You and I ~ Shadonic

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Los pájaros comenzaron a cantar, tal sonido provocó que el azulado se despertara poco a poco estirándose de inmediato. Las sabanas solo cubrían parte de sus pies debido al calor que se sentía.

Miró al otro extremo de la cama esperando toparse con el moreno, pero este no estaba. No le quiso dar tanta importancia y se levantó para ir al baño y lavarse tanto la cara como los dientes.

Una vez hechas ambas actividades, salió del baño y bajó las escaleras un tanto rápido con la esperanza de encontrarse al moreno que, una vez ya estando en la planta baja, buscó por cada rincón de la casa.

Al no notarlo por ningún lado, se dirigió a la parte trasera, pero tampoco estaba ahí y comenzaba a sentirse con cierta tristeza. Volvió a entrar a la casa y fue directamente al garaje.

Ya no estaba el auto.

– Bueno... Él dijo que podía manejar de noche. – se decía a sí mismo volviendo al interior del hogar – Será mejor que desayune algo. – mientras caminaba, colocó una de sus manos en su trasero – Ya empieza a dolerme.

Se había preparado un pan tostado con mermelada de fresa y una taza de leche. Esta vez quiso desayunar a fuera y lo hizo. Miraba el lago con la cascada sintiendo gran paz en su interior, al mismo tiempo que disfrutaba en su totalidad de su desayuno.

Sus orejas se movieron al escuchar la puerta principal ser abierta y cerrada.

– ¿Ya llegaron? – preguntaba para sí mismo poniéndose de pie.

Entró a la casa y se topó al moreno dejando una bolsa de plástico en la mesa y no podía negarlo, se emocionó al verlo nuevamente.

– Buenos días, Sonic. – decía el moreno con mucha tranquilidad.

– Buenos días. – se acercaba con una ligera sonrisa – Creí que te habías ido.

– ¿Irme sin despedirme? – lo miraba – Yo no hago eso. – le mostraba lo que había comprado – Fui por algo para que desayunáramos. Traje pan y unas manzanas.

– Gracias, Shadow. – miraba las cosas – No debiste.

– Hey, no es nada. – sonreía ligeramente – Amm, Sonic. Respecto a lo que sucedió a noche... ¿Cómo te sientes respecto a eso?

– Tranquilo, me siento bien. – sonreía – Más que bien, mejor dicho. ¿Qué hay de ti?

– No tienes idea. Te preguntaba porque sigues casado, tienes familia...

– Shadow. – colocó su mano en el hombro del moreno – En verdad estoy bien. – le sonreía.

– Sensacional. – decía con cierta conformidad – Hagamos el desayuno.

Mientras se ocupaban de preparar el desayuno, llegaban a jugar entre ellos o hacerse varios cariños.

Y así estuvieron gran parte del día, desayunaron a fuera, platicaban de todo y reían juntos. Ambos limpiaron la casa para que se mantuviera en orden acompañados de música que, en ocasiones, hacían pasos de baile juntos para luego continuar con sus respectivas tareas del aseo.

Además, parte de la tarde estuvieron en el lago ya sea lanzando las piedras delgadas o nadando un poco acompañado del juego. Habían ido a explorar detrás de la cascada encontrándose un lugar bastante cómodo para sentarse y sentir algunas gotas caer por su cuerpo.

– Siempre he querido ver si había algo detrás de la cascada. – comentaba el azulado – Solo que nunca lo hacía porque a mis hijos les daba miedo. En especial a Astrid.