Capítulo 9 (Editado)

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Capítulo 9

BARAN

Aun sentía el calor de su piel en las yemas de mis dedos, la forma en la que se erizaba bajo mi toque y como susurró mi nombre con esa voz tan suave que por poco me obligaba a ponerme de rodillas ante ella. Era una bruja, una maldita bruja que se las había ingeniado para meterse en lo más profundo de mi piel sin yo poder negarme a nada. Aun no creía como se me ocurrió la estupidez de dejarme llevar y terminar en la cama con Khata, simplemente pasó y ahora no podía dejar de pensar en eso. Su mirada al confesarme como deseaba una familia y yo desde siempre viéndola con otros ojos, negándome a poner de mi parte para cumplir su deseo. Sé que no era mi culpa la vida que le había tocado vivir desde su nacimiento, pero si era mi responsabilidad todo el sufrimiento que tuvo que soportar al llegar a la hacienda.

El sentimiento me ganaba y me hacía actuar como un imbécil, y ahora no sabía cómo actuar frente a ella. Me dijo que no me veía como un hermano, pero todo era a causa de mis acciones, por jamás haber parado el deseo que crecía en mi interior y lograr con eso que las cosas funcionaran. Tenía que parar, por mucho que deseara tocarla y por más que me enloqueciera su presencia, debía parar de una vez por todas. No era justo para ella y no era justo para mi darle el poder de volverme loco con tal facilidad.

Me encontraba sentado en el despacho, con la puerta y ventanas abiertas para que entrara un poco de aire fresco ya que la lluvia de la noche anterior había alborotado el calor y parecía que me encontraba en el mismísimo infierno. Necesitaba instalar aires acondicionados cuando antes porque era un hecho que no aguantaría tales temperaturas por mucho tiempo. Puede que mi padre estuviera acostumbrado al clima tan cambiante del pueblo, pero yo definitivamente no. Los pasos en el pasillo me hicieron saber que Khata ya había llegado de la escuela. Quise salir a buscarla y preguntarle cómo le había ido, si se habían vuelto a meter con ella o si necesitaba ayuda con alguna tarea, quise, pero no lo hice y en el fondo sabía que era lo mejor.
Las horas pasaban y yo no dejaba de revisar los papeles acumulados en la última semana. No niego que el puesto me gustaba, pero era sumamente agotador. Salí del lugar solamente para ordenar que me llevaran el almuerzo al despacho y me concentré en el trabajo acumulado lo más que pude. Darme cuenta de la cantidad de negocios que tenía mi padre me sorprendió un poco, y el saber que llevaba todo perfectamente solo lo hizo aún más. Ahora todo estaba en mis manos y tenía que buscar la manera de que todo siguiera tal cual él lo había dejado. Pensar en ese me ayudaba a distraer mi mente y con eso podía mantener a Khata alejada de mis pensamientos, aunque sea por unas horas.
Tocaron la puerta del despacho un par de horas más tarde.

—Adelante. —hablé sin quitar la vista del ordenador.

Me había llegado un correo en donde me avisaban que mis papeles de la universidad ya estaban disponibles para retirar. Había tenido que congelar mis estudios estando en el cuarto año de ingeniería y no negaría que me daba un poco de pesar, pero ya estaba hecho, mi vida estaba aquí.

—La señorita Rosío lo espera en el salón. —Julio, el capataz de campo, me avisó una vez había puesto una fila de papeles sobre el escritorio. La muerte de mi padre había sido un golpe duro, pero no había ocasionado ninguna pérdida económica porque los negocios seguían de igual manera—. ¿Quiere que le diga que suba?

—No, Julio. —me masajeé la frente con cansancio. La falta de sueño me estaba comenzando a hacer una mala jugada—. Bajaré, necesito salir de estas paredes o me volveré loco en cualquier momento.

Asintió sin decirme nada mas al respecto y tampoco era como si lo esperara. Sabía mi posición frente a ellos, era el nuevo jefe y me tenían respeto, pero nada más. Seguramente entre ellos hablaban cantidad de cosas para nada agradables de mí y la verdad era que me tenían sin cuidado.

Khata © (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora