mil preguntas? ¿O lo vas a deducir? — preguntó cansado a lo que el detective negó antes de darle la frazada, era una noche fría en más de un sentido, — Sé que es algo que me contará cuando esté listo —.
— Gracias — suspiro, estaba cansado de que algo que debió ser privado lo supiera todo Yokohama, tener algo de privacidad nuevamente, se sentía bien para variar, — Su cama ya está lista — agregó Edogawa antes de irse, el presidente solo asintió, cuando se sintió solo, pudo hacer lo que desde hace varios días deseaba y eso era llorar, solo quería hacer eso, no quería pensar, gritar, ni siquiera quería reclamar algo, solo sentía que si seguía guardándose eso se lastimaría aún más que ahora.

***

En otro lugar Fukuchi hacía lo mismo, únicamente hasta que se dio cuenta de lo vacía que estaba su casa, finalmente vio su soledad y de lo mucho que lo había arruinado, — Perdón... — finalmente, las palabras que debió decirle a Fukuzawa salieron de sus labios, el problema es que quién debía escucharlas estaba llorando, sintiendo que el mundo entero se le estaba cayendo a pedazos.

Ya son cinco años que llevo dentro de Wattpad, lo cual me hace muy feliz, espero seguir trayendo más o mejores historias.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 26, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora