capítulo O3.

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Jungkook frunció el ceño, buscando por toda la habitación ese aparato raro que Yoonie le había enseñado a usar para cuando lo quería ver, y cuando finalmente lo encontró, dejó salir un pequeño chillido antes de gatear hasta donde estaba. Hizo un pequeño puchero, apretando con sus deditos muchas apps hasta que finalmente llegó a la de las llamadas, viendo la foto en el contacto de quien estaba buscando y apretándolo antes de llevar el aparato a su oreja.

"¿Yoonie?" murmuró cuando el teléfono fue atendido, esperando por una respuesta.

"Bebé" escuchó su voz.

Jungkook chilló nuevamente, paseando su mirada por toda la habitación, pero no miraba a Yoonie en ella. Haciendo un nuevo puchero, volvió a ver aquel aparato raro con el ceño fruncido. Si escuchaba la voz de Yoonie, ¿dónde estaba él?

"¿Yoonie?" volvió a llamar.

"Aquí, bebé, estoy en mi casa. ¿Quieres que vaya a verte? Espérame un momento, ¿sí? No me tardo"

La llamada se cortó.

"¡Yoonie!" sus ojitos se llenaron de lágrimas cuando no siguió escuchando su voz.

Volteó a ver el aparato en su mano, dejándolo en el suelo y sacándole la lengua, enojado porque le había quitado a su Yoonie.

Luego de hacer una pequeñísima rabieta, decidió buscar al señor Manchitas, su peluche de girafa, el cual amaba y lo ayudaba a tranquilizarse. Gateó hasta su montaña de peluches, arrojándose a ella mientras dejaba salir varias risitas.

Por otro lado, Yoongi se apresuró a preparar su mochila y salir camino a la casa de Jungkook. Por suerte, vivían bastante cerca por cualquier emergencia, pero igual odiaba dejarlo solo porque aparte de que se preocupaba mucho, su bebé solía ser bastante travieso cuando estaba sin supervisión.

Suspiró, recordando aquella vez cuando lo encontró con toda la leche en polvo esparcida por el suelo, con su biberón en la mano y sus cachetitos llenos del mismo polvo blanco.

Cuando lo regañó, el pequeño sólo le hizo uno de sus pucheros y se le quedó viendo con sus mejores ojitos de cachorrito, sabiendo que no se podía resistir a ellos. Al final, el regaño no fue tan grave, ya que terminó con ambos teniendo un baño de burbujas mientras creaban todo un reino marino.

Yoongi amaba a Jungkook, desde que tiene memoria a cuidado de él como si fuera su hermano pequeño, su bebé, y todos sabían lo bastante protector que era con el castañito. La primera vez que él de hebras rubias se encontró con Jungkook en su little space, había entrado en completo pánico, pero con suerte, pudo encontrar su biberón. Y dando las gracias al cielo por haber tenido hermanas menores, pudo prepararle un biberón sin muchos problemas.

Jungkook pasó semanas sin hablarle después de que eso pasara, realmente semanas completas.

Hasta que Yoongi, harto de la situación, lo había confrontado apareciéndose en su apartamento sin previo aviso e hizo que le contara todo con lujo de detalles. Cuando Jungkook se lo contó, ya tenía lágrimas corriendo por sus mejillas mientras le pedía que no lo abandonara, que sabía que era un completo raro, pero no quería perderlo a él también.

Yoongi lo abrazó, lo abrazó mientras le prometía no abandonarlo nunca. El castañito, en su etapa de vulnerabilidad, había entrado de nuevo en su little space, pero al mayor no le pudo importar menos. Lo meció en su regazo mientras le cantaba suavemente hasta que el pequeño cayó completamente dormido, aferrado a su camisa.

Por lo que, Yoongi ese mismo día, se había prometido a sí mismo cuidar de ese pequeño, aprender cómo hacerlo y prepararse con todo lo que le hiciera falta.

a little bit more little  :  taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora