Retomando El Pasado (En Edición)

Capítulo 5

Los sueños, son solo sueños, ¿cierto?...

-¡Tío Billy!- Un par de niños entusiasmados rodearon al hombre.

-Deben de sentarse para escuchar la historia.- los niños obedecieron y se sentaron enfrente del hombre.

-Las historias son leyendas.- Comenzó a hablar el hombre. -Los guerreros espirituales...-

-¿Los guerreros espirituales?- Un par de manos no más grandes que las de la pequeña taparon inmediatamente su boca.

-¡Sshhhhh!, Eri no interrumpas a papá.- A la pequeña se le sonrojaron las mejillas, por el simple contacto del pequeño en su boca.

-¡Jake!, no asfixies a Eri- Un Paul algo enojado apartó las manos del niño de la pequeña. Ambos se empujaron.

-No contaré la historia si siguen así.- Un Billy exigente se dirigió a los seis pares de ojos que lo miraban.

Los infantes cerraron su boca con una llave imaginaria. Billy sonrió ante tal acto. -Bien, espero no más interrupciones.- Miró al cielo cómo buscando las palabras adecuadas para que los pequeños entendieran el origen de su linaje. Cuando las tuvo miró de nuevo a todos.

-Los guerreros espirituales. Aquellos feroces guerreros que tomaron la forma del lobo, dejando atrás su naturaleza humana...-

Un niño enérgico levantó su brazo derecho, lo hizo para llamar la atención del hombre. -¿Por qué un lobo?- preguntó el pequeño Seth.

-¡Exacto!, ¿Por qué no en una mariposa?- Decía Eira.

-Es lo más bobo que he oído.- Dijo una Leah exhausta de tanta interrupción.

-¡Oye!, no seas cruel con Eri- Dijeron al unisolo Jake y Paul.

-¡Ya dejen a Billy contarnos la historia!- Sam, el mayor de todos, los silenció en un abrir y cerrar de ojos.

Billy trataba de no reír. Era divertido ver la conexión que tenían todos esos niños. Eran una familia. "Una manada." -Entonces, continuemos. Los guerreros tenían magia en su sangre. Magia que pasó de generación en generación.- Miró a los niños concentrados, escuchando cada palabra. -Las generaciones pasaron hasta llegar a Taha Aki. El último descendiente de lobos y el más leal a su gente. Se creía que él era el último hasta que...-

El rostro de Billy se tornó borroso ante los ojos de la niña. Ella se alteró y rápidamente se levantó del asiento. Busco a sus amigos, en especial a Jacob, pero estos habían desaparecido.

De pronto se encontró en el bosque. Mirando por todos los alrededores. Hasta encontrarlos de nuevo, pero lo único con lo que se topó fue con un lobo de color rojizo, tan grande que se podría decir que parecía un oso.

La joven se quedó helada, ya que el lobo la observaba, pero no se mostraba feroz con ella, al contrario, se interesó en ella y poco a poco camino para acercarse.

Cuando estuvieron frente a frente, ella lo miró directamente a los ojos e inmediatamente ambos sintieron una conexión, una conexión de hace años...

Estaban tan concentrados en verse el uno al otro que por impulso ella levantó la mano para acariciar su pelaje. Este gustoso se dejó. -Yo te conozco...- Dijo ella. Iba a decirle otras palabras cuando a lo lejos se escuchó unos aullidos. El lobo rojizo miró hacia lo profundo del bosque y ella entendió que lo llamaban.

De nuevo un aullido más ruidoso se escuchó. Sin poder despedirse el lobo corrió hacia la dirección del llamado...

Me levanté rápidamente de la cama con el corazón latiendo a mil. -¡Mierda!- Mire mis manos y estaban temblando, temblando al recordar el roce de ese pelaje color rojizo. -Yo... yo lo reconocí, es como si lo hubiera tocado mucho antes.-

El reloj en la mesa de noche indicaba que eran las dos de la mañana, no habían pasado muchas horas desde que había regresado de la mansión Cullen. -Todo es culpa de ese chupa sangre.- Limpié el sudor de mi frente con la palma de mi mano, mire la ventana y la luna como siempre alumbraba la oscuridad.

Decidí que lo mejor era dormir de nuevo, pero algo se escuchó demasiado cerca. Abrí los ojos como platos al escuchar el aullido. Salté de la cama y me dirigí a la ventana, no vi nada, sin embargo volvió a escucharse el aullido, esta vez más cerca, como si estuviera en el patio delantero.

Mire a la luna. -Enséñame al lobo.- La luna obedeció y alumbró cerca de los árboles, al otro lado de la calle. -No lo veo.- Me fijé de nuevo y ahí estaba él. El mundo tembló bajo mis pies, ya que era igual al de mi sueño.

Este aulló de nuevo, pero no era normal ese aullido, era lastimero, era doloroso, es como si llorara. Mi corazón dolió.

Abrí la ventana, quería ayudarlo, ayudarlo para no sentir dolor, pero no pude, ya que de nuevo se escuchó un aullido y este no era normal. Era un aullido que partía el cielo en dos, era un gruñido que podía asustar a cualquier animal del bosque.

El lobo me dio una última mirada y salió corriendo hacia el bosque...

A la mañana siguiente baje a la cocina, Charlie ya se había ido al trabajo y en cuanto a la boba de Bella creo que anda con el bobo de su novio.

-Tengo hambre- Me dirigí al refrigerador. Antes de abrir leí la nota que había pegado en esta. Era la letra de la torpe.

"Iré con Edward, dejé tu desayuno preparado en el microondas, te veré más tarde."

-¿Ahora jugamos a ser hermanas?.- Tomé la nota, la rompí y la deseche en la basura. Ni loca comería ese desayuno. -Podría tener veneno.- Abrí la puerta del refrigerador y saqué jamón y queso.

Después de comer muy ricamente, decidí ir a almorzar con papá, quería ver a los de la comisaría, hay unas personas que me vieron crecer.

Al salir de casa mire hacia la dirección del bosque. Todavía tenía un sentimiento en mi corazón, uno que no podía describir que era. Así que avance hacia la comisaría.

-¿Eira?-

-Señor Smith-

-¡Oigan, Eira volvió!- Unos brazos cálidos me envolvieron.

-Gracias señor Smith, por decirle a todo Forks que estoy acá.- Le devolví el abrazo.

-Eira ¿qué haces acá?- Charlie salió de su oficina muy nervioso.

-Vine porque quiero almorzar con ustedes.-

-Eh, mmm yo estoy algo ocupado.-

-Nena, tu padre tiene una invitada.-

-¿Una invitada?-

-¡Walter!- La puerta del despacho se abrió y salió la mamá de Seth. Sue Clearwater.

-Hola Eira.-