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One shot - Shinkami

El reloj marcaba las 12 de la madrugada.

Una hora la cual no es nada relevante para la mayoría de las personas.
Pero para aquel chico si lo era, el que el reloj marcará esa hora era muy relevante e importante para el.

Aquel chico de cabellos morados tomo un abrigo y salió de aquella habitación con sumo cuidado de no ser escuchado, una vez estuvo fuera, emprendió su camino hacia aquel lugar tan especial para el, solo para encontrarse una vez más con aquel chico de cabellos rubios y aquel mechón negro que tanto lo caracterizaba, pero al mismo, era un mechón que el pelimorado amaba.

Iría a aquel árbol de aquella colina dónde el rubio se confesó hace 6 años, dónde aquel árbol fue testigo de aquel gran amor que había empezado, también fue testigo de algunas peleas de pareja, pero al final terminaban reconciliándose, aquel árbol también fue el testigo de todas las lágrimas que Hitoshi derramó sobre él.

Por más de un año derramó lágrimas sobre el, derramó aquellas lágrimas de dolor y sufrimiento, las cuales fueron causadas por una persona, la única persona que había amado con tal intensidad como lo hizo con esa persona, y esa persona era Denki Kaminari.

Lloró días, lloró noches, lloró semanas y lloró meses por aquel chico eléctrico que había entrado en su vida como si se conocieran de años, lloró por aquel chico eléctrico del cual sin darse cuenta ya estaba enamorado, y lo peor de todo, lloró en silencio sin dejarse ayudar, sin dejar que las demás personas lo vieran en esa condición deplorable, sin querer recibir ayuda.

Ya que el sabía que aquel eléctrico regresarían a su vida, cruzaría la puerta de su habitación por las madrugadas diciendo que tenía insomnio y no podía dormir, una excusa perfecta para dormir en brazos de tu amado.

Hitoshi estaba seguro de que regresaría su amado rubio, pero la verdad de las cosas era otra.

Kaminari Denki había fallecido hace 3 años a causa de un ataque de un villano, un villano que los tomo desprevenidos en su día libre tomando una cita, un villano el cual causo mucho desastre, con el cual, chargetbolt no podía quedarse con los brazos cruzados y decidió ayudar a pesar de no tener su traje.

Ya que sabía que si no hacía nada, personas inocentes morirán, y sus principios eran, no dejar morir a nadie, así que quitándose su chaqueta que traía, decidió lanzarse a aquella lucha, dónde por un simple error que tuvo le costó la vida.

No, no había sido un error, había sido una decisión, y es que, una niña había quedado atrapada sin salida, y chargetbolt al verla ahí, corrió a su auxilio, pero al llegar con ella, el edificio comenzó a derrumbarse, no tendrían tiempo de salir de ahí, si no hacía algo el edificio los aplastaría a ambos.

Al alzar su mirada pudo ver la mirada de su novio con su rostro de preocupación, sabía a qué se debía ese rostro.

Sonrió, le dedicó una sonrisa llena de amor y de dulzura a su novio, junto con unos movimientos de labios, tal vez inentendibles para la mayoría, pero para aquel pelimorado lo fue todo.

"Te amo Hitoshi"

Fue lo último que susurro Kaminari Denki antes de usar su propio cuerpo como un escudo para proteger a aquella pequeña, sacrificando su propia vida para salvar la de la niña.

Lágrimas se acumularon en sus ojos, lágrimas lágrimas y más lágrimas, su vista comenzó a nublarse, sentía unas inmensas ganas de gritar, no tenía palabras específicas para gritar, y no eran necesarias, solo quería sacar aquel dolor que se acumulo de golpe.

Y no tardó mucho para hacerlo, un grito desgarrador salió de su garganta al ver cómo aquel edificio caía encima de su pareja, corrió, corrio hacia el tratando de salvarlo, pero fue impedido, detuvieron su carrera para salvar a el amor de su vida, pataleo, golpeó con fuerza y peleó para que lo dejarán ir, pero todos sus esfuerzos fueron en vano y solo pudo quedar destrozado en aquel suelo mientras lloraba inconsolablemente y gritaba.

Aquel día fue la primera vez que lloró tanto, tanto que su pecho dolía, tanto que aquel dolor quería arrancarselo desde las raíces, dolía tanto... Dolía tanto... Quemaba... Y es que toda la culpa la tenía kaminari.

El tenía la culpa por enamorarlo, por amarlo, por hacer que cada día fuera mejor a su lado, por amar incluso sus defectos que lo hacían perfecto, porque desde que Kaminari Denki había aparecido en su vida, todo era mucho mejor, y lo amaba, amaba que solo el pudiera ponerlo nervioso, amaba que la primera vez que tuvieron intimidad, el rubio estornudo llenando de saliva el rostro del pelimorado, a lo cual solo vinieron risas de parte de ambos.

Amaba todo de Kaminari Denki, y ahora solo eran recuerdos, recuerdos de aquella persona que aún seguía amando, recuerdos que nunca desaparecerían, recuerdos que seguían latentes en su memoria y en su corazón.

Y ahora Hitoshi estaba de camino una vez más a aquel gran árbol, sentandose en el pasto para sacar de su bolsillo, un collar que contenía dos anillos, anillos que eran de compromiso, porque si, ese mismo día que su amado falleció, fue el mismo día en el que pensaba proponerle matrimonio.

Saco aquel collar colocandoselo al rededor de su cuello para mirar hacia el cielo estrellado, sabiendo que entre una de esas miles de estrellas, se encontraba su estrella, porque Kaminari Denki se había vuelto la estrella que iluminó la vida de Hitoshi, y ahora estaba iluminando el cielo.

Nuevamente lágrimas volvieron a caer de los ojos de Hitoshi mientras sostenía con fuerza aquellos anillos, y es que aún seguía amando a  Kaminari Denki como la primera vez, el fue, era y seguirá siendo su primer amor, con el que tuvo demasiadas experiencias, su primer amor que amo con profundidad y sencillez, porque sí, con Kaminari Denki no hacía falta dinero para ser feliz, con Kaminari Denki bastaba estar en la habitación de alguno de ellos dos, mientras estaban acostados en la cama, dándose cariños mutuamente y diciendo cuánto se amaban, porque eso era suficiente para ellos dos.

"Hola cariño, te amo"

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Estaba aburrido y de mí aburrimiento salió esto, es la primera vez que escribo un one-shot, pero espero que les guste.

Créditos: Página que te avisa si la clase 1A sobrevive al ataque de manitas locas