Cejas y Fresa con Limón.

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Debía seguir el cuervo, el cuervo la llevaría hasta su maestro.

Todavía se encontraba asimilando el hecho de que los cuervos hablaran, quiso intentarlo con otra clase de aves, pero todas huían y el cuervo del patrón solo la observaba con preocupación ante lo ridícula que se veía, por eso le aclaró que no todas las aves poseen esa habilidad. Mitsuri tenía curiosidad de saber cómo era su maestro, se imaginaba a hombres mayores de todos los tamaños y contexturas, eran señores entre los cuarenta y sesenta años.

El camino a pie no era largo, lo que lo hacía largo era la soledad, el cuervo no le hablaba y tampoco hablaría sola, así que se mantuvo pensando en cómo sería su maestro, luego cantó alguna canción mental y repasó mentalmente algunas danzas aprendidas. En el camino pasaron por algunas casas cercanas, luego por el bosque, algunas fincas, luego bosque, fincas, bosque y más fincas, finalmente, para antes del atardecer, estaba caminando cerca de una finca aún con sus pensamientos en otra dirección siendo el sonido de una escoba la que la hizo volver en sí, entonces se encontró con un muchacho más bajo que ella, mismo que estuvo viendo por un momento hasta que él sintió su mirada y la miró confundido.

—¿Hola? —le dijo él aferrándose al palo de la escoba.

—Uhm... hola...

—¿Puedo ayudarle en algo, señorita? —un aleteo hizo que el joven enfocara la vista en el cuervo que la acompañaba —¿Un cuervo kasugai?

—¡Caawww! Es Kanroji Mitsuri. La tsuguko de Rengoku Kyojuro.

Senjuro se relajó notablemente al saber esa información y agradeció al cuervo por guiarla exitosamente hasta su finca, de haberse tardado más quien sabe lo que habría pasado.

—Es bueno que hayas llegado con bien —le sonrió leve —. Me llamo Rengoku Senjuro, el menor de la familia, es un gusto conocerla, señorita Kanroji.

—¡El gusto es mío, Senjuro-kun! —le sonrió cálidamente haciendo que el chico se sintiera en confianza.

—Ven, pasa —dejó que ella entrara primero y luego lo hizo él, mientras caminaba le echó un vistazo rápido —. Mi hermano será tu maestro, pero él no está ahora mismo en la casa. ¡Está en una importante misión! Sin embargo, me pidió que te diera la bienvenida y que te hiciera sentir como en casa.

—¡Qué amable es el maestro! —la pelirrosa unió sus manos encantada con un ligero sonrojo en sus mejillas por la preocupación del maestro hacia ella, pero luego bajó la mirada al menor —¿Estás solo en esa gran casa?

—Sí. Justo ahora lo estoy —respondió encogiéndose de hombros —. Los empleados no se quedan por mucho tiempo, lo cual está bien, sé mantenerme por mi cuenta —explicó para que no se preocupara por su edad —. ¡Ahora! Si se refiere a la familia, vivo con mi padre y hermano mayor, pero mi padre tampoco está... —respondió un poco incómodo.

—Entiendo, ¿y tu madre? —el menor volteó a verla seriamente y suspiró triste.

—Ella murió cuando era pequeño —la pelirrosa se llevó las manos a la boca del asombro, no esperaba eso.

—¡Lo siento mucho, Senjuro-kun! —se apresuró en hacer una reverencia de disculpas.

—No tiene que hacer eso, señorita Kanroji. Eso pasó hace unos años, la extraño mucho, pero al menos ya no duele como en los primeros días.

—No puedo imaginar por lo que pudieron pasar —quería contarle que su familia estaba completa y que por eso no entendía por lo que pasaba, pero no lo creyó conveniente, se verá presumida y no quiere eso.

𝘍𝘰𝘳𝙚𝙫𝙚𝙧 𝘠𝙤𝙪𝙧𝘴. (RenMitsu/KyoMitsu) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora