Primer día de clases del nuevo semestre y es momento de presentarse frente al salón.
-Jóvenes les pido que cuando se presenten se bajen el cubrebocas. Comenzamos con Lia Fiore, adelante. Dijo la maestra Renata en medio del ruido de la clase.
-Hola mi nombre es Lia Fiore, soy de Italia y llevo casi cuatro años en la ciudad, mi lugar favorito son las montañas y mi cuarto, quiero ser Médica cirujana y me gusta jugar Basquet Ball y nadar.
Por dentro Lia moría de pena, creyó qué estaba roja y le comenzaron a sudar las manos. La clase siguió presentándose y de entre todos los alumnos solo a uno le puso atención, solo recuerda que su apellido era algo como Acosta.
El día fue de presentarse en todas las clases y de explicación del semestre, y su mente solo dejaba de hacer ruido cuando escuchaba algo como
-Hola soy... Acosta.
Pero nunca fue capaz de voltearlo a ver.
No recuerda nada más, pero al menos recuerda algo de alguien. Nunca vio quien era ese tal Acosta porque ella estaba al frente del salón y siempre le ha parecido de muy mal gusto voltear a ver al alguien que esta atrás.
Terminó el primer día a las 6:00 pm, se quedó a clases de natación y ahí vio a un chico muy guapo, alto y con unas muy bonitas manos, no sabía su nombre, pero era un tipo muy guapo.
-Lia Fiore, dijo el profesor.
-Presente, respondió Lia mientras se ponía los tapones.
-Apolo.
- ¿Apolo?, preguntó el profesor.
-Presente profe fui a ponerme la gorra para nadar, dijo Apolo con la voz un poco agitada.
-Ultima vez que lo nombró dos veces joven, le respondió el profesor.
Lia hizo su rutina como el profesor se lo pidió, aunque el tipo alto la distraía mucho, el porte de aquel chico era indudablemente intimidante.
-Jóvenes 10 minutos y terminamos, gritó el profesor.
- ¿Fiore?, preguntó Apolo.
- ¿Sí?, contestó Fiore mientras se quitaba el tapón de los oídos para poder escuchar mejor.
- Nadas muy bien, no tanto como yo, pero lo haces bien, parece que eres la mejor chica de la clase.
-Jajaja, ¿carreritas?, le respondió Fiore a manera de sarcasmo.
-Va, contestó Apolo.
-Jajaja te gane, ¿Apolo? Verdad.
-Fue por muy poco y no me digas así, dime diferente a como todos me llaman, contestó Apolo mientras se acomodaba la gorra.
-El chico de la gorra, ¿qué te parce?, le dijo Lia.
-Me parece excelente señorita Phelps, contestó Apolo estirándole la mano.
-Jóvenes terminamos por hoy, los espero mañana, y por favor Apolo no llegue tarde, dijo el profesor mientras se escuchaba el timbre para salir.
Lia no pudo dejar de pensar en aquel chico de la gorra y el cómo en un solo día de haberse conocido ya hasta apodos tenían. Pasó la tarde y parte de la noche y en la cabeza de Lia seguía retumbando el "Me parece excelente señorita Phelps" de aquel tipo guapo qué no sabía nada solo su nombre y su nuevo apodo "El chico de la gorra".
A la semana siguiente Lia presentó frente a su clase el proyecto "Yo y mi historia" qué la maestra titular les había encargado a ella y a su salón, para poder presentarse y que todos conociera la historia de cada uno de sus compañeros.
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En esta y en mil vidas más
RomanceEn esta y en mil vidas más, es una historia que cuenta el proceso de enamoramiento de dos jóvenes universitarios que buscan amarse en esta y en mil vidas más a pesar de la enfermedad y la muerte.