2- por las malas

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Me mantuve sentada en mi silla hasta que que todos se fueron al patio, incluso mis mejores amigos fueron capaces de reírse de la situación, y luego irse. Mi venganza será espantosa.

_¿Que piensas?- preguntó Eiden apoyando la espalda en la pared hasta dejarse caer en el suelo.

_Nada que te importe- respondí apoyando mi gran mochila en la mesa para sacar un par de libros y dejar por acabada esta estúpida conversación.

_Tienes razón, no me importa la vida de niñas que juegan con muñecas y llevan trencitas- resopló sarcástico y sacó su móvil para comenzar a teclear rápidamente.

_Estas pidiendo pelea a gritos, señor inglés- dije cerrando los libros con fuerza e intentando calmar mis agitados resoplidos de furia.

_Estas pidiendo un amigo a gritos, pequeña señorita americana- dijo echándose a reír en cuanto vio mi cara de enfado.

_¿Me arias el gran y maravilloso favor que mantener tu bocaza cerrada?- pregunté cerrando los ojos lentamente.

Eiden se levantó del suelo.

_Aun no se tu nombre señorita.

_Mackenzie, Mackenzie Debison- dije con lentitud y voz ronca mientras sumergía mi cara entre las hojas abiertas del libro que volví a abrir antes de dejar caer la cabeza sobre la mesa.

Escuché unos ruidos vacíos, seguidos de un rápido chasquido y un olor fuerte.

Y cuando me giré hacia Eiden me llevé la mayor sorpresa que había visto jamas.

_¡¿Que haces fumando en clase?!- le pregunté, levantándome tan rápido que tiré al suelo mi propia silla. Él no se inmutó, solo me miró sin decir nada y se encogió de hombros lentamente.

_No hay nadie- se excusó sentándose en la silla del profesor.

_Chico...-tome un respiro para terminar la frase- eres increíble.

_¿Ya me piropeas el primer día?- pregunto mirándome con lujuria y lleno de ego.

_¡No era un cumplido!

Dejé atrás mi orgullo y me agaché a coger la silla que yo misma tiré. Escuché a mis espaldas las sonoras carcajadas de mi acompañarte, y enseguida supuse lo que estaba pasando.

_Eiden Collins aparta los ojos de ahí.

Me levanté rápidamente mientras él seguía riendo.

Pasaron unos minutos en silencio. Yo estudiaba historia y Eiden miraba su móvil y de vez en cuando daba una calada a su cigarrillo.

Comencé a estudiar una vez que la clase estuvo en silencio, ya no me importaba que pasaba a mi alrededor.

_¿Que estudias?- escuche una ronca voz susurrando en mi oreja.

Me giré rápidamente y solté un grito cuando noté unos grandes ojos azules observabandome a centímetros de distancia. Su nariz rozó la mía. Nuestras miradas se cruzaron

_¡Aléjate maldito ingles!- dije empujándole del pecho, ya que yo aun estaba en la silla y él se acababa de poner de pie debido a mi grito.

_Te iba a proponer una idea- dijo acariciando mis hombros con suavidad. Le mire desafiante pero aguante las ganas de volver a empujarle.

_Cuenta.

Eiden se volvió a poner de rodillas y acercó su rostro mucho más al mio, su respiración caliente golpeaba intensamente mi piel causándome escalofríos. Sus claros ojos parecían más oscuros, pero su sonrisa egocéntrica lo delataba. Su boca estaba prácticamente a milímetros de mi oído, sentía el movimiento de sus labios y su ronca voz saliendo de ellos.

Welcome to AmericaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora