CAEHAL #1 - Imperio Agilán

CAPÍTULO XVI: LA CONSUMACIÓN

—¿Demian? —inquirió Ilan al ver a su hermano quien apareció de entre las sombras con una espada en su mano. Ilan no sabía que él estaría allí y un poco de remordimiento llegó a su corazón.

—Ilan Miller, hermano.

«La vida para los hombres al abrir los ojos el primer día de su vida; se basa en la codicia y en el último exhalo de vida que dan es cuando se enteran de lo dañino que es aquel deseo. Lástima que se enteran demasiado tarde y a veces no logran obtener el perdón.». Pensó Mark mientras observaba a ambos hermanos a punto de definir quién sobrevive; reconocía su pronta muerte y ya no pensó en días o meses, sino que pensó en mediocres horas.

—¿De qué me acusas, Ilan? —consultó Mark quien se escondía detrás de la sombra de Demian—. No tienes el panorama completo y tomas decisión bajo esas bases falsas.

Ilan sonrió mientras observaba de manera exclusiva al emperador; ese momento y esas emociones que llegaron a su corazón al notar que él le tenía miedo; elevó su egocéntrico corazón, entonces miró su alrededor y todo se distorsionaba con su presencia, todo se salía de la normalidad; las paredes se agujereaban y daban paso a una densa oscuridad; los objetos se elevaban en el aire con lentitud y poco a poco estos se quebraban sin importar el material. Volvió a recaer la mirada en el emperador y después desencadenó todo el sentimiento de ira en una mirada hacia su hermano.

—¿Seguro que soy el único en tomar decisiones basadas en falsedades? La manipulación es tu peor enemigo, Demian. —Dio pasos suaves hasta llegar a estar frente a frente con su hermano—. Quítate de mi camino o también sufrirás las consecuencias de intentar detenerme.

El golpe que dirigió Demian hacia el rostro de su hermano tuvo la potencia de asesinarlo, pero aquel puño impactó frente a una pared transparente de cristal y ésta al quebrarse estalló en pedazos de distintos tamaños que viajaron con velocidad hacia el cuerpo de Demian y lo atravesaron; antes de que él rellenara su energía, Ilan le golpeó el rostro con la suficiente fuerza de expulsarlo fuera del palacio. Allí había quedado el emperador quien no tardó en hacerse a un lado por medio del correr y se cubrió con un escudo de luz que lo protegía de cualquier ataque oscuro.

—Enfréntate con la realidad, Mark. —Ilan una vez que estaba cerca del pueblo extendió su mano y de esta a lo lejos se pudo distinguir una esfera de oscuridad que comenzó a absorber con velocidad todo lo que estaba a su alcance—. ¿Por qué le mentiste a Demian?

—Una persona necesitada se adhiere a cualquier cosa que cumpla con su vacío.

—¡Abusaste de él! —vociferó Ilan con molestia y golpeó el escudo que protegía al emperador y este le quemó—. Eres un desgraciado.

El emperador sonrió porque había sentido la presencia de Demian quien entró con velocidad por el mismo agujero que hizo, tomó del cuello a Ilan y lo hizo impactar contra los pisos del palacio, hasta que este llegara a la plaza principal y de nuevo le golpeó el rostro; Ilan intentó cubrirse el rostro para así evitar más daños, pero su hermano le quitaba aquella protección de los brazos cada vez que lo hacía; ese encuentro duró unos minutos hasta que Ilan extendió su mano derecha para crear la espada de oscuridad y la enterró en el costado del cuerpo de su hermano, Demian gimió de dolor y fue lanzado por Ilan a unos metros de él.

—Demian, no quiero lastimarte más. —advirtió y se elevó en su lugar—. Dejaste que él te engañara y caíste demasiado bajo.

Todo el palacio se separó por secciones y estas comenzaron a flotar en distintas direcciones y dejó así expuesto al emperador quien miró temeroso a Ilan, él trajo aquel pedazo donde estaba Mark con sus manos como si tuviese algún tipo de cadena que atara cada extremo. Cuando se acercó lo suficiente entonces percibió que el escudo que se había ido y al parecer el emperador no lo notó; se ahorró las palabras; de inmediato la espada que tenía Demian atravesada en su cuerpo viajó hasta las manos de Ilan, seguido esto atravesó el corazón del emperador quien no pareció dar lucha con el tema de su muerte; Mark tomó del mango con algo de fuerza pues lo había clavado también contra el mismo suelo, no podía moverse con facilidad donde estaba. Ilan analizó muy bien la escena; sonrió y aseguró: