Parte 1: Principio

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"¿Cuando termina una historia?

Cuando el personaje principal muere."

T.C

Recorde, recostado en mi cama, enchufado a esa maldita máquina que aun me mantiene con vida, aquella vez que la vi en la estación de trenes de Edimburgo, Escocia. Ella se encontraba sentada en uno de los bancos que había en el andén, llevaba una pequeña maleta blanca, un hermoso vestido lila y unos de eso enormes sombreros que se usaban en primavera con un listón negro y con un embarazo de unos siete u ocho meses, ella pasaba sus manos por su estomago dando una pequeña sonrisa mientras sus mejillas se volvían rosadas en su blanca piel. Yo era un chiquillo que no sabía nada de la vida, torpe con las mujeres ya que no tenía una imagen maternal, donde iba a encontrar una, si en mi casa éramos cinco hombres, yo el menor, nuestro padre no se había vuelto a casar por respeto a nuestra madre, según él. Ella había muerto de una extraña enfermad para esos tiempos, la cual ahora me aquejaba y que ahora en estos años ya tenía nombre, cáncer. Yo no iba con mas que mis veintiún años encima, una guitarra y unas cuantas libras esterlinas que habían juntado mis hermanos y mi padre para mi viaje. Me senté al lado de ella esperando el tren de las seis y media, poniendo mi guitarra entre mis piernas todo nervioso, ella giro su rostro para verme y darme una pequeña y cálida sonrisa, sus hermosos ojos verdes me recordaron cuando mi madre me llevo a Ben Nevis y vi sus amplios campos verdes, quede maravillado con esos ojos libres.

-¿No eres algo joven para viajar solo o eres un músico errante? - Me pregunto ella, no sabía que responder, parecía casi de mi edad, así que con un leve tartamudeo le conteste.

-¡S-Sí!, quiero decir ¡no!, ha... -suspire al no encontrar las palabras correctas para responderle. Ella daba leves risitas al verme nervioso.

-Si soy un músico, pero quiero... quiero ir a muchos lugares para aprender más, escuchar bellas melodías y poder llevarlas a esas personas que no tiene el dinero suficiente para escucharlas donde es debido- dije viéndola fijamente a los ojos, sin dejar mi nerviosismo, el cual pensaba que en cualquier minuto mi rostro se ruborizaría tal tomate, ella no hacía más que sonreírme con una mirada amable, escuchando atentamente.

-Me encantaría escuchar algún día una de tus canciones, así que ¡estudia mucho! -me decía dándome ánimos, levantando sus frágiles manos en forma de puños y en sus labios rosados y deslumbrantes mostrando una gran sonrisa.

-¡Si quieres te toco algo ahora! -le dije entusiasta, recogiendo mi guitarra, pero ella me negó con la cabeza sonriendo y viendo hacia uno de los lados de las vías del tren.

-lo siento, me encantaría pero como vez, ahí viene el tren, será en otra ocasión- Vi donde ella estaba viendo y era cierto, el tren de las cinco venían rápidamente, dejando un hilo de humo por la chimenea y haciendo un fuerte ruido, la gente empezaba a pararse y a ponerse atrás de la línea esperando subirse, ella hiso lo mismo pero con dificultad. Me pare en frente de ella dándole mis manos como soporte mientras ella recogía su maleta y se arreglaba el vestido, la luz del sol hacia brillar su piel de porcelana y no pude evitar ruborizarme al sentir sus pequeñas y frágiles manos al apretarme las mías para pararse.

-Por cierto ¿A dónde vas? -le pregunte al ver su pequeña figura al dirigirse a la entrada del tren.

-No lo sé -me decía entre risas y sosteniendo su vientre- estoy huyendo.

No alcance a preguntarle de que huía, ya que el tren ya había llegado y ella ya había entrado, cerrando las puertas en frente de mi, la vi sentada junto a la ventana, se despedía de mí poniendo su pequeña mano contra el vidrio del tren con sus ojos diciendo adiós y buena suerte.

Su nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora