Capítulo 3: Soportar
― ¡Vámonos!― gritó Phana.
Kongpob mantuvo abierta la puerta del lugar, dejando pasar a Ae y al Alfa de su manada, Phana, quienes se precipitaron hacia el exterior. Cerró con una barra de metal la puerta detrás de él, asegurándose de que de esa forma esta no fuese fácil de abrir. Una vez que los alcanzó Phana comenzó a dar instrucciones.
―Tenemos que irnos ― dijo Phana.
―Kongpob, toma la delantera. Ayúdanos a que nuestros compañeros atraviesen la ventana. Nosotros pasaremos de último.
Kongpob asintió antes de percatarse en la otra persona que estaba sobre la espalda de Phana. ¿Por qué ese hombre parecía sano y aparentemente capaz de caminar por si mismo cuando el que estaba en brazos de Phana y él que Ae cargaba parecían que apenas podían mantenerse respirando?
Cual sea que fuese la situación Kongpob no contradijo a su líder. Así que de inmediato se precipitó a la ventana. Limpió los cristales rotos sueltos con el antebrazo facilitando empujarse hacia el exterior y salir del sótano. Estando fuera Kongpob se volvió hacia la ventana, extendiendo sus manos a través del orificio para tomar al primero de ellos.
―Gracias ― dijo Phana a la aparente delicadeza de Kongpob.
Kongpob asintió con una sonrisa apurada, intentando no fijarse en su estado. Tendría el compañero de Phana cerca de seis meses, por lo menos. Después fue el turno del compañero de Ae a quien él seguía aferrado. Pareció costarle un poco alejarse de él antes de que cediera, Kongpob aguantó el impulso de burlarse de su hermano bajo los ojos ansiosos de Phana.
Poco después de ponerlos a ambos sobre el suelo, Phana y Ae salieron por la ventana para unirse a él.
― ¿Quién es ese otro? ― preguntó Kongpob señalando con la barbilla hacia el bulto que Phana seguía sosteniendo con menos que poca delicadeza.
Phana sacudió la cabeza.
―No preguntes. Va con nosotros porque puede terminar siendo de utilidad.
A Kongpob no le gustó esa explicación, ni el tono de Phana al decirlo. Pero no pudo preguntar más antes de que Phana se acercase a su compañero y lo tomara de nuevo en sus brazos, apretándolo contra su cuerpo con ternura. Estando preparados, Phana gruñó con molestia cuando el hombre en su espalda se aferró a su cuello con más fuerza. Kongpob comparó aquella determinación con la de una garrapata.
Ninguno de ellos cambió de forma. Phana y Ae no podían hacerlo debido al peso extra en sus brazos. Y aunque Kongpob estaba libre no era divertido ser el único a cuatro patas.
Además, él seguía vestido con aquel uniforme de guardia a diferencia de sus hermanos sin nada encima. Incluso podía parecer que estaban siendo perseguidos. Tampoco se desharía del arma. Había resultado agradable recordar que siempre tuvo un buen tiro así que derribaría a cualquiera que intentara detenerlos.
Corrieron hacia la profundidad del bosque con la alarma aun sonando estruendosamente, y a todos aquellos hombres lobo cautivos. Kongpob esperaba que lograsen huir, había matado a todos los guardias para facilitarles el escape, pero no podía hacer más por ellos. Tenía una misión específica, y aunque siempre hablase de justicia, él sabía que no era un héroe. Así que lo dejó en sus manos.
Siguieron por lo que parecieron horas. Aunque no pasaran más de tres o cuatro. Aun así, Phana se sentía en el infierno mientras obligaba a sus piernas a seguir a pesar de nunca haber avanzado tanta distancia en tan poco tiempo en dos piernas. Además del incomodo peso extra rebotando en su espalda. Y sus interminables quejas.
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Domíname
WerewolfWayo ha estado débil durante días, fue capturado junto con su primo y su mejor amigo por científicos demasiado interesados en estudiar a aquellos que son como él. Omegas. No esperaba que nadie llegara a salvarlo, menos que comenzara a sentirse atra...