C A P I T U L O 1

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— Amor, ¿te parece si hoy comemos juntos?—, pregunto Dominik mientras caminábamos por los pasillos.

— Me encantaría preciosa pero tengo práctica —, dije mientras me detenía y acariciaba su mejilla.

— Oh, es verdad, bueno al menos dime qué irás a mi casa después—, menciono haciendo un puchero que la hacía ver de los más adorable.

— Por supuesto que sí linda, necesitamos tiempo a solas —, dije con una cara bastante sugerente y sus mejillas adquirieron un tono carmín haciendo me sonreír por lo tierna que es.

— Basta, me avergüenzas —, dijo dándome un ligero golpe en el brazo mientras sonreía.

Luego de charlar un rato revise la hora de mi reloj y me di cuenta que ya era algo tarde, tenía que correr si no quería problemas con el entrenador.

— Ou, linda sabes que adoro pasar tiempo contigo pero voy tarde así que me voy —, dije mientras le daba un beso en la frente —Te amo.

— Yo te amo mucho mucho más, nos vemos —, dijo mientras se alejaba sacudiendo su mano.

En cuanto se fue gire sobre mis talones y empecé a caminar a prisa con destino al gimnasio, al llegar cambie rápido mi uniforme y empecé a calentar con los demás.

Mientras lo hacíamos Tyler y Thomas hablaban de lo atractivas que eran las porristas puesto que las teníamos enfrente mientras practicaban, siendo honesto no era de mi interés su conversación, yo ya tenía a mi chica especial y no necesitaba a nadie más. O eso creí.

Hasta que una pelinegra de no más de 1.60 giro sobre sus talones dejándome ver a la chica más hermosa que he visto, era la perfecta mezcla de lindura con sensualidad que me dejó hipnotizado.

Lo peor fue cuando chocamos miradas, me perdí completamente en sus preciosos ojos cafés y se que ella también lo hizo con los míos.

Ella reaccióno primero que yo, cuando se dio cuenta de la situación me escaneo de pies a cabeza descaradamente y luego su vista regreso a mis ojos con una mirada de satisfacción por lo que tenía frente a ella, antes de que pudiera salir de mi trance volvió con las demás porristas no sin antes regalarme una sonrisa de lo más coqueta y un caminar que me dejó atontado unos cuantos segundos.

Durante todo lo que resto de la práctica trate de convencerme que ella era una chica más y ya, además, yo ya tengo una vida hecha con mi chica, sin embargo, mi curioso corazón me traicionaba y mi atención volvía a ella una y otra vez.

Aunque no era el único, ella dejaba en claro que le había gustado pues mientras bailaba tenía ciertas acciones que dejaban en claro sus intenciones.

Lo confirme cuando acabó la práctica y aquella pelinegra se acercó a mi con esa mirada atrayente.

— Hey, ¿Eres Oliver Taylor, cierto?—, pregunto mientras jugaba con su cabello. Dios, era mucho más hermosa de cerca.

— Oh, si, ¿Tú eres? —, trate de sonar indiferente sin embargo mi voz delató completamente cuánto interés despertó en mi.

— Soy Geraldine, Geraldine Smith —, contesto mientras nos dábamos una sonrisas bastantes significativas. Ella lo sabía, yo lo sabía, eso no era más que el inicio de nuestra historia.


T U P O S T U R ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora