1. El lado malo de las cosas.

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La primera vez que Draco lo sintió tenía 5 años. Era un 31 de julio y casi puede recordar la sensación del dolor que no era suyo, la terrible opresión en el centro del estómago y como irradiaba hacia las zonas más cercanas. Recuerda hacerse un ovillo sobre su cama mientras llamaba a su madre y recuerda también la cara angustiada de sus padres cuando lo encontraron con lágrimas en sus ojos, afortunadamente un hechizo para el dolor dejó el asunto en el olvido.
Lucius y Narcissa le prohibieron comer bouillaisse nuevamente y Draco era demasiado joven e inexperto para explicar que aquello que había sentido no era un dolor de estómago común.

No habían pasado seis meses desde aquel incidente cuando, después de largas horas de juego en los jardines de la mansión una ansiosa Pansy Parkinson entró buscando a Lucius —¡No puede mover las manos!— exclamo la pequeña de apenas 5 años en cuanto encontró a los padres del rubio —Juro que no hicimos nada señora Malfoy pero Draco no quería que les dijera nada— la mirada suplicante de Pansy no dejaba lugar a dudas, algo estaba ocurriendo y nada tenía que ver con su tarde de juegos.
—Quédate con Pansy, veré que ocurre— a paso veloz, Lucius Malfoy salió de la mansión, olvidando cualquier atisbo de clase y compostura. Algo pasaba con su hijo y a la mierda cualquier otra cosa.
Encontró a Draco en la orilla del pequeño lago de la mansión, las manos sumergidas en la fría agua la cual por cierto, el pequeño rubio parecía no notar, definitivamente el mayor de los Malfoy no entendía qué en nombre de Merlín estaba ocurriendo, se preguntó si las manos de su hijo simplemente habían quedado paralizadas. La voz llorosa de Draco cortó esa línea de pensamiento —No fue culpa de Pansy— lloró —Estábamos jugando y mis manos estaban tibias y de repente estaban calientes, mucho padre, Pansy dijo que estaban heladas y yo... —hipó— quemaban, aquí ya no queman—
La explicación de su hijo estaba lejos de ser concluyente, no tenía idea de qué podría estar pasando, sin embargo con toda la delicadeza del mundo retiro las pequeñas manos del agua y aplico un par de hechizos de enfriamiento, implorando al universo que fuera suficiente para mantener a raya lo que sea que estuviese ocurriendo con Draco.
Unas cuantas ranas de chocolate y acurrucos bajo los brazos de su madre después, el más pequeño de los Malfoy estaba en un profundo sueño —Iremos a San Mungo— declaró Narcissa— ¡No es normal que un niño de 5 años sienta que sus manos se queman!— su esposo sabía por supuesto que no era normal, por lo que, a la primera hora del día siguiente el trío de rubios se presentó con la intención de encontrar una respuesta del por qué un niño de 5 años sentía que sus manos se quemaban.

—Magia accidental— fue lo que diagnosticó el medimago, normal en niños que aún no controlaban su magia y frecuentemente capaz de dañar a los infantes que la propiciaban cuando era poderosa y de aparición sin causa aparente —Tendrán que estar al pendiente de Draco, evitar que pase demasiado tiempo a solas y aprender todos los hechizos y contramaldiciones que puedan para aliviar a su hijo en situaciones complicadas— Narcissa no sintió confianza en lo absoluto, jamás había visto magia accidental de esa magnitud, mucho menos en contra de quien la producía, pero Lucius lo creyó y compró unos cuantos libros de medimagia, estableció horarios con Draco y con ello fue suficiente para calmar la ansiedad de su esposa.

Afortunadamente para la familia Malfoy, la estricta vigilancia con Draco había funcionado, los incidentes de magia accidental se detuvieron durante sus 6 años. La calma duró poco considerando que el infierno se desataría apenas dos meses después de cumplir los 7. La madrugada del 31 de julio de ese año el grito desgarrador del menor de los Malfoy alertó a elfos domésticos y a los padres del pequeño, boca abajo y presionando su cabeza sobre su almohada, Draco apenas podría hablar, la sensación urente y el ardor en su espalda no le permitían articular frases lógicas para explicar la sensación que atravesaba su espalda, rápidamente su madre reaccionó lanzando hechizos contra el dolor y alguno de enfriamiento considerando la situación previa, sin embargo el llanto de Draco no cesó y sus padres empezaban a caer en la desesperación, no sabían que más hacer excepto tomar el cuerpo de su hijo en brazos e intentar tranquilizarlo mientras el episodio de magia accidental pasaba, 15 minutos después el llanto de su hijo disminuyo y mientras Lucius tenía a Draco en brazos Narcissa se dedicó a derramar palabras calmantes mientras acariciaba el cabello del menor.

In the same way || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora