|02| Proyecto LL.M;

4K 323 16
                                    

02|02

Le di una mirada descontenta a Jennie, desde mi lugar en el asiento. Segura de que me quedaría ahí, cueste lo que cueste.

No pienso moverme, mucho menos después de lograr atraparla. Ella tomó mi esencia, la hice mía y ahora tengo que quedarme con ella para el resto de nuestras vidas. Para algo vine hasta aquí.

Yo no la busque, pero sí la encontré, y ella se adueñó de mi cabeza desde hace meses. Soy consciente de que me he enamorado de la doctora que me sonríe cuando la miro durante más tiempo del que soporta. Y como comparto su anhelo de multiplicarme como un conejo, no veo la razón de devolverme a aquel lugar.

No lograrían nada, no quiero a la otra.

—No te estoy preguntando, Lisa, tenemos que regresar —insistió. Ignorando mis deseos.

—Yo tampoco estoy preguntándote.

Sus ojos son oscuros, pero hay un brillo tan precioso en ellos que me cuesta no creer que son estrellas.

Ella me mira incrédula, no entiendo que pensaba que haría después de dejarme meterme en su coño, ¿huir?, ¿como una hija de puta?, nunca.

—No sabes los que estas diciendo, tu cuerpo se consumió por hormonas. —Por supuesto que lo sé, no soy tan estúpida, ciega ni sorda. Si voz se siente tan inestable que dejé en tela de duda qué tan segura está de lo que dice—. E igual, no puedes negarte, te buscarán por cielo, mar y tierra cuando se enteren que no estás. Y será peor cuando vuelvas.

—Estoy en todas mis facultades. —La doctora rodeó los ojos, un gesto que vi mucho de ella, fuera del vidrio se ve aún mejor—. Y no será peor, porque no volveré. Me quedaré aquí hasta que mi semilla brote.

Su rostro se entumeció en una expresión confusa. Cada pequeño detalle nuevo es digno para guardar y recordar siempre, Jennie es especial, porque yo la quiero.

—¿Tú semilla?

—La semilla que dejé en ti. En tu coño.

—Oh, no, no, no Lisa —su cuerpo se levantó envuelto en la sábana. Reprimí el deseo decirle que dejara la manta en la cama, ¿podía ser muy vulgar, incluso en un ambiente tan sexual?, no quiero que se cubra, quiero que se entregue, y parece que no quiere hacerlo como se debe—. Te dije que no puedo reproducirme contigo, no pudo tener bebés. Por eso te dije que lo hicieras co-

—¿Eres infértil? —la pregunta salió de lo más profundo de mi garganta, fui incapaz de creerlo—, imposible, me habría dado cuenta.

Los ojos de Jennie se abrieron, provocando que la luz que se filtra de la ventana los hiciera brillar. Comencé a temblar por la necesidad de volver a tocarla.

—No, tengo un pequeño dispositivo dentro de mi coño que no deja que tu semilla se plante.

—¿Por qué querrías eso? —mi voz saltó.

Miró al suelo unos segundos y respondió, apena mirándome a la cara.

—Bueno, no soy un proyecto para duplicar a mi especie, ya somos muchas personas en este pobre mundo.

—¿Y yo qué soy?

—No lo sé, exactamente por eso necesitamos que concluyas con el proyecto. No sabemos prácticamente nada de ti y tu raza.

Un poco inconforme por la respuesta, me levanté del asiento para caminar silenciosamente hacia ella, concentrada en sus ojos vagando por mi cara. Es preciosa, más de lo que había creído.

—Quiero meterme en ti —dije cuando estuve finalmente frente a ella, sintiendo su aliento estremecer—. Ahora.

El corte de consciencia que pude ver en sus ojos fue imprescindible. Tal vez confusión, o incredulidad, pero ella estaba peleando consigo misma por alguna razón. Se dificulta la vida intentando detener el puro impulso.

LL.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora