Chills - Escalofríos 1

Los Bebés Del Agua

—Cariño, vamos, por Dios...—Arrastro mi mochila hacia la puerta del garaje con gran esfuerzo esperando que Dick baje su macuto y subamos al coche.—Todo esto lo has planeado tú y me tienes aquí esperándote. Al final me tendré que ir sin ti.

—¡No me presiones! Ya voy.—Dick aparece por la puerta con una mochila de acampada tan grande que es prácticamente de mi tamaño.—Que conste que bajar esta mierda por las escaleras casi acaba conmigo—Deja la mochila junto a la mía y suelta un suspiro algo exagerado mientras la señala.—Estas cosas deberían ser ilegales—Sigue mientras coloca mi mochila en la parte de atrás del coche. Le ayudo a subir la otra mochila y conseguimos, no sin un gran esfuerzo, dejarla en el maletero y finalmente cerrarlo.

—Tienes toda la razón—digo sarcástica—Es la mochila asesina.—Le vacilo un poco.

—Ja ja, que graciosa, ya me gustaría verte a ti cogiendo esa mochila.

—¡Eh!—digo dandole un empujón amistoso en el hombro—No es justo, yo no elegí mi estatura.—Él se ríe y subimos al coche. Es un todoterreno negro, lo mejor para un viaje al campo o adonde sea que vamos, conecto mi teléfono al coche y por los altavoces comienza a sonar mi playlist de conducir.

—Es ridículo que tengas una lista de musica para cada situación—se queja Dick—Ademas, no estas conduciendo tu.—Dice toqueteando el volante.

—Primero: no tengo una lista de musica para todo, solo unas cuantas.—Dick me interrumpe y disimula como si estuviera tosiendo para decir "27 listas", que sutil. —Segundo: Cuando nos conocimos yo iba escuchando musica y en nuestra primera cita te dije lo importante que era para mi, y por si no lo recuerdas, me dijiste algo así como: "Eres preciosa y tu pasión por la musica es admirable. Me hace quererte aun más."—Dick sonríe recordando los momentos que he enumerado y me besa la mejilla. Le devuelvo la sonrisa y le digo que se centre en conducir. Comienza a sonar "I Know Places" de la gran TT y no puedo evitar dejarme llevar por la musica y comenzar a cantar dedicándoselo a Dick, fue la canción que me cantó para recuperarme después de cometer una cagada increíble y no pude impedir que eso me conquistara, el se ríe pero aun así veo en su cara lo bien que lo esta pasando. Esta en la fase de negación en cuanto admitir que le gusta Taylor Swift, ya lo superará. Llevamos ya unas dos horas de viaje, todo autopistas hasta ahora, pero se ha salido por un desvío que me da la sensación de que no es muy legal. Las vallas de la autopista estaban rotas, como si un coche hubiera entrado a la autopista por ahí, eso da algo de mal rollo. Un coche huía despavorido del lugar al que nos dirigimos, ¿qué pudo darle tanto miedo para jugarse la vida así? Y lo más importante, ¿Por qué cojones estoy dejando que me lleven en esa dirección?

—Dick, para.—Le digo seria pero ya estamos metidos entre la maleza de este maldito camino siniestro.—Da la vuelta, me quiero ir.—digo revisando todo por sí hay algo cerca del coche.

—Hey, calma, ¿qué pasa Quinn?—Pregunta bajando la velocidad del coche.—Ya estamos llegando, es un sitio precioso. Muchísimo prado y un lago increíble.

—¿Has visto las vallas de la autopista? Alguien salió echando cojones de lo que hay mas adelante por este camino. Por no mencionar que, uno, nadie sabe dónde estamos, dos, este camino no esta registrado en ninguna parte y si nos pasara algo nadie lo sabría, y por último—digo marcando cada una de mis palabras para que de la maldita vuelta.—Me llamo Quinn Ackerman y tu Dick Grey.

—Lo de las vallas probablemente lo hizo algún borracho y tienes razón, nadie sabe dónde estamos pero estamos juntos y llevas siempre encima el móvil que puede mandar un mensaje de emergencia en cualquier momento con nuestra localización con un margen de error de treinta metros. Treinta metros en el prado en el que vamos a acampar no es nada, es todo césped, los únicos arboles que hay son algunos arbustos junto al lago. Además de que los lugareños mayores conocen este sitio. Y, ¿qué narices tienen que ver nuestros nombres en esto?—Termina el confundido y por fin, parando el coche, justo donde se abre un prado gigante con un hermoso lago.