Las luces de la ciudad pueden ser hermosas de observar para una pareja, ¿No? Vaya que si, sin embargo... Quizás no lo sean en este momento.
—¡Mierda, Mafu! ¡Cierra esas malditas cortinas!
—Ya voy, voy.
Es un poco dificil justo ahora, Soraru-san está ebrio hoy y se ha venido directamente a la cama. No digo que esté mal que disfrute de la vida como le plasca.... Solo me duele verle así.
—¿Te quedarás ahí parado? Tu precencia me molesta.—Gruñe desde las sábanas.
—Lo siento, me iré ahora.
Arrastro un par de mantas hasta el sillón y me hago una bolita en ellas. Un suspiro sale de mis labios y, repentinamente me siento triste.
Son las 3:24 de la mañana y Soraru acaba de llegar, tambaleándose por la ebriedad como ya es costumbre desde hace mucho.
Al principio, yo era su primera parada cuando estaba ebrio. Había besos por todos lados, había también una cantidad abismal de cumplidos hacia cualquier cosa de mi. Sin embargo, hace meses no me da siquiera las buenas noches, y yo trato de mantenerme feliz a pesar de eso.
Puedo dejar de poner picante en su comida. Puedo poner mucho más hielo en su whisky. Puedo quedarme quieto mientras el se corre en mi cara. Y también puedo dormir en el sofá si él necesita su espacio... Pero siento que cada vez que "si puedo", es como si fuera un "debo".
Estoy muriendo, probablemente. Cada día estoy más delgado y me cuesta más mantenerme en pie.
Sonreír radiantemente es difícil ya, no puedo.
"Claro que puedes, Mafu" la voz de Soraru-san retumba en mi cabeza. "Por mi" me dice una y otra vez mientras recuerdo que es lo que no podía hacer en aquel entonces.
Un trío.
Fue hace dos meses, creo. Soraru-san me llevó a un club nocturno para celebrar nuestro tercer aniversario. Estaba altamente feliz ese día. Había flores, comida, música y sobre todo, estaba él. Recuerdo haber dado saltitos cuando mencionó algo sobre una sorpresa para mí... Pero toda emoción se desvaneció cuando me llevó a los baños y me persuadió para dejarme tocar por un prostituto.
"—¿Quien es?—Le pregunté con incomodidad.
—Un conocido. Nos hemos estado reuniendo un par de veces ya.
—¿Y?
—Le he pagado para que haga un trío con nosotros. Feliz tercer aniversario, Mafu."
Una sensación me ataca. Quiero vomitar de solo recordar aquella vez. Lo perdono, claro que lo hago. No importa si Soraru-san se ha acostado con ese prostituto. No importa tampoco si lo ha hecho con unos cuantos más... Y desde luego tampoco importa que me haya hecho hacerlo a mi también. Después de todo, soy yo su pareja oficial, ¿No? Puedo vivir feliz con ello.
El sueño comienza a ser más fuerte que las náuseas y los malos recuerdos, así que agradezco al cansancio que al final haya podido vencerme.
Un ruido fuerte logra despertarme de golpe, así que salgo corriendo hacia la cocina. He olvidado mirar por dónde caminaba, hasta que un pedazo de vidrio me lo recuerda al sentir como se enterraba en mi pie, haciéndome sangrar.
Me detengo en seco y ahogo un grito agudo de dolor, gimoteando.
—Se me ha caído un vaso.—Dice Soraru-san de forma tranquila.
—Y-ya lo he notado. —Me quejo, dolorido.
—Deberías recogerlo.—Sugiere mientras toma otro vaso y lo llena de agua, bebiendo esta.
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Soramafu- Ebriedad. [One-shot]
Fiksi PenggemarNo importa nada. Soy tu pareja después de todo, ¿No?