Una historia breve, de amor o historia de un amor breve.

LA NOCHE QUE NOS CONOCIMOS

Aún recuerdo la noche que nos conocimos, tal vez la canción "The Night We Met" de Lord Huron no me dolería tanto si nos hubiéramos conocido de día, es algo gracioso que suelo pensar, tal vez para olvidar un poco cuánto me duele que no estés aquí.
Esa noche tenía pinta de ser otra de esas aburridas donde solo me pongo a ver series, pero resultó que estaba en una de esas apps de citas y ví tu perfil, no había notado que tambien me habías dado match y me emocione al instante; reconozco que tu físico me atrapó, pero por esos ojitos de color claro... pude ver que tu físico no era por lo que te quería conocer. Mis manos temblaban y sudaban al momento de escribirte ese mensaje. Mensaje que daría comienzo a nuestra bonita historia.

El que respondieras al instante me puso nervioso, supongo que ese hola bastó para iniciar una conversación. Aun con toda esa emoción me lo tomé muy tranquilo, porque en realidad no buscaba tener una relación en ese momento, pero algo en ti era tan atractivo que me atraía como imán.
Al día siguiente al ver que seguías respondiendo me daba la impresión de que esto no sería como otras historias. A pesar de que trataba de engañarme diciendo que me caías bien y eras buen amigo, ver tus mensajes de todos los días tan interesantes y tu forma tan cómica de contar las cosas, me hacía reír.
Decía: - ¿Cómo puede haber un humano tan feliz?, nunca había visto a un chico tan lleno de vida en mi vida.
Quién diría que eso solo era una parte de ti y que también tenías tus problemas, tus tristezas, tus miedos y heridas; solo que todavía no podía verlos, en fin, me caías tan bien y que estuvieras presente en mis días era un alivio, me alegraba de cierta manera.

Eras una persona misteriosa, no lo sé, tu energía se sentía diferente desde el principio, tenías algo que el resto no y quería saber que era.
Esa llamada tuya aquel día viendo series en Netflix sin parar me sorprendió. Ver que, aunque no me conocías de nada me contabas tu día y tus aventuras por aquel camino que decidiste tomar para llegar más rápido y te perdiste, aún lo recuerdo muy bien. Eso me hizo sentirme en confianza, me hacías sentir como en casa, aunque tuve que pensar en cómo me hacía sentir estar en casa, tal vez era una señal para darme cuenta de que esto no acabaría bien, pero quería saber qué era eso que tenías, si bien mi intención al inicio no era enamorarme de ti porque prefería llevarme las cosas con calma y conocerte más, no me molestaba platicar todo el día contigo, porque cada que lo hacía me sentía con la mayor riqueza que cualquier persona podría tener; entonces sentía compasión de aquellos que no podían encontrarla.
Pocos días pasaron para comenzar a sentir atracción hacía ti, no solo física, ya sabes, algo más fuerte. Tal vez como el de dos almas que vinieron a este mundo para encontrarse.

Los días pasaron y cada día nuestras conversaciones y nuestra química fluían más, aún no me quedaba claro hacia dónde estábamos fluyendo, aunque tenía un poco de miedo, contigo iría a dónde fuera. Me sentía como un en sueño, tan irreal esa felicidad que sentía al estar contigo.
Después de algunos días, mi mamá ya conocía de ti, me hacía feliz que supiera el motivo de mi sonrisa esos últimos días, eso que tanto había querido por mucho tiempo parecía estar llegando, después de todo lo sufrido parecía ser que la persona que me daría el amor que merezco, había llegado, ¿quién no se pondría feliz por eso?
Las ganas de abrazarte incrementaban con cada día que pasaba y solo bastaron un par de llamadas para que por fin decidiéramos conocernos.

Ese día llegó más pronto de lo esperado.

¡Wooooooow! la emoción que sentí toda la noche, el cuerpo me hormigueaba por llegar a la terminal, verte y sentirte cerca.
Tu compañía, tu risa, tu sonrisa, tu pelo, tu suéter rojo, todo en ti era perfecto, me mantenías entretenido observando todo de ti mientras me contabas un poco más de sobre tu vida, y entonces me decías:
—Ahora habla tú, siento que yo hablo siempre.
Pero la realidad es que yo solo quería seguir escuchando todo lo que tenías para contarme, algo de un típico enamorado, supongo.
Comer contigo en esa cafetería, con esa música tan increíble de fondo y verte cantar y recrear los pasos de aquella canción, que ahora que la escucho, es traer al presente ese momento, es algo que recordaré por siempre, así como caminar hacia aquella imagen poco observable a esa hora del día de la Luna, tomado de la mano contigo mientras desesperados buscábamos el Uber donde regresaríamos.

Me gustaría tener más recuerdos de ese día, pero mi mente parece haber bloqueado esos recuerdos tiernos a tu lado. Solo tengo un par de fotos de tu carita sonriente sosteniendo tu frappé. Sí. Aún lo recuerdo, a veces pienso que es una maldición porque eso mantiene tu recuerdo en mi hasta hoy.

Hablemos de otro momento que me hizo sentir a salvo contigo. Ese abrazo antes de subirme al autobús, y ese "te quiero" que sorpresivamente me dijiste al oído, todo fue tan shockeante, no sabía si debía responder lo mismo, probablemente era muy pronto, creo que también tú lo sabías; ahora no sé porque lo hiciste. Ese tan cálido momento marcaría el inicio de una bella historia a tu lado porque, nadie me lo había dicho sin antes yo decirlo, me hizo caer y yo estaba contento por ello.
Aún no sabía cómo debía actuar contigo, sólo sabía que te queria a mi lado. En otras ocasiones sabía cómo actuar y que sentimientos demostrar, pero contigo era diferente, no sabía que decir ni que hacer, solo quería hacerte saber que tu cariño era correspondido y que, aunque tenía poco para darte, te lo daría con todo el amor del mundo.

Suena lindo, ¿no?

Me enamoré de ti con tal violencia, como la que sucede cuando te abalanzas sobre la cama al terminar el día escolar, pero esa caída sorpresivamente duró más y eso solo significaba una cosa, era que el golpe al finalizar iba a doler casi el triple.