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-¡Vamos, Alisa! Estamos cerca -Ash la tomó del brazo guiandola entre los callejones

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-¡Vamos, Alisa! Estamos cerca -Ash la tomó del brazo guiandola entre los callejones.

Mientras seguían avanzando, podía escuchar los gritos de los cazadores siguiéndolas desde cerca. Estaban por alcanzarlas.

Un hombre gritó y se lanzó contra ellas.

-¡Ash! -gritó una Alisa muy asustada.

Pero la mencionada fue mucho más rápida que el hombre: Lanzó el hacha que llevaba en manos y le dobló la muñeca. El hombre aulló de dolor y fue el momento exacto que Ash utilizó para saltar y enrollar sus piernas en su cuello.

En un parpadeo, el hombre calló sin vida después de que Ashleby le hubiera doblado el cuello por la fuerza que empleó.

Otro hombre con capucha roja, al ver lo que había hecho, se precipitó con espada en mano. Con su velocidad mejorada, Ashleby tomó el hacha del piso deteniendo la espada que iba directo a su corazón, le dió una patada en el abdomen y le encajó el hacha en el hombro.

La sangre le saltó al rostro.

El grito fue igual de fuerte que el del hombre anterior, pero ya era tarde, se estaba desangrando y probablemente ya estaría muerto para cuando lo encontraran.

Alisa, quien se había limitado a ser una expectadora, estaba hecha un ovillo en una esquina.

-¿Cómo aprendiste a hacer eso? -preguntó desconcertada, cuando su hermana la tomó de la muñeca en busca de su familia.

Ashleby suspiró.

-Una vez te dije que debíamos estar listos para todo -le dijo-. Vamos, deben estar cerca.

La condujo por un callejón oscuro, por el que nadie más las seguiría. Las guió a ambas, hasta que los pies de Alisa se clavaron en el piso y se detuvo abruptamente.

-Alisa, no es momento para esto... -Miró como la mano de su hermana comenzaba a brillar con una fuerza tan grande que iluminó todo el callejón.

Se puso tan pálida como la cal.

Alisa jadeó en busca de aire, tratando de tomar una estabilidad que la había abandonado en cuanto la luz se hizo presente. Ash la tomó de los hombros, tratando de que reaccionara.

-La chispa -susurró con miedo. Sus ojos estaban abiertos de par en par-. Tienes la chispa. Por Satanás, Alisa. Esto es malo.

-¿La chispa? -preguntó confundida.

Ashleby negó con la cabeza.

-¿Cuándo llegó a ti?

-No lo sé.

-¿Estás segura de no saberlo? -le preguntó con el ceño fruncido- No debes decirle a nadie sobre esto. Jamás. Ni siquiera a la abuela.

-Es que no lo entiendes -le dijo Alisa con angustia-. Me están pasando cosas extrañas. Veo cosas que nunca había visto.

La Elegida de la Noche || Lars de DracasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora