thousand lives [KillerDust]

Guerra

Su espalda ya no aguanta más. La botella de vino esta tirada cerca de ambos, mientras que mira con pena los pies vendados del más bajo, pues estos estaban levemente colorados.

Aun así, la manera en la que se abrazan ambos sin querer soltarse forma un nudo en su corazón, uno que al cruzar su mirada vacía de cuenca con aquellos ojos levemente rasgados, es más que suficiente para hacerle dejar de lado el insoportable dolor en todo su cuerpo.

Ni un solo ruido se escucha en aquella ciudad, nada se observa más allá de los viejos autos que fueron abandonados por sus dueños, no hay una sola alma rondando por las tiendas que usualmente deberían estar llenas de gente comprando. El silencio es casi asfixiante.

"Hasta que satanás quede impresionado" susurra él, mientras deja caer su cabeza entre la desgastada almohada y refugia al menor entre sus brazos mientras acaricia sus bonitos cabellos albinos. Ambos llevaban sus mejores trajes.

Su última noche en aquel lugar a llegado. Y él no podría pedir algo más allá del precioso honor de poder pasar los últimos minutos junto al encapuchado.

Sale de sus pensamientos cuando la voz quebrada de Dust murmura en aquel tono bajo que tanto le caracterizaba "Buenas noches cariño..." lo observa por un momento y le dedica esa sonrisa diferente a la burlona que siempre tenía, una sincera.

"Descansa. Sabes que te amo..." es lo último que puede decir, antes de cerrar sus ojos y pasar una de sus manos hasta acariciar el vientre regordete de su esposo. Y lo último que puede ver...

Es la manera en la que el proyectil fue dejado caer. Solo para que todo quedase en negro sin más cuando la bomba atómica explotó.