capítulo O1.

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Era la primera vez que tomaba el metro para llegar a su casa. Normalmente caminaba, pero ahora le daba miedo hacerlo por todos esos asquerosos hombres que aparte de decirle cosas que no le gustaban, lo critican mucho por su forma de vestir. Por lo que se vio en la obligación de tomar aquel transporte, aunque tampoco era una mala opción, le resultó barato y el hecho de que estaba más habituado lo hacía sentir un poco más seguro, porque ahora, hasta tomar un taxi solito, le aterraba en demasía.

Cuando escuchó el sonidito que hacía el tren cuando paraba en la estación indicada, salió de sus pensamientos, levantándose de donde estaba agachado -porque le dolían sus piernitas- para caminar hacia adentro.

Se disculpó con muchas personas cuando sus torpes piernas lo traicionaban y se tropezaba con sus cuerpos. Pero para su sorpresa, según todas las cosas malas que había escuchado de la gente que tomaba ese transporte, muchas personas se comportaron amables con él al él también serlo. Así que, simplemente, le dedicaban una leve sonrisa y le decían que no pasaba nada.

Cuando finalmente estuvo adentro, suspiró, realizado. ¡Lo había logrado! Claramente no había logrado encontrar un asiento vacío, pero no importaba. Cuando el tren empezó a moverse, levantó uno de sus brazos y con sus manitas bien aferradas al tubo, también agarradero, trató todo lo posiblemente por mantenerse de pie y no caer de pompis y pasar vergüenza frente a todas esas personas.

No lo logró.

Bueno, sí lo hizo, pero con un poco de ayuda.

Cuando el tren paró en la primera estación, desde que él se subió, el freno fue un movimiento demasiado brusco para sí, así que, yéndose hacia adelante, chocó con un fuerte torso que rápidamente lo tomó entre sus brazos para que no se cayera.

Jungkook ahora estaba tan rojo como un tomate.

"L-lo s-siento m-mucho" murmuró, levantando su vista para encontrarse con su salvador.

Oh.

Espero tropezarme muchas veces si alguien así va a atraparme siempre que lo haga, el pequeño castañito pensó.

Su salvador era, posiblemente, el hombre más apuesto que Jungkook había visto en su vida.

Empezó a observarlo. Llevaba un suéter de estilo tortuga, negro, bastante pegado a su torso, resaltando los -bastante- notables músculos que había en éste. Una chamarra de mezclilla también acompañaba su torso. Llevaba unos pantalones formales, pero de esos que también se veían informales al mismo tiempo, de color café, cuadriculados. Cuando subió un poco la mirada, se encontró con una fina cadena colgando de su cuello y cuando subió más su mirada, se encontró con una sonrisa de lado, presumida, y se sonrojó muchísimas más.

"No te preocupes" oh, también tenía la voz. "¿Estás bien?"

"S-sí" se separó de su torso, ya que seguía recostado allí. "Lo siento, de nuevo. Um, suelo ser un poco torpe" en ningún momento se atrevió a levantar su vista. No quería que el apuesto hombre -aunque no había visto su rostro- viera su propio rostro bañado en vergüenza.

"Todos lo somos un poco, ¿no es así?"

"Supongo" se encogió de hombros.

"Agárrate más fuerte, mucho más" bromeó un poco. "Y presta atención cuando el tren llegue a una estación. Así tendrás tiempo de agarrarte más fuerte y prepararte para el empujón" aconsejó.

"Gracias, l-lo haré así"

"Bien"

Jungkook hizo lo que le aconsejaron hacer. Y funcionó. Siempre estaba atento viendo por la ventana cuando llegaban a una estación. Y cuando era así, se agarraba del tubo que estaba sobre su cabeza con más fuerza, apretando sus deditos a todo lo que le daban. Hasta que se ponían levemente rojos.

Y cuando menos se lo esperaba, ya había llegado a su propia estación. Otro punto para él: no se había perdido en su primera vez en metro.

a little bit more little  :  taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora