C A P I T U L O 2

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Narra Geraldine

Estar charlando con él era como un sueño. Me sentía gustosamente abrumada por el aura tan varonil de su postura, la cual contrastaba con la dulzura de su mirada parecida a la de Bambi, y esa peculiar sonrisa semejante a la de un conejito.

Los coqueteos correspondidos, la fluides tan buena de nuestra conversación me hizo ver qué no le era indiferente en lo absoluto, además  sentí una conexión inexplicable que hacía a mí corazón latir bastante rápido.

Al darme cuenta de esto, un pensamiento rondaba mi mente una y otra vez. Lo quiero, quiero que sea mío y de nadie más.

Desde el primer día que lo vi me gustó, lo admito, sin embargo nunca había tenido la oportunidad de estar con él así de cerca.

Además, Dominik, al principio pensé que ella no sería un problema pero resultó que su relación iba más allá, habían sido mejores amigos desde muy pequeños y luego se volvieron pareja, el cliché perfecto. ¿Cómo se supone que competiría con eso?

Sin embargo el destino me lo puso en frente y no pienso dejar pasar está oportunidad, no me importa que haya una Dominik de por medio, no me importa que no sea moralmente correcto, mi único objetivo es hacerlo olvidar que alguna vez la amo a ella.


[....]


Nuestra charla se terminó extendiendo bastante, dos horas llenas de disfrazados coqueteos mutuos, realmente nos llevamos bien por lo cual el propuso que intercambiemos números y por supuesto, yo acepte gustosa.

— Oh, ay no, es tarde, había quedado de ir a casa de mi... Novia —, dijo el con un mezcla entre preocupación e incómodidad por haber la mencionado.

Fue inevitable no rodar lo ojos por su mención sin embargo no deje que viera mi expresión de fastidio y en cambio le mostré una sonrisa de lo más falsa.

— No te preocupes por mí, ve con ella, yo tengo que ir a casa, tendré un cita con un chico y necesito verme linda para el —, dije con "emoción" en mi voz, en cuanto mencione eso noté como se tenso a lo que sonreí con satisfacción.

— Pues espero que te vaya bien —, dijo con expresión bastante seria. — Adiós —.

Estaba a punto de irse hasta que lo tome de la muñeca deteniendo su acción. Me miro con cara de confusión.

— Espera, te vas sin algo importante —, mencione con una sexy sonrisa, a penas termine de decir eso tome su rostro entre mis manos para darle un beso casi en su mejilla, pero sobre todo en la comisura de sus labios algo así como una media luna. Él se quedó estático pero en cuanto reacciono hizo lo mismo conmigo.

— Me encanto hablar contigo —, dijo susurrando en mi oído lo cual me hizo delirar. Nos separamos y después de compartir sonrisas cómplices me fui con la cabeza en alto emanando seguridad a cada paso que daba mientras sentía su mirada en la espalda. O quizás... más abajo. 


[....]

Apenas cruce la puerta del baño del instituto mi expresión paso de ser una seductora y segura a una adorable sonrisa llena de felicidad acompañada de un chillido de emoción que fue correspondido al instante por mis dos amigas, Roseanne y Giselle.

— No tienen idea de lo feliz que me siento — dije mientras retocaba mi maquillaje. — El es increíble y tenemos muchas cosas en común —.

— Definitivamente harán linda pareja — dijo una Roseanne entusiasmada.

— Les recuerdo que tiene pareja, ten cuidado de salir con tu corazón roto —, menciono una preocupada Giselle mientras me abrazaba.

— Oh, vamos, no seas aguafiestas, ¿A caso no lo viste? Se la pasó toda su práctica babeando por ella, es obvio que le interesó —, dijo Roseanne. — Además nuestra amiga es linda en todos los sentidos, Oliver no podrá resistirse "así ame mucho a su novia"— menciono con burla lo último.

— Roseanne tiene razón, tarde o temprano lo tendré para mi solita —, dije admirando lo hermosa que soy en el espejo.

— No estoy convencida de lo que haremos pero como tú mejor amiga en vez de juzgarte, estaré aquí para apoyarte siempre —, dijo ganándose un fuerte abrazo de mi parte y segundos después de Roseanne.

Después de haber pasado toda la tarde con las chicas, volví a casa a eso de las nueve, hice todo lo que tenía que hacer y a las once estaba lista para dormir pero me ví interrumpida al recibir una notificación, al ver de lo que se trataba mi corazón se altero gustoso por lo que veían  mis ojos.

Oliver
— Preciosa, ¿Qué me hiciste? No he dejado de pensar en ti.




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