Eleuteromanía [Harry's Potter Sister]

Capítulo 6: Pelirojos

Después de comprar todo lo que Harry necesitaba para sus clases, quedaron de verse en la estación para tomar juntos el tren.

– No entiendo- dijo Harry mirando a su alrededor- la estación 9 y ¾ no está, solo está la 9 y la 10.

– Harry, somos magos, prepárate para las cosas raras e inexplicables- contestó su hermana antes de atravezar una pared.

Harry miró asombrado a su tío Remus y volvió su vista a la pared, decidido a cruzar pero, no se movió de su lugar.

– Juntos?- preguntó Remus acomodándose a su lado.

– Juntos- y ambos corrieron hacia la pared.

Del otro lado su hermana los esperaba sonriente.

El pequeño miraba el lugar con asombro, tanto así que chocó con un niño por no ir mirando el camino.

– Lo siento-, dijo apenado y ayudó al niño a levantarse.

– Eres un Weasley, no?- preguntó Euphemia, el niño asintió.

– Mia!- se escuchó justo detras de ellos, dos chicos pelirrojos se acercaban contentos.

– Como está nuestra hermana perdida?- preguntó uno, abrazándola.

– Estoy bien chicos, y ustedes?

– Exelente, habíamos perdido a nuestro hermanito pero ya lo encontraste- dijo divertido el otro.

– Si, acaba de chocar con mi hermano.

– Es el destino!

– Van a ser mejores amigos!

– Qué?- preguntó Harry, no sabía quiénes eran estos chicos, pero no le agradaba la idea de ellos abrazando a su hermana.

– Como nosotros! El primer día de clases chocamos con tu hermana y después de eso nos volvimos mejores amigos.

– Qué exagerados, no fue así-. Se quejó la chica- nos chocamos en segundo año. Ustedes escapaban para no ser castigados y al final nos castigaron a los tres.

– Bueno, detalles- dijo uno de ellos- por cierto, soy Fred.

– Yo soy George, y ese es nuestro hermanito Ronald.

– Pero pueden decirme Ron, por favor, díganme Ron- todos rieron.

Durante el viaje en tren, se la pasaron hablando y riendo. Los gemelos le contaban a Harry todas las bromas que habían hecho hasta ahora y todas las que tenían planeado hacer. Compraron un par de dulces para compartir y habraron de las casas, ambos pequeños querían quedar en la casa de los leones.

Una vez que llegaron, los más chicos tuvieron que separarse para hacer su viaje en los botes, mientras que los grandes iban en carruaje.

Euphemia y los gemelos tomaron asiento en uno de ellos, junto a Emily y a Maximiliano.

– Falta un Huffleppuf y estamos todos- dijo Maxi.

– Puedes tomar otro carruaje si no te agrada nuestra presencia, mi querida serpiente- contestó George divertido.

No se conocían mucho y la rivalidad de sus casas les hacía tener cierto prejuicio hacia el otro, pero aún así, parecía que se iban a llevar bien.

Fred, por otro lado, observaba a Euphemia, ella parecía acarciar algo delante del carruaje.

– Mia...- llamó su atención- qué haces?

– Acaricio al animal- contestó con obviedad. 

– Qué animal?- George se unió a la conversación.

– Al que tira del carruaje, que no lo ven?

– Pues no, Effie- dijo su amiga- nada tira del carruaje.

Todos alternaban la vista entre la chica y el espacio vacío en el que, supuestamente, había un animal.

– Tal vez hay alguna explicación, buscaré en la biblioteca luego.

Mientras el carruaje andaba, todos charlaban, conociendose mejor y bromeando. Euphemia solo podía ver a esos animales, se preguntaba porqué ella si los veía y los demás no.

[...]

Los meses pasaron, Harry estaba muy entusiasmado con sus clases y a veces le pedía ayuda a su hermana.

Euphemia estaba un poco decaída, había investigado sobre los animales de los carruajes y lo que encontró no fue de su agrado. Por otro lado, sus amigos comenzaron a llevarse muy bien y ahora eran un grupo de cinco. Planeaban bromas increibles y casi nunca eran castigados, según las palabras de Maximiliano, porque ahora si se pensaban bien las cosas y no era tan a lo Gryffindor. 

Asistía a todos los partidos de su hermano para apollarlo, a él y a sus amigos. 

Y lo que más temía Euphemia pasó, su hermano en peligro, en problemas, en castigos. La peor parte, Harry creía que él debía hacer eso solo, o con sus amigos; nunca acudió a su hermana por ayuda o por un punto de vista realista e inteligente de la situación.

[...]

En estos 13 años, Euphemia Potter había aprendido muchas cosas, y no se refiere a su educación mágica, sino, a la vida en general.

La vida es muy corta para no hacer lo que quieres: después de lo que pasó con su tío Siri y su padrino, aprendió que es mejor decir y hacer lo que quieres antes de que sea demaciado tarde. Si ella nunca hubiese expuesto los sentimientos de los hombres nunca hubiesen vivido su amor, porque sin que ellos lo supieran, les quedaba poco tiempo juntos.

Las amistades no siempre son sinceras y verdaderas: creo que esto no necesita explicación.

No importa quién seas, importa quienes fueron: y con eso se refiere a que todos esperan que sea como  su madre o incluso como su padre. Los profesores esperan que sea la mejor de su clase, como su madre, o que sea buena en Quidditch, como su padre.

Pero ella es una chica tranquila, que le gusta más vivir en su propio mundo que en el mundo real. No tiene las mejores notas, no porque no sea capaz, solo no quiere vivir estudiando; quiere explorar y disfrutar de la vida lo más que pueda.

No le gusta el pasado, jamás habla sobre el; tampoco le gusta el futuro, jamás pierde su tiempo pensando en el. Euphemia vive el presente, dejando atrás al pasado y sin preocuparse por el futuro.

Pero si que se preocupa por la gente que ama, su hermano, su padrino, su tío Sev y sus amigos. Haría lo que fuera por ellos, por verlos bien, a salvo y felices.

[...]

Cuando se enteró de lo ocurrido con su hermano y el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, su sangre hirbió. Estaba enojada con Harry por meterse en esa situación practicamente solo, estaba triste por saber que pudo haber perdido a su hermanito. Estaba furiosa con su director, por premiar con 60 puntos a su hermano por arriesgar su vida. Lo único que lograría es hacer que su hermano se pusiera en peligro otra vez.