1. Coal and Cinders.

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EDITADO.

"1. Carbón y Cenizas."

La tarde estaba gris y dentro de pocos minutos la lluvia iniciaría a caer. Tú (T/N) (T/A) eres un joven leñador y trabajador de la madera en general, lo que quiere decir que eres capaz de hacer figuras de madera e incluso muebles o cabañas.

Tienes solo 18 años y ya tienes tu propia cabaña en una solitaria pero bella isla.

Te encontrabas guardando troncos picados de leña para el invierno en una pequeña y humilde bodega. Terminando esta actividad comenzaste con lo siguiente en tu lista: Quitar la ropa del tendedero y doblarla cuidadosamente para guardarla de forma ordenada en el mueble.

Ya en tu cabaña, suspiraste y pusiste agua a hervir en una olla, te prepararías cualquier cosa para pasar el frío que ya estaba comenzando.

Todo iba perfectamente bien, tranquilo y silencioso como le gustaba.

Estabas dentro de tu cabaña, cálido gracias al fuego recién hecho y relajado en tu silla mecedora ¿Qué podría interrumpir este bello momento?

Quizás, no debimos preguntar porque bien se sabe que celebrar antes de tiempo es un mal presagio.

Alguien, a quien no le interesó el tocar la puerta (por buenos modales), había entrado de golpe a la cabaña.

(T/N) se levantó rápidamente para ver quién era el intruso, grande fue su sorpresa cuando vio al hijo del jefe de Berk apenas afirmándose en la pared para mantenerse de pie.

Las rodillas del chico temblaban, estaba más pálido de lo usual y sus ojos apenas podían estar abiertos, se cerraban, se abrían, van y vienen, vuelven y se van.

- ¿Hipo? ¡Hipo!- Dijiste corriendo rápidamente al socorro del tambaleante muchacho.

De la nada la lluvia cayó con toda su fuerza, Chimuelo, el dragón de Hipo entró rápidamente, sin esperar señal de permiso alguno.

El dragón se movía de acá para allá por la cabaña, nervioso.

Cerraste la gran puerta de madera bruscamente, asustando al dragón por el ruido.

Cuando el animal saltó por el susto, también lo hiciste, no convivías con dragones muy seguido, menos con furias nocturnas.

Te quedaste de pie en medio de lo que vendría a ser tu sala de estar, mirando algo pasmado al dragón no invitado. Luego de unos segundos miraste al animal pidiéndole alguna clase de "Permiso" para levantar a su "amo."

Lo levantaste con facilidad y subiste las escaleras para dejarlo reposando en tu cama.

Notaste que con la mano derecha el muchacho se sujetaba con firmeza el brazo izquierdo. Viste como la sangre se escapaba entre sus delgados dedos. Estaba herido.

- Oh por amor de... ¡Estás herido!- Exclamaste lo obvio.

Hipo respiraba cada vez más rápido y eso era una mala señal.

Era una herida en el brazo no una en el estómago ¿Cómo podía estar tan mal? La herida era bastante larga y por el sangrado podríamos decir que profunda. Lo que sea que había atacado al jinete le rompió hasta la ropa en esa zona.

Hipo se mordía los labios para no gritar desesperadamente y por su mente ya pasaba el "Que conveniente... Una extremidad menos... De nuevo."

Bajaste corriendo hasta el primer piso de tu cabaña y sacaste con velocidad el agua caliente que estaba en la olla de la estufa.

Poniéndole algo de agua fría lograste que esta tuviera una temperatura ambiente.

Tomaste un trapo y subiste otra vez.

🌱𝔹𝕖𝕝𝕠𝕟𝕘🌱 Hipo x male reader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora