Era el inicio de un nuevo día y la voz de su padre llamándola para despertarla lo confirmaba. Un suspiro salió de su boca para después levantarse de su cómoda cama y así poder ir a tomar una ducha rápida como inicio de su rutina, posteriormente vistió aquel uniforme verde
- Yang-Mi, se te hará tarde. - Llamó nuevamente sirviendo el desayuno en espera de alguna respuesta. -
- Vamos, papá. - Se sentó observando como su desayuno era servido y colocado frente a ella. - Son las 6:00 de la mañana y la entrada es a las 7:00 am.
- Sí, pero es mejor el tiempo de sobra. - Se sentó frente a ella. - Además nunca sabes que pueda suceder en el camino.
Ambos comenzaron a tomar su desayuno mientras tenían pequeñas charlas. Su relación de padre e hija era muy buena a pesar de que no se veían todo el tiempo debido al trabajo de su padre como detective de la policía, Yang-Mi obtuvo entrenamiento desde pequeña para defensa personal ya que al ser hija de un detective podía correr peligro con los posibles enemigos que iba haciendo en los distintos casos.
— Yang, ya es hora. — Limpió sus labios con una servilleta y bebió un poco de su jugo.
— Bien, sólo iré a cepillarme los dientes y me dirijo a la escuela. — Rodó los ojos con una sonrisa.
Se levantó de su asiento y caminó hasta el baño a hacer lo antes mencionado, se aseguró de que su cabello estuviera arreglado antes de salir.
— Listo, papá. — Tomó su mochila colgándola en sus hombros y se acercó para besar su mejilla. - Nos vemos más tarde.
— Cuídate mucho, recuerda regresar a casa temprano.
— Lo haré, tú tampoco llegues tarde. - Se dirigió a la puerta y antes de salir lo miró con una sonrisa. — Te amo.
— Y yo a ti, Yang-Yang.
Se despedió para finalmente cerrar la puerta, miró la hora desde su celular y al ver que aún iba a buen tiempo, decidió caminar en lugar de correr o ir en su bicicleta.
Podía observar a su alrededor como varios estudiantes corrían para llegar a tiempo al Instituto y evitar que fueran anotados en la libreta de retardos, observó la hora y aún había tiempo, así que solamente optó por colocar sus audifonos y reproducir su playlist durante el camino.
Al llegar al Instituto, podía notar como los grupos de amigos comenzaban a formarse, el de ella no era la excepción.
Sintió un leve toque en su hombro haciendo que girara mientras se quitaba los audífonos.— ¡Joon-Yeong! — Se lanzó a él para abrazarlo con una sonrisa.
— ¡Hola, Yang-Yang! — Correspondió al abrazo mientras reía un poco y se separaba de ella después de algunos segundos. — ¿Trajiste la cámara para el dron?
— ¿Por quién me tomas, eh? Es obvio que lo tengo. — Comentó con una sonrisa y caminó junto a él hacia el salón de clase.
— Lo sé, sólo necesitaba asegurarme. — Acomodó sus anteojos y aclaró un poco su garganta.
— ¡Oye, respétame! ¡Soy tu cuñado!
Ambos chicos sonrieron al ver a aquel dúo acercándose mientras discutían como era de costumbre.
— Ya te dije que no me llames cuñado.
— Ya, deja al pobre de Dae-Su. — Se acercó la pelinegra para abrazar al susodicho y sonrió. — Ya vamos a clase, no quiero llegar tarde.
Negó con la cabeza mientras sonreía y caminó al lado de los chicos hasta llegar al salón de su primera clase.
Song Yang-Mi era conocida debido a su padre y por ser una de las mejores estudiantes de la escuela junto con Nam-Ra y Joon-Yeong, era una chica aplicada, inteligente e incluso se encontraba en el club de ciencias debido a su gusto por la misma, ahí fue donde conoció a Joon-Yeong. Se mostraba una persona reservada y tranquila ante los demás, pero cuando podía sentir la suficiente confianza con alguien, cambiaba totalmente, incluso algunos decían que de ser una chica aburrida, al conocerla se volvía alguien interesante, simpática e incluso divertida.
No tenía muchas amistades, pero se sentía afortunada teniendo a las pocas personas en su vida, los cuales eran Nam-Ra, Joon-Yeong, Woo-Jin, Dae-Su, Su-Hyeok, On-Jo, I-Sak, Gyeong-su y principalmente a Cheong-san. Desde que lo conoció, captó su atención por completo sin explicación alguna pero siempre trató de ocultarlo ya que siempre supo que no podía ser correspondida desde aquel rumor que había escuchado de que a Cheong-San le gustaba On-Jo.
— Hola, Nam-Ra.
Saludó tomando asiento a su lado mientras dejaba su mochila en el suelo acomodándola.
— Hola, Yang-Mi. — Mencionó sin desvíar su vista de aquel libro. — ¿Ya estudiaste? Recuerda que tenemos examen mañana.
— Sí, mañana daré un repaso más.
Su vista se dirigió a la puerta al escuchar la voz de Cheong-san quién se encontraba entrando junto a Gyeong-Su.
— Eres muy obvia, ¿Lo sabías? — Soltó Nam-Ra aún sin apartar la vista de su libro y apuntes.
En ese momento reaccionó y miró a Nam-Ra algo confundida.
— ¿De qué hablas?
— Ya sabes, no dejas de mirarlo y siempre estás distraída cuando estás cerca de él. — Finalmente apartó su vista para poder ver a su amiga.
Yang-Mi se quedó boquiabierta para después soltar una pequeña carcajada.
— Claro que no, ni siquiera sé porq...
— Siempre que tienes oportunidad, lo miras como si fuera alguna obra de arte, todo el tiempo estás pensando en él aunque no te des cuenta y cuando hablas con él, lo haces de una manera diferente a los demás.
Por un momento se quedó seria solamente mirando a Nam-Ra causando un silencio incómodo, aclaró su garganta y después rió un poco.
— Creo que necesito estudiar el último tema porque no lo comprendo bien.
Sacó sus apuntes de la mochila y comenzó a leerlos para estudiar junto a su amiga.
Cheong-san, Su-Hyeok, Gyeong-Su, Woo-Jin, Dae-Su y Joon-Yeong se encontraban en grupo mientras hablaban en lo que la clase iniciaba.
Todos se sobresaltaron al escuchar un grito proveniente de la puerta haciendo que todos desviaran su vista a la misma.— ¡TÚ!
Se acercó a los chicos haciendo que Joon-Yeong se sobresaltara al verla y así alejarse.
— Quítate de mi mesa. — La pelirroja miró al azabache de manera molesta.
— Por supuesto, ya discúlpame. — Se bajó de la mesa para después con la manga de su brazo poder limpiarla. — No es para tanto... Ya lo limpio.
— ¿¡QUÉ HACES!? Eres asqueroso.
Yang-Mi trató de levantarse pero la mano de su amiga la detuvo mientras negaba con la cabeza.
— ¿Qué dijiste? ¿Qué es lo que te pasa? — Mencionó el azabache mientras Cheong-san lo abraza.
— Déjala — Mencionó Woo-Jin para después dirigir su vista a Na-Yeon. — ¿Cuál es tu problema?
— ¿Qué hice para que me odies tanto, eh?
En ese momento la Señorita Park entró al salón de clases interrumpiendo a ambos.
— ¡Oigan chicos, ya basta! Todos a sus lugares. — Se acomodó en su escritorio.
— En serio no la soporto. — Murmuró la pelinegra mientras veía a Na-Yeon.
Na-Yeon viene de una familia rica, pero era demasiado arrogante y ocultaba su molestia por no ser popular. Siempre se vió encima de los demás, sobretodo de Gyeong-Su, quién sabía que era alguien de bajos recursos y sentía que tenía el derecho de restregarselo.
— Nadie lo hace, pero no puedes meterte en problemas ajenos siempre. — Respondió Nam-Ra.
— Gyeong-Su no merece esos tratos, menos de ella.
Rodó sus ojos para después girar su vista hacia la ventana, era extraño, pero tenía un mal presentimiento desde que salió de casa, como si algo malo fuera a suceder.
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𝗖𝗔𝗢𝗦 || 𝖾𝗌𝗍𝖺𝗆𝗈𝗌 𝗆𝗎𝖾𝗋𝗍𝗈𝗌 ᴸᵉᵉ ᶜʰᵉᵒᶰᵍ⁻ˢᵃᶰ
Horror𝑈𝑛𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑙𝑙𝑒𝑛𝑎 𝑑𝑒 𝑝𝑒́𝑟𝑑𝑖𝑑𝑎𝑠, 𝑚𝑖𝑒𝑑𝑜 𝑦 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑠𝑒 ℎ𝑎𝑟𝑎́𝑛 𝑝𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑢𝑟𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑒𝑙 𝑎𝑝𝑜𝑐𝑎𝑙𝑖𝑝𝑠𝑖𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑢𝑎𝑙 𝑢𝑛 𝑔𝑟𝑢𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑢𝑑...