Layla caminaba sin rumbo alguno con el corazón a mil, ya llevaba un incontable tiempo avanzando por aquel lugar completamente desconocido para ella mientras los últimos rayos del Sol iban desapareciendo dándole entrada a la noche.
Layla sentía que en cualquier momento se desmayaría, no podía más con el peso de sus pies, le parecía que no había avanzado nada, y eso le molestaba y la asustaba.
¿Qué habré hecho yo? se preguntaba internamente controlando sus lagrimas que amenazaban con salir.
Caminaba por una carretera que comenzaba a tornarse oscura y fría. Layla se abrazó a si misma en un intento de sentir más calor en su cuerpo. Unas luces la cegaron, cerró los ojos confundida viendo un carro que se aproximaba tocando su bocina insistentemente.
Al percatarse de la situación logró apartarse de la carretera mientras el auto se detenía justo a su lado.
- ¿Esta bien señorita? -Se escuchó una voz mientras la ventana del conductor era bajada lentamente dejándole ver su rostro.
Era un chico de ojos cafés, cabello negro y labios gruesos.
-Señorita se encuentra bien???-dijo el hombre una vez más dedicándole una mirada interrogante.
-Si... si lo siento.
-Donde se dirige? ¿Quiere que la lleve?
Layla lo miró mientras pensaba indecisa : ¿Qué otra opción tengo? Ni siquiera se donde estoy. Se hace de noche y pronto no se verá nada por los alrededores.
-Si-respondió ella agradecida.
-Muchas gracias -dijo una vez montada en la parte trasera del auto.
- ¿De donde viene? -dijo el hombre mientras ponía el auto en marcha.
- Pensó en decirle todo del secuestro. Hasta que pensó... ¿Qué le diría? "Señor me han secuestrado" ¿Cómo reaccionaría? .... No, no le diré nada. Espero estar haciendo lo correcto. -Vengo de.... algo lejos-dijo ella sin más.
-Adonde se dirige??-volvió a preguntar el hombre- ¿Cuál es su nombre?
Layla lo miró con el seño fruncido, sin comprender porque preguntaba tanto. No se sentía en con los ánimos para responder a ninguna de sus preguntas y ya le había respondido una.
El hombre al ver que esta no respondía río para luego decir calmadamente:-disculpe si la he incomodado con tantas preguntas, pero usted como podrá ver aquí es raro ver a una muchacha tan guapa como usted caminando sola a semejantes horas. Debe comprender que eso me causa una gran curiosidad.
-No se preocupe-dijo Layla un poco más tranquila- me llamo Layla. Layla Simit y dirijo a mi casa.-después de darle la dirección el conductor respondió:
-Un gusto conocerla, señorita. Yo soy Derek.
Layla no tenía la menor idea del peligro que corría en ese auto, ni siquiera se daba cuenta de que Derek no se dirigía a su casa. Detuvo el auto en una gasolinera.
-Vuelvo ahora señorita-dijo mientras bajaba del auto y tomaba su teléfono para hacer una llamada. Layla no pudo más, sus ojos se fueron cerrando hasta quedar completamente dormida.
(...)
Llevaba horas sentado en aquel sillón. Sabía exactamente las órdenes dadas: "Derek no le des comida ni bebida". Sin embargo... eso le causaba gran lástima con la chica, entendía que ella no tenía culpa de los extraños cambios de humor de su jefe. ¿En serio la dejaría sin comer? -se preguntaba Derek. Pero esa respuesta llegaba sola hacia él. Si. Si que lo haría.
Se levantó del incomodo sillón, a sabiendas de las consecuencias que conllevaría romper una de sus órdenes, pero es que simplemente no la podía dejar así. Se dirigió con un plato de comida hacia la habitación donde se encontraba Layla y las manos le temblaban, pensando en lo que le podría hacer su jefe si llegara a enterarse.
Entró a la sala y quedó petrificado... La silla en la que supuestamente tendría que estar sentada yacía en el piso y justo al lado, un vidrio con pequeñas gotas de sangre que marcaban un pequeño rastro hacía la ventana.
-Maldita-dijo con la voz llena de ira y miedo. Dejó caer el plato con comida logrando un golpe sordo al impactar el metal contra el piso.
Automáticamente con las manos temblorosas marcó el número de Él.
-Señor.-dijo con voz firme.
-Qué sucedió?? -respondió este con voz calmada y fría.
- Le tengo malas noticias. La chica se escapó.
-Por un instante se escuchó un silencio del otro lado, luego la interrogante-COMO QUE SE ESCAPÓ¡? ¡SE SUPONÍA QUE DEBÍAN VIGILARLA¡-gritó con voz alterada. Derek no se atrevió a responder ni siquiera a respirar. Esperó unos segundos hasta que su jefe le diera la siguiente orden:- Encuéntrala-dijo esto último con voz firme y fría que lo logró estremecer por completo.
-Si señor.
Salió de la habitación y se dispuso a encontrar a esa niñata malcriada.
Conducía por las calles solitarias, pensando que no podía estar muy lejos teniendo en cuenta lo débil que se encontraba. Ya se comenzaba a desesperarse hasta que por suerte para él la vio. Logró que se subiera a su coche fácilmente, luego detuvo el coche en una gasolinera eh hizo una llamada. La vio dormida.
-Un problema menos-dijo en en susurro para volver a poner el coche en marcha y dirigirse a su destino.
Llevaba poco tiempo conduciendo se fijó en la dirección dada y detuvo el coche. Era una enorme mansión, completamente blanca y amplia. Con un hermoso césped que la rodeaba. De allí salieron varios hombres uniformados con audífonos en los oídos en espera de Layla.
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Hola este es el capitulo 3. Espero que lo hayan disfrutado y que se hayan divertido mucho. ¿Pobre de Layla no? cuando por fin se logra escapar justo la vuelven a atrapar. Pero bueno si les gusto el capitulo recuerden votar y comentar, sin más nos vemos en el próximo capitulo.
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Amar Sin Límites
RomantizmLayla Simit, una chica de apenas 17 años, con un hermoso rostro y los ojos más azules y brillantes que jamás hubieras podido imaginarte, tenía un cuerpo verdaderamente envidado por muchos ojos y deseado por otros, su cabello era largo y de un rubio...