In the same way || Drarry

2. El lado bueno de las cosas

TW: descripciones no gráficas de violencia, pensamiento suicida muy implícito (quizás imperceptible) , violencia intrafamiliar.

Harry no sabía mucho sobre la vida, ¿Cómo podría? A sus cortos 4 años se había limitado a ocultarse en la pequeña alacena bajo las escaleras, a pasar inadvertido ante los ojos de cualquiera. Sus tíos no lo habían ingresado a preescolar como a Dudley pero le habían permitido adquirir los viejos libros de cuentos que su primo ya no quería, Harry se consideraba inteligente porque... ¿Podrían todos los niños de 4 años aprender a leer por si mismos? Él no tenía idea. Gracias a los viejos libros sabía palabras largas como microscopio, aprendió que las manzanas crecían en los árboles y descubrió que las brujas volaban en escobas. Harry sabía más cosas por supuesto, su estancia con los Dursley le había enseñado él era un estorbo, en ocasiones también un tonto o un monstruo. Su tía Petunia no se cansaba de repetirlo cada que salía de su habitación

El pequeño ojiverde no entendía por qué motivo él podría ser un monstruo, no tenía dientes afilados o garras en las manos, su espejo de la alacena demostraba que no tenía parecido alguno con las animaciones que veía en los libros. Tampoco estaba seguro de a qué se refería su tía cuando lo llamaba estorbo, ciertamente la alacena aún tenía suficiente espacio para que su tío Vernon pudiera seguir acumulando herramientas que no utilizaba sin que Harry quitará demasiado espacio, además él era pequeño, más que Dudley con toda certeza. Asimismo Harry sabía que no era tonto, su primo aún no sabía diferenciar entre la "d" y la "b", no es que el fuera a hacer un comentario al respecto, no sobre alguna de las cosas que sus tíos decían.

Había cosas que Harry si entendía, los pasteles de cumpleaños para Dudley, las mañanas de navidad con una gran cantidad de regalos que no eran para él, las tardes de juego a las que no era invitado, el desayuno con tocino a medio freír porque de esa forma le gustaba a su primo, Harry era perfectamente capaz de entender que ese tipo de amor no era para él, que no lo merecía. Debe reconocer que quizás a sus 4 años si era un poco tonto.

Cumplir 5 años era un gran acontecimiento, de antemano sabía que no recibiría una celebración, ni siquiera estaba seguro de por qué motivo los Dursley habrían decido mencionar su fecha de nacimiento, quizás solo era otra forma de hacerle ver que no era amado y que su existencia no tenía relevancia alguna, en lo que a él respecta tenía suerte de ser dueño de su nombre, su fecha de nacimiento y los lentes demasiado grandes para el que solían ser de su padre. Su cama no era su cama, su habitación tampoco era suya e incluso dudaba de que "Harry" fuese el nombre que sus padres escogieron realmente para él, sus tíos eran capaces de cualquier cosa con tal de hacer su vida miserable, el aprendió ese concepto ese mismo día, miserable.

Harry entendió por qué sus tíos habían dejado escapar que era su cumpleaños.

-Ya estás en edad de empezar a responsabilizarte chico, tendrás que ayudar en las actividades del hogar -exclamó Petunia -Empezaremos con una tarea sencilla -explicó su tía mientras le entregaba una pequeña regadera y unas tijeras -Tendrás que regar los rosales y recortar las hojas marchitas, te recomiendo seas cuidadoso pues no me haré cargo de tus manos si te pinchas con alguna espina.

El pequeño niño no entendió lo que ocurría, estaba seguro de que Dudley nunca había tenido que ayudar en casa.

- ¡Ni siquiera le exigen que levante su plato después de comer! -pensó -Mucho menos en su cumpleaños.

Francamente Harry no quería trabajar en el jardín, no cuando era la primera vez que era verdaderamente consciente de lo que significaba el 31 de julio. Apenas su tío Vernon mencionó durante el desayuno que le tenían una sorpresa por su cumpleaños Harry empezó a organizar su día, pensó que quizás le darían algún viejo libro de Dudley para leer durante toda la tarde, tampoco era tonto, el no esperaría algo más. Sin embargo el recibir tareas del hogar estaba muy lejos de lo que él esperaba, definitivamente no había sorpresa -ni siquiera un viejo libro.