Algo de luz.

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Harry estaba planeando un gran experimento y Louis había prometido ayudarlo a pesar de que no entendía mucho de lo que se trataba. Lo poco que sabía gracias a la explicación del rizado era que desde muy pequeño tenía un don o súper poder o como le quisiera llamar, que consistía en poder ver la forma en que otras personas brillaban, sin colores especiales como las auras, solo halos de luz diferentes según el carácter de la persona aun que había estado ignorando esto por toda su vida porque no había encontrado un uso útil, aparte de entretenerse últimamente algo había cambiado y por eso estaba haciendo este experimento.

Cuando Louis apareció en su vida, Harry se había dado cuenta que el brillo del castaño era aún más intenso y luminoso que cualquiera que hubiera visto antes, la única forma en que se podría describir era como si el sol siguiera al chico. Así que ahora el rizado estaba muy interesado en saber lo que provocaba esto y le había pedido al castaño que lo dejara seguirlo por un día entero.

Louis lo habria ayudado con cualquier cosa que pidiera  pues jamás olvidaría que había sido la primera persona en ofrecerle su amistad el día que llegó a la escuela a mitad del ciclo escolar y sin conocer a nadie, probablemente también tenía algo que ver con que el ojiazul se encontraba muy muy enamorado de el y su suave mata de rizos despeinados, sus increíbles ojos verdes, el par de hoyuelos que adornaban sus mejillas cada que sonreía y de sus lindos labios rosas, Louis estaba irremediablemente enamorado de Harry y pasar todo un día juntos sonaba como la mejor idea del mundo.

El experimento comenzó con la primera hora de clases, el rizado tenía una libreta para hacer anotaciones y procuraba estar cerca para mantener vigilado al castaño tratando de captar cada pequeño detalle que cambiara aún que fuera un poco la forma en que el resplandor del ojiazul se veía, no creía hacer grandes descubrimientos en la escuela ya que había pasado suficiente tiempo observando a Louis en esas circunstancias antes y jamás habia notado nada extraño.

La parte interesante comenzó cuando abandonaron la escuela y caminaron al trabajo del castaño en una heladería, Harry creía que tal vez sería fuera de la escuela, teniendo que convivir con más gente, cuando por fin notaría cambios más grandes.

El rizado tomo asiento en una mesa cercana al mostrador desde donde pudiera ver al castaño y este tomo su lugar detrás de la barra.

Ver a Louis preparar y vender helados era más fascinante de lo que cualquiera podría creer, primero porque se veía demasiado adorable, con el mandil blanco sobre la camisa polo roja, la gorra con forma de helado sobre su cabeza y su suave flequillo asomándose debajo de esta, pero también por todo el encanto que tenía al momento de atender, contagiando a todos los clientes con su hermosa sonrisa, para ser sinceros el ojiverde se encontraba un poco hipnotizado viendo a Louis trabajar y prácticamente debía obligarse a quitar la vista de el para anotar cada que descubría algo interesante.

— Tenemos suerte, por fin llegó mi descanso— avisó el castaño poniendo delante del rizado una copa de helado y tomando asiento frente suyo — ¿Que tal van las observaciones? ¿Algún descubrimiento interesante?—

— Supongo que van bien ya tengo un par de datos— declaró el rizado — aún que ninguno muy importante, de momento creo que lo más interesante que he logrado descubrir es que eres la única persona que se puede ver bonito con una gorra de esas —

El rizado se percató tarde de lo que había dicho y un rojo rubor no se hizo esperar para cubrir sus mejillas, no había querido hablar al respecto pero llevaba toda la tarde pensando en eso, Louis no pudo ocultar la sonrisa tímida que adornó su rostro, con su pequeña nariz un poco arrugada, los labios ligeramente apretados y los hombros apenas levantados, a pesar del sonrojo el rizado fue incapaz de apartar la vista porque era lo más tierno que jamás hubiera visto.

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