Capitulo 4

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Esta mañana ha sido extraña y subidita de tono, Armando no paraba de decirme gustos de José, y encima le pide que mañana me lleve a su casa para hacer el trabajo, traman algo y me asusta para qué mentir.

Tumbada en mi cama, pensando qué hacer si ir al gimnasio o no... estoy demasiado nerviosa como para entrenar, pero el deber me llama, me pongo en pie, cojo mi mochila y me pongo en dirección al gimnasio.

Saludo a Antonio, que es uno de mis entrenadores y me pongo en marcha, sudando como una desquiciada, termino mi entrenamiento, me voy directamente a la ducha y me pongo guapa, espero que todo salga bien, estoy nerviosa por lo que pueda pasar dentro de minutos.

La mirada de Antonio cuando salgo del vestuario hace que me sonroje, si tan solo llevo puesto unos vaqueros, una camiseta manga corta básica blanca y mis converses blancas, voy sencilla no entiendo a qué viene esa reacción después de tanto tiempo cuando ocurrió lo nuestro, solo fueron cuatro refregones y cuatro besos, no fue nada...

-¡Joder!, estás muy guapa Raquelita.-Dice Antonio mirándome

-Gracias, pero solo llevo unos vaqueros y poco más.

-Sí, pero esos vaqueros dejan poco a la imaginación con esos agujeros en toda la pierna.-Se refiere a mis vaqueros rotos.

-Eso será para ti cielo, eres demasiado pervertido...Solo son unos vaqueros rotos...

-Lo que tu digas borde.-Dice alejándose

-Acuéstate anda...

Salgo del gimnasio y me falta el aire, en cuanto estoy en la calle, me encuentro con un José Andrés enchaquetado con una chaqueta de cuero marrón, unos vaqueros desgastados, su pelo ligeramente despeinado y apoyado en su moto con las piernas cruzadas, ¡joder!, ¿se puede ser más sexy?.

-Hola preciosa.-Se acerca a mí y me da dos besos.

-Hola.-Digo algo nerviosa.

-Toma.-Me dice dándome un casco azul.

-Estás loco, si piensas que voy a subirme en esa moto.. 

¿Qué pasa que tienes miedo?.-Dice sonriéndome de medio lado

-No, para nada, solo que no te conozco y no sé cómo conduces  ni nada.

-Confía en mí, ponte el casco que nos vamos.-Dice montándose en la moto

-¿Dónde vamos por cierto?.-Le digo colocándome el casco.

-Eso es sorpresa...-Dice poniéndose el casco.

-Con que sorprendiendo desde el minuto cero.-Digo mirándolo.

-Me ofendes niñata, ya me conocerás soy así.-Dice con chulería.-Sube.

Hago caso y me subo en la moto, agarrándome en su barriga y sintiendo sus abdominales perfectamente definidos.

-No me ahogues por favor, tengo que conducir sin presión, agárrate mejor aquí.-Dice levantándose la chaqueta y poniendo mis manos en sus abdominales, que ya comprobado son espectaculares.

El sonido de la moto sale a relucir y nos ponemos en marcha a algún sitio que este hombre me lleve. Al llegar a nuestro destino, veo que nunca he estado aquí, es un parque con mucho verde, varios bancos de madera y a cinco segundos bajamos unos escalones y estamos en la playa, absolutamente precioso.

-Ya hemos llegado.-Dice bajándose de la moto y amarrando los cascos a la moto, nos dirigimos hacia un banco que está a 6 metros de la playa.

-Esto es precioso.-Digo emocionada.

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