En esta y en mil vidas más

Capítulo III

Los primeros días fueron muy complicados para Lia. Estaba muy feliz de ver de nuevo a su familia, pero no podía disimular la cara de tristeza que la partida de Apolo le dejó.

Cuando su familia la recogió del aeropuerto, Lia de nuevo comenzó a llorar, pero esta vez por felicidad de ver a su familia. Llegando a casa les platicó de Apolo y de todas sus aventuras qué paso en Monterrey.

-Que buen muchacho, dijo el papá de Fiore.

-Algún día lo conocerán, dijo Lia mientras abrazaba a su hermano pequeño.

Lo que nadie sabía es que ese día era más pronto de lo que imaginaban.

Por parte, Apolo sabía cuál sería su destino. Nunca se lo había dicho a nadie, pero tiene un cáncer qué se está convirtiendo en un cáncer terminal, por eso siempre usaba gorras y gorros, por eso nunca se quitaba la gorra de natación, porque sabía que el pelo se le estaba cayendo, nadie sabía de su enfermedad solo el entrenador y su familia qué estaba en Guadalajara.

El viaje de Apolo sería a Italia, no para ver a Lia si no para que le pudieran realizar una operación quirúrgica qué solo ahí se la podían hacer. Decidió no comentarle nada a Fiore pues no quería que se preocupara y menos que no disfrutara a su familia por estar con él en el hospital.

A Apolo le iban a dar un par de quimioterapias antes de la cirugía por lo que no podía usar el celular, por eso dijo que era "parte de la experiencia".

Lia cada día lo extrañaba más no sabía nada de él desde aquel día que se despidieron en el aeropuerto.

A pesar de que Lia no sabía nada de Apolo, por dentro ella sentía que él estaba muy cerca de ella, realmente lo sentía en el corazón. Aunque algo en ella le decía que él estaba cerca no le tomó importancia, pues suponía qué iba de excursión o algo parecido por lo que comentó del celular.

Apolo desde Monterrey viajó a Guadalajara para saludar y visitar a su familia y de ahí a Italia, la realidad es que él no sabía si iba a regresar o no. Todo el vuelo estuvo escuchando música, y cuando estaba por aterrizar sonó la canción de él y de Fiore, por dentro sintió una explosión de emociones.

Fiore seguía extrañando a Apolo como si nunca jamás lo volviera a ver, todas las noches lloraba y todo le recordaba a él.

En uno de las tantas noches qué le lloró, sonó su celular y era un mensaje de Apolo qué decía "Hola amor, sé que me extrañas y que se supone no debería usar el celular, te extraño y estoy muy cerca de ti, te amo y te amaré por siempre mi señorita Phelps" Lia quedó impactada no sabía si era un sueño o era la realidad, cuando le contestó el mensaje no se envió, no podía creer lo que estaba pasando era como un sueño de otra dimensión.

Las semanas pasaban y ella seguía sintiendo esa sensación de que Apolo estaba muy cerca, a las dos semanas de estar en Italia el hermano menor de Fiore se fracturó el brazo y fueron de emergencia al hospital, ella los alcanzó pues estaba de compras con sus primas.

Rápidamente llegó y fue entonces que, en medio del pasillo de urgencias del hospital, Lia se encontró un gorro gris con pequeñas manchas blancas, recuerda que tenía una pequeña placa de metal qué decía algo así como "Acosta. A." y que olía a la hoddie qué Apolo le regaló aquella noche. En el momento que vio esa placa su corazón no lo podía creer, el amor de su vida estaba en Italia.

No tardó ni un segundo cuando le mando una foto a Apolo y le dijo " qué hace esto aquí amor, no me digas que estas en Italia".

Al terminar de mandar ese mensaje que claramente no se envió porque las enfermeras le quitaron el celular, fue a recepción y buscó la cama del dueño de el gorro qué había encontrado. El corazón de Lia latía al mil por hora, le temblaban las manos y no podía dejar de sudar. La señorita qué la atendió le dijo el número de piso y de cama qué tenía Apolo, en cuanto le dijo donde era corrió con todas sus fuerzas y cuando estaba en el piso qué le indicó la señorita, una enfermera la sacó de ahí porque era una zona restringida, Lia con voz rota y llorando le dijo: