Prólogo

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Un mundo mágico.

Se preparaban los guerreros para su pelea, se prepaban los sujetos con cuernos con una sed de sangre intimidante, se preparaba la raza humana lista para defender y conquistar.

Habían muchas dudas entre los habitantes, pensando como podrían estar seguros en aquel mundo oscuro, pero una voz angelical siempre rodeaba la gran ciudad, una ciudad de aspecto antiguo, digno de arquitectura gótica, remotamente del siglo XVII.

-Nuestra señora nos protegerá -exclamaba un ciudadano a sus hijos asustados por el continuo timbre de una alarma.

-¡Tenemos que correr hacía el refugio de nuestra señora -gritaba la madre de los niños preocupada.

-Tienes que llevarlos María, yo tengo que ir a apoyar a nuestra señora, ¡no podemos dejar que ellos tomen estas tierras otra vez!

-Yo los llevaré, tranquilo.

La ciudad era asediada por demonios.

Muchos habitantes peleaban, codo a codo con los guardias, caballeros y guerreros. Todo con el fin de poder defender su tierra y ciudad, era un lugar muy importante para ellos, porque era el lugar donde crecieron y ven crecer a sus familias día a dia.

La lucha era una carnicería, tenían que pelear con todo lo que podían, sobretodo contra aquellos demonios tan poderosos. En la agonizante pelea, se veían ojos, brazos y piernas ser arrebatados por los cuernos y garras de los demonios.

-¡No vamos a permitir que asesinen a nuestras a familias, van a morir sin piedad asquerosos demonios!

-¡Se arrepentirán de atacar nuestras vidas tranquilas!

-Vuelvan a su cueva de mierda, demonios inútiles.

Todo tipo de comentario era exoresado por aquellos guerreros dispuestos a pelear con sangre.

Habiendo tantas bajas humanas y menos demoníacas, un aire fétido e inmundo rodeaba la ciudad, junto con el calor de las casas incendiadas, sólo se podía observar un panorama traumatico. Los heridos rodeaban las murallas resistentes con caras de dolor, intentando desesperadamente poder aplicarse a sí mismos un torniquete, como vendas en los ojos arrancados.

Una pelea larga y sanguinaria.

Nadie entendía porque los demonios tenían esa naturaleza, pero la verdad es que eran mucho más fuertes y sádicos que cualquier otra raza.

En el campo de batalla se veían muchos demonios con collares, amuletos o decoraciones en sus ropas, todo hecho con partes de humanos, lo que para todos los humanos transmitía una sensación muy incomoda poder observar como para ellos eran un simple trofeo el arrancarte los dientes con sus dedos, o una simple oreja.

En el inmundo panorama, se asomaba lo que parecía ser una sombra infantil, este peculiar espectro tenía lo que se asimilaba como cuernos, era un misterio el porqué un infantil se interesara en observar tal masacre, a menos claro, que en realidad era nada más que el causante.

El joven demonio, se hacía presente en el ataque que ordenó, un prodigio en su generación que con sólo sus palabras, pudo convencer al reino demoníaco que esta ciudad era un peligro con bomba de tiempo.

El joven demonio sonreía ante la masacre mientras le hablaba al nauseabundo aire.

-Esta fue la venganza perfecta, todo fue culpa de ustedes, intentaron humillarme cuando quise ayudarlos a expandir su mente, claramente no están preparados para vivir en sociedad, sino es para servir a mi sociedad.

Después de una extensa pelea en la gran ciudad, sólo quedaban escombros de los cuarteles y refugios que usó la gente, tanto para esconderse como proteger a sus familiares. Los pocos sobrevivientes sólo podían vomitar al entrar en desesperación por encontrar a sus familias, personas que en su gran mayoría, solo quedaban las mitades de sus cuerpos.

El mundo mágico del elegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora